jueves, 21 de marzo de 2024

Sam y yo. J.E. Alamo

Se me presenta un difícil reto a la hora de hablaros de Sam y yo (Vencejo ediciones), de J.E. Álamo. Es fácil caer en el spoiler si uno se deja seducir incluso por la portada. En ella vemos a un personaje, en realidad, vemos a la protagonista de esta novela. Como dos, siendo una. 

Sam y yo es un thriller, inquietante y tramado en contrapunto, en el tiempo, de manera magistral por Álamo. Tuve el honor de coincidir con él en una ocasión, así que no me lo pensé mucho a la hora de que la editorial me propusiera leer esta novela. Vuelvo a ella, a la joven protagonista de Sam y yo, pelirroja, de aspecto aniñado, aunque no os fieis de las apariencias. Como en los buenos libros, y este es un buen ejemplo, lo mejor está en el interior. 

La protagonista tiene 17 años y una historia que le va a marcar. Dos momentos clave en su vida son a su vez dos giros argumentales de alto voltaje en esta novela. Uno al poco de empezar a leerla, a conocer dónde vive, su entorno, su vida hasta ese punto de inflexión. El segundo ocurrió por casualidad, como (casi) todas las cosas buenas que pasan en la vida. Solo que esa casualidad quizás no lo será tanto para Eva. ¿Quién es Eva? ¿Quién es Sam? Y, sobre todo, ¿quién es ese yo de Sam y yo? 

Demasiadas preguntas, pero es que Álamo ha tejido con maestría esta historia, nos atrapará de tal manera que cuando tengamos que contársela a alguien, para animarle a que la lea, como yo ahora, hemos de ser cuidadosos. Las narraciones en Sam y yo, sí os contaré, se van entretejiendo para ir desvelando la naturaleza de la protagonista. Y ojito con enfadarle, por cierto. No diré más. Solo darle las gracias a Álamo por esta obra maquiavélica e intrigante, con sello personal, que nunca defrauda.


José Elias Álamo (Leamington Spa, Reino Unido. 1960) vive actualmente en Valencia. Comenzó a escribir a los cuarenta y seis años. Autor especializado en fantasía, género negro y terror, le gusta mezclar géneros en sus obras y se inclina por subgéneros como la fantasía urbana. Es autor de varias novelas, numerosos relatos y coordinador de antologías en las que colaboraron distintos autores. Ha obtenido varios galardones por su obra. Entre otros con El Tormo Negro (2012) y dos premios Pandemia (2012 y 2013) por su saga de novelas de Tom Z Stone, obras pertenecientes al género negro con un toque zombi. También ha recibido los premios Emilio Carrére, el Spinetinglers. El Bruma Negra en dos ocasiones (2018 y 2021) y el Minatura por sus relatos.  


Sam y yo. J.E. Alamo. Vencejo ediciones.


martes, 12 de marzo de 2024

El sótano (Tormo Investigador Privado). Entrevista a Salva Alemany

Esta semana me alegra sobremanera poder compartir con vosotros la entrevista que me concedió Salva Alemany (Valencia, 1968). 

A Salva le conocí hace unos años, gracias a su novela Alacrán. Tenía desde entonces una pequeña deuda narrativa por su generosidad. En este caso, vuelvo a disfrutar de su talento literario en forma de relato. Uno muy especial, titula El sótano, incluido en el libro Tormo Investigador Privado (Vencejo ediciones). Os sonará porque hace unas semanas reseñé aquí el libro. Con mi doble agradecimiento a Salva y a la editora, Albahaca Martín, os dejo aquí esta entrevista.


P.: ¿Cómo fue el contacto para aceptar el proyecto de participar en la Serie TIP de Luis Aleixandre Giménez?

R.: No conocía personalmente a Luis Aleixandre, nuestro primer contacto fue a través de las redes sociales. Nos intercambiamos alguna de nuestras novelas y luego me hizo la propuesta de participar en un proyecto que tenía entre manos para reunir a varios autores en un libro de relatos de género negro. Compartir proyecto con gente como Jordi Ledesma, Carlos Augusto Casas o Paco Gómez Escribano, a los que realmente admiro como escritores, ha sido un placer. La verdad es que cuando acepté no conocía al resto de participantes, y tengo que decir que el nivel de todos los escritores y escritoras que ha conseguido reunir Luis para este proyecto es fabuloso.

P.: Aunque es un autor consolidado en el género negro, me gustaría preguntarle por el reto literario que quizás haya sido construir el relato incluido en la Serie TIP partiendo de un par de personajes fijos, de unos condicionantes previos.

R.: La verdad es que no es nada habitual que te soliciten un relato y te impongan a los personajes, sus características y algunas reglas fijas que debes cumplir. Pero ahí estaba el reto, ser capaz de escribir algo dentro de un universo que había creado Luis. Cuando lees todos los relatos te das cuenta de que cada autor y autora ha sido capaz de llevar a los personajes a su terreno, dotándolos de su particular estilo, y eso es muy atractivo desde el punto de vista del lector. También debo admitir que el relato que nos envió Luis como guía para los nuestros tenía mucho sentido del humor, esa ironía que destila la pareja protagonista formada por doña Pruden y Evaristo ha hecho muy sencilla la tarea.

P.: Su relato El sótano se desarrolla en un sótano, eso es casi una obviedad. Pero a lo largo de su desarrollo, iremos descubriendo detalles de la trama, adictiva y subyugante. ¿Qué es lo más difícil de escribir una historia breve, para no defraudar las expectativas de los amantes de la novela, de los largos recorridos narrativos?

R.: A mí el relato me parece una disciplina tremendamente complicada. En contra de lo que piensan muchos, es un género en sí mismo, no es un estadio previo a la escritura de una novela, son disciplinas completamente distintas con códigos y reglas diferentes. Hay grandísimos escritores de relatos que no son buenos novelistas y a la inversa, no todo novelista es capaz de escribir buenos relatos. El relato no admite pausas ni equivocaciones, una novela permite pasajes descriptivos, subtramas, descansos, el relato no. Un relato debe ir al grano, ser muy certero, enganchar desde el primer momento, sin pasajes explicativos, se trata más de crear una sensación en el lector, provocar una emoción, la que sea, de manera casi instantánea. Y el final tiene que estar muy medido para no despeñarte en el último momento. Si una novela es un maratón, el relato son los cien metros lisos.

P.: En uno de los pasajes de El sótano, leemos que doña Pruden no es precisamente Monica Bellucci. Le preguntaría por ese maridaje entre la literatura y el cine de género. Por cómo se va extendiendo la práctica de escribir con elementos cinematográficos, con recursos narrativos que priman lo insinuado, la imagen, los diálogos rápidos… ¿Es así?

R.: Claro, todos estamos influidos por la narrativa audiovisual. Cada vez consumimos más series y películas y eso inevitablemente se traslada a la manera en la que escribimos. Porque no es un lenguaje tan diferente. El escritor trata de crear una imagen en el lector, de hecho, no existe ninguna palabra que no implique una imagen en nuestro cerebro, escribimos con palabras, pero leemos con imágenes. Dicho esto, debemos tener cuidado con convertir las novelas en meros guiones adaptados, detecto en muchas obras actuales una ausencia de pasajes narrativos, como si estuvieran escritas pensando en una adaptación cinematográfica, descuidando la narrativa más pura, son novelas en las que no es posible destacar el estilo literario, la voz propia, porque no existe, son todas iguales. Se detecta especialmente en los thrillers superventas, en los que los juegos artificiales, la violencia gratuita y la estupidez campan a sus anchas. ¿Por qué triunfan esas novelas a nivel de ventas? Pues porque la gran mayoría de sus lectores no son lectores, son consumidores de series. Hoy en día el éxito de un novelista no es haber escrito una gran novela, es que Netflix o Amazon compren los derechos de cualquier obra mediocre y la conviertan en una serie de televisión.

P.: El género negro, incluso el policial, no ha escapado a su ración de realidad, de denuncia social, a menudo. Los lectores de El sótano quizá se vean sorprendidos, o no, por algo que no revelaremos aquí y ahora, clave en su relato. Pero que es más corriente de lo que imaginamos. Háblenos de esa parte real que hay en las obras de ficción de la novela o el relato negro.

R.: El motor de cualquier novela negra siempre debe ser la realidad, si algo llega a impresionarnos en una novela es porque sabemos que puede ocurrir de verdad, porque hay una parte real en aquello que estamos leyendo. La frase que dice que la realidad supera siempre a la ficción no es un mero cliché, basta darse una vuelta por la deep web, en la que puedes comprar armas, drogas de todo tipo o contratar a un sicario desde el sillón de tu casa con un simple clic del ratón pagando con bitcoins que no permiten el rastreo del comprador. Y no es ficción, es una realidad que tal vez mucha gente no vea, o tal vez ni siquiera conozca, pero está ahí. Desgraciadamente, el género humano es tan perverso, tan vil y tan cruel que cualquier cosa atroz que seas capaz de imaginar ha ocurrido antes, y de manera probablemente peor. Y luego está la parte social, el reflejo de las desigualdades, la delincuencia, las injusticias, los cambios vertiginosos que vamos a tener que afrontar todos en pocos años como consecuencia de la irrupción imparable de la tecnología, todos esos temas son los que deben reflejar las buenas novelas negras.


Salva Alemany (Valencia, 1968) Músico frustrado, alpinista de bajura, boxeador cobarde y deportista mediocre. Debutó como novelista con “La suerte no existe” finalista del II Premio de Creación Literaria Bubok. Su segunda novela, "Éire", resultó finalista del Premio La Trama y publicada por Ediciones B (Ediciones B, reeditada por Ed. Amarante) que también resultó finalista del Premio La Trama.. Después vendría la novela negra "Alacrán" (Ed. Amarante). “Una mirada perdida” (Ed. Amarante), su siguiente novela, es una comedia. Su relato “Bienvenido” fue finalista del XXIII Premio Internacional Julio Cortázar de Relato Breve. “Lapsus” (Ed. Amarante) es su quinta novela.


Podéis conocer más acerca de Tormo Investigador Privado aquí.


martes, 5 de marzo de 2024

Muerte en tres texturas. Cristian Schleu

La novela que traigo esta semana a Maleta de libros inaugura el catálogo de un nuevo sello del Grupo Planeta

Se trata de Muerte en tres texturas (NdeNovela) de Cristian Schleu. Su título, ya apunta maneras, así que no ha de sorprendernos este gastrotrhiller que combina lo mejor del mundo culinario con las emociones narrativas de un thriller a lo largo de sus 64 capítulos y sus más de 470 páginas. 

Los ingredientes de esta novela, valga el símil culinario, nos remiten por una parte a los elementos de la alta cocina de la mano de la experiencia de Schleu entre fogones. Y, por otra, a dos muy adictivos para los amantes del género actual: un asesino en serie sofisticado y las redes sociales. A modo de partida de ajedrez entre el misterioso @BloodyMary por un lado y con Philippe Bouvier por otro, sin olvidarnos a su inseparable ayudante japonés Tsu, 

Muerte en tres texturas va entretejiendo un argumento detectivesco con numerosos giros poniendo a prueba nuestras expectativas como lectores. Quiero destacar que el lugar elegido por Schleu para ambientar esta trama es Londres, pero no me hubiera sorprendido que hubiese sido Barcelona. Respecto a la City, se abre la trama con el capitán de Scotland Yard, Hadrien Gibbs, acompañado de la sargento Harrington. Gibbs es cuñado de Philippe, chef del prestigioso restaurante londinense White Spoon, con la segunda estrella Michelin en juego. A esa presión profesional se le añadirá la petición de Gibbs: ayudarle con unas misteriosas muertes con una no menos escena del crimen. 

Al elemento sádico del asesino se le une su inteligencia, al seguir un patrón en sus víctimas que ha desconcertado en la policía y motivo de acudir al chef Bouvier. Como dije líneas atrás, las redes sociales, y más concretamente Instagram, tendrán su pequeño protagonismo en Muerte en tres texturas. No solo por el perfil de Instagram @BloodyMary, sino por ElliotPlate, un reconocido influencer, de cuyo perfil surgirá una de las pistas más importantes para tirar del hilo. Una novela que inaugura un sello y una primera novela de este autor barcelonés, hijo de enfermera alemana y músico catalán.


Cristian Schleu (Barcelona, 1976) aunque se matriculó en Geología en la Universidad de Barcelona, al tercer año dejó la carrera para trabajar como redactor creativo en Publicis Casadevall Pedreño. Trabajó en dos agencias más, y en 2010 dejó el mundo dela publicidad para estudiar cocina en la Escuela de Hostelería Hofmann. Durante siete años abre dos restaurantes como cocinero (Helsinki y Le Coq & The Burg) y trabaja varios meses en la cocina de La Pubilla. En 2017 deja los fogones y vuelve ala publicidad como director creativo en McCann Barcelona. Actualmente es creador de contenidos y redactor publicitario freelance.


Muerte en tres texturas. Cristian Schleu. NdeNovela.