En 2013 Sucunza ganó el II Certamen FECYT de Comunicación Científica, en la categoría amateur, con el artículo 'Productos naturales: cruce de caminos entre química y medicina'. Os dejo la entrevista a la espera de vuestros comentarios.
P.: Ha elegido 25 ejemplos ilustrativos de sustancias naturales para mostrar en este libro el impacto que estas han tenido a lo largo de nuestra historia. ¿Qué criterio siguió para elegir justo a estas 25 de entre las candidatas a formar un libro de corte divulgativo como este?
R.: Mi primera intención siempre es elegir historias atractivas para el lector. Mi suerte como autor es que el mundo de los productos naturales está repleto de ellas. Por eso, he elegido las sustancias de este ámbito que creo más representativas (morfina, aspirina, quinina, cocaína, caucho, etc.), y que se hubiesen echado en falta de no haber estado incluidas, más alguna otra que son debilidad personal. También he intentado que esas historias se complementen entre sí, y que no haya elementos repetitivos en ellas.
P.: He creído ver que siguen cierto orden cronológico, comenzando con las especias y el Maluco. Justamente este mes de septiembre se cumplen 500 años de la circunnavegación al globo. Háblenos de ese orden y de esta efeméride tan importante y con tanta repercusión no solo en 1522.
R.: Así es, y tiene que ver con esa complementariedad de la que hablaba antes. El libro contiene 25 capítulos que se pueden leer independientemente porque cada uno habla de una sustancia diferente. Pero al leerlos en conjunto se ve esa progresión temporal, y a través de ella he intentado contar cómo ha ido cambiando nuestra sociedad y nuestra relación con las drogas, fármacos y venenos. El comienzo de la Edad Moderna me pareció un buen punto de partida porque es el momento histórico en el que todas las sociedades humanas pasan a estar conectadas, en el que se produce una primera globalización. Y la Expedición de Magallanes-Elcano es uno de los puntos culminantes de este proceso, que se inició con la búsqueda de nuevas rutas para llegar a las Islas de las Especias.
R.: Sí, desde luego el ansia de poder y riquezas es un gran motor histórico, así como fuente de muchas tropelías. Lo vemos en todas las épocas y lugares, y en el libro se relatan varias. Desde la búsqueda de las especias en la Era de los Descubrimientos hasta el narcotráfico actual, pasando por la producción azucarera basada en el trabajo esclavo y el comercio del opio o el caucho, existen un montón de nexos comunes en todos esos procesos protagonizados por la codicia humana.
P.: Me han llamado la atención las fotografías, carteles y el material gráfico que se acompaña entre las páginas. Los medios de comunicación también han tenido su papel coprotagonista en estas historias. La buena imagen del tabaco, por ejemplo, o la del sulfato de anfetamina “adelgazador”. Coméntenos ese cuarto poder desde la perspectiva histórica de su libro y en la actualidad.
R.: La editorial Guadalmazán ha hecho un gran trabajo a la hora de acompañar los textos con imágenes ilustrativas y he quedado muy contento con la edición final del libro. En cuanto a la publicidad, qué duda cabe que modula nuestro consumo, para bien y para mal. En los dos ejemplos que comentas para lo segundo. La industria tabaquera ocultó durante décadas las evidencias crecientes que iban apareciendo sobre el efecto del tabaco en varios tipos de cánceres, y al mismo tiempo promocionó su producto entre los jóvenes para ganar nuevos clientes. Por esa razón, más adelante tuvo que pagar indemnizaciones millonarias en EE.UU.
P.: España de una u otra manera está presente en varios de los capítulos de Drogas, fármacos y venenos. Quizá las y los lectores descubran nombres y apellidos no muy conocidos aunque vinculados a grandes descubrimientos para la sociedad. Habrá a quien le suene (o no) un tal Celestino Mutis por los billetes de 2000 pesetas, sirva como ejemplo. Háblenos de esos “rescatados” en este libro.
R.: Solemos considerar a nuestro país como un retrasado perpetuo en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en una imagen en exceso negativa. También hubo luces, sobre todo en los siglos XVI, XVIII y XX. El problema es que no solo no se reivindican, sino que además las hemos olvidado. ¿Quién conoce a Nicolás Monardes, Francisco Hernández de Toledo, José Celestino Mutis o Hipólito Ruiz? Fueron grandes nombres de la ciencia de su tiempo y merecerían mayor reconocimiento.
P.: Si alabo el inicio expositivo de sus capítulos, le siguen a la zaga los finales. Me ha dejado un tanto intranquilo el titulado Lágrimas de látex. Esa espada de Damocles que supondría una escasez del látex para la economía mundial, por algo tan curioso como un hongo, más allá del paulatino agotamiento de las reservas de petróleo. ¿Tan importante es el látex y su producción está tan amenazada?
P.: Al final del libro hay una interesantísima reflexión, varias, en realidad. Me refiero a que nuestra farmacopea actual solo es accesible para los habitantes del primer mundo (incluso me atrevería a decir que para una parte de esta). La medicina moderna no está reñida con la tradicional e incluso en Drogas, fármacos y venenos comprobamos que muchas sustancias ya eran conocidas por el hombre del Neolítico o por los animales en su estado salvaje. Los mitos y las leyendas quizá no son cosas del pasado, ahora quizá se llamen fake news, sobre todo en lo que se refiere a la salud. ¿Qué nos comentaría a este respecto como colofón de su libro?
R.: Mi libro trata sobre el impacto histórico de los productos naturales, por tanto, hablo de sustancias que se encuentran en la naturaleza. Durante gran parte de la historia del ser humano esta fue nuestra única fuente de remedios para preservar nuestra salud, pero desde hace algo más de un siglo ya no es así. Hoy en día, millares de moléculas inéditas son construidas en los laboratorios químicos con la esperanza de que se conviertan en la base de nuevos medicamentos, de tal forma que los compuestos sintéticos suponen dos terceras partes de nuestro arsenal terapéutico. No tenemos por qué elegir. Fuentes naturales y esfuerzo sintético, ambos son necesarios en nuestra lucha contra las enfermedades.
David Sucunza es doctor en Química y profesor titular de la Universidad de Alcalá. Ha trabajado como docente e investigador en diferentes universidades y centros de investigación de España, EE.UU., Alemania, México y Reino Unido. En el campo de la divulgación científica, ha colaborado en distintos medios de comunicación como Jot Down, Mètode, Naukas, Principia, The Conversation y Diario La Rioja.