Entrevisto a la escritora barcelonesa Empar Fernández
sentados en una coqueta y céntrica de Valencia. Ha venido de promoción en pleno
mes de fiestas en la capital del Turia, donde se celebrará en mayo el encuentro
Valencia Negra 2016 y que refiero ya que su novela ‘Maldita Verdad’ (Versátil,
2016) por la que le pregunto, ha resultado finalista del mismo por votación.
‘Maldita verdad’ es una
novela autoconclusiva que cierra una trilogía,
y que tiene en común con sus dos anteriores el ser historias urbanas,
oscuras, no hay investigación policial, sino una intriga más psicológica, así
como una visión particular de la culpa.
Sí, el sentimiento de culpa es un sentimiento que me ha
interesado mucho porque creo que tendemos a experimentar culpa a veces
innecesariamente. Hay otras culturas que saben racionalizar más las cosas, en
el sentido de yo soy responsable de una parcela de mi vida pero hay otras cosas
de las que no me responsabilizo. Para nosotros la culpa es mucho más difuso, y
es un sentimiento muy difícil de arrancar, de librarte de esa culpa; entonces,
como pensaba que era un sentimiento verdaderamente interesante le dedique tres
novelas: ‘La mujer que no bajó del avió’, ‘La última llamada’ y por ultimo ‘Maldita
verdad’, todas ellas giran en torno a acontecimientos especiales, no tienen que
ver la una con la otra, ni siquiera personajes en común, son autoconclusivas
las tres, todas giran en torno a ese sentimiento de culpa.
La adolescencia tiene
mucho que ver en esta novela.
Es una novela que gira alrededor de la vida y de los
recuerdos de un adolescente, de un adolescente que vivió un momento muy muy
trágico en un pasado lejano que casi consiguió medio borrar y que regresa. Los
autores de la novela negra siempre acostumbramos a decir que el pasado nunca
pasa, creo que fue Faulkner el que dijo: ‘el pasado nunca pasa ni tan siquiera
muere, el pasado siempre está ahí’, y lo que le pasa al protagonista de mi
novela es que hay un momento en el que el pasado vuelve.
Qué grande Faulkner,
añadiría yo.
‘Cada adolescente era
un mundo propio y complicado, en un equilibrio precario entre la euforia y la
melancolía. (…) El adolescente adolece de casi todo’. Una edad difícil,
¿verdad?
Sí, mucho, es una de las verdades de la vida, la adolescencia
es el momento en el que la personalidad se construye y ha de construirse
mirándose en el reflejo de los demás, y es adquirir seguridad cuando dudas
absolutamente de todo.
Háblenos del peligro de
las redes sociales especialmente entre los adolescentes.
Las redes sociales contribuyen a que la relación se sienta
bien, se sientan acogidos, el que tiene muchos ‘me gusta’ es un adolescente que
probablemente se sienta bien; pero también es algo que se escapa del control de
los adultos porque hay mensajes privados, hay grupos de whatsapp a los que ni el
padre ni el profesor pueden acceder. Igual que puede servir para integrarte en
la tribu -porque es lo que decía un adolescente, tener un grupo en el que estar
totalmente adaptado y reconocido-, sirve para apartarse de la tribu, sirve para
estigmatizarte, para señalarte, te puede alegrar la vida, pero también te la
puede amargar y eso es algo que se nos escapa. Si un chaval le da un empujón a
otro en un pasillo del colegio el profesor puede reprenderlo, pero si un chaval
insulta en un whatsapp o levanta un
rumor, ni el profesor ni el padre pueden hacer nada, en ese sentido es una
herramienta peligrosa.
A Daniel, el hijo de
Olga Bernabé, le interesaba el cine, sobre todo la ciencia ficción, Blade Runner está muy presente;
recordaba escenas, diálogos enteros, en eso era un chico poco corriente, leemos en ‘Maldita verdad’, ¿por qué?
¿Por qué era poco corriente? Bueno, porque los chicos ahora,
chicos y chicas, tienen la atención tan dispersa entre los videojuegos, entre
el móvil, el Youtube…, tienen
muchísimos estímulos, muchísimos, pero que uno se centre, investigue, se haga
verdaderamente aficionado, a estos chicos acostumbramos a llamarlos frikis. Daniel da el perfil de friki, en un aula de treinta chicos hay
dos o tres así, no es lo frecuente, que investiguen hasta hacerse verdaderos
entendidos.
‘Raúl Forcano prefería
las verdades a medias a las mentiras rotundas’. ‘Era un hombre de rutinas, de
manías, de puras y duras obsesiones’ como la de nunca sentarse en el centro de
un local.
Sí, sí, yo también me siento siempre junto a las paredes.
¿Qué más podemos decir
de Raúl Forcano?
Podemos decir que es una persona que se prepara para ser
investigador privado, le falta muy poco para acabar su formación y le ofrecen
un primer caso, y le ofrecen este primer caso porque él, a diferencia de un
investigador privado, cobrará menos. Tiene que investigar cuáles son los
motivos que llevaron al adolescente a suicidarse. No tiene experiencia
profesional solo tiene su formación y coge este primer caso con toda la ilusión
del mundo. El problema es que alcanzará a saber la verdad, pero será tan triste
su situación que se plantea un dilema: porque la verdad que he llegado a conocer
es tan terrible, va a provocar tanta tristeza que es mejor que no haga la
devolución a mi cliente. Es una situación bastante atípica pero especialmente conflictiva
para una persona que decide hacer eso, que accede a la verdad y no la puede
desvelar.
Raúl Forcano tiene, además, una característica: es un hombre
muy observador, pero también es un obsesivo compulsivo, en su interior él
necesita controlar mucho la situación para conseguir el equilibrio. A veces nos
cruzamos con personas que son así, pero no lo vemos; él sabe los rituales pero
para un observador estos rituales no quieren decir nada. Raúl Forcano tiene
esta personalidad, no ha conseguido una vida independiente, se está preparando
para ello y su primer caso es así de triste.
¿Veremos a Raúl Forcano
en alguna otra novela?
Sí, creo que sí, ahora estoy trabajando sobre la venganza y Raúl
Forcano va a tener un papel en la próxima novela que se trata de la venganza.
Le dejaremos que
termine la cerrera y eso
Sí, que termine la carrera, pero no le vamos a poner la vida
fácil.
La vida no es fácil, ¿porque
se la íbamos a dejar a él?
La vida no es fácil para el tampoco por lo que va a buscar la
vida por otros derroteros, pero va a seguir investigando.
Muchas gracias y mucha
suerte, Empar.
Por Ginés J. Vera.
Empar Fernández es profesora, columnista de prensa y autora
de guiones para documentales. Ha publicado, entre otras obras de ficción, ‘Para
que nunca amanezca’, ‘Hijos de la derrota’, ‘Mentiras capitales’ o ‘Sin causa
aparente’. Entre los reconocimientos literarios están: Finalista del Premio de
Novela Fernando Quiñones con la obra ‘El loco de las muñecas’ o ganadora del
Premio de Novela Corta Rejadorada por ‘La cicatriz’. En 2014 inició su trilogía
sobre la culpa con ‘La mujer que no bajó del avión’, ‘ La última llamada’ y
‘Maldita verdad’ en 2016 todas ellas bajo el sello de la Editorial Versátil.