lunes, 25 de abril de 2016

SARA MESA: «No creo en la escritura como terapia».



Me concede una entrevista la escritora Sara Mesa que  acaba de publicar el libro de relatos ‘Mala letra’ (2016, Editorial Anagrama). 

Tengo entendido que estos relatos surgen tras su novela ‘Cicatriz’, que con ellos ha pretendido en cierto modo seguir el hilo de lo ‘real’, de la infancia de los personajes, ¿es así?

En cierto modo sí, pero sólo en algunos de los relatos, no en todos. ‘Cicatriz’ es una novela en la que aparecen o insinúan temas que también están en ‘Mala letra’ (la culpa, la infancia, las dobles vidas…), pero al fin y al cabo son temas que siempre han estado en lo que he escrito. Lo que yo percibo desde fuera es una continuidad no buscada.

¿Qué parte de Sara Mesa, de vivencial hay en estas historias? ¿Cómo se separa uno como escritor de lo propio, de lo vivido, a la hora de querer ficcionarlo, de contarlo sobre el papel?

Yo creo que uno nunca se separa del todo, pero buscar correspondencias claras es casi siempre erróneo. Se trata más de una identificación por el aire que se respira en las historias, la perspectiva desde donde se enfocan los hechos, la mirada del escritor, lo que es imposible eludir.

Se percibe también entre estos relatos el tema de la culpa y la redención, Paul Auster decía que los escritores ‘somos seres heridos, por eso creamos otra realidad’. ¿Está de acuerdo? ¿De algún modo la escritura tanto amateur como profesional tiene algo de terapéutica, de catártica?

No. Yo no creo en la escritura como terapia. Ese tipo de escritura sólo vale para uno mismo o para enseñársela al psicólogo. La escritura debe sobrepasar ese impulso, que quizá está de base, pero no basta por sí mismo. Edward St. Aubyn, al escribir sus libros autobiográficos, en los que se cuentan experiencias durísimas, dice que no sólo no le sirvió de terapia, sino que lo pasó muy mal: revivió todo aquello. Pero por otro lado no hay forma de ser escritor y escapar de las propias experiencias. Es una realidad confusa, que debe salir de uno mismo y servir también a los lectores, no estancarse.

Otro detalle que destaco de estos relatos es la mirada, el perspectivismo, en su mayoría hay voces narrativas en primera persona, llamándome la atención esa frase entrecomillada en el relato ‘Apenas unos milímetros que dice: ‘la capacidad de ver las cosas desde el ángulo podrido’, ¿qué ángulo es ese?, ¿qué es capaz de ver un escritor en la realidad que pasa desapercibido al común de los ‘mortales’?

Hombre, al común de los mortales no… Yo creo que es más que nada una reivindicación de la multiplicidad de maneras de mirar, porque está claro que no hay un único ángulo. Y que a veces hay ángulos que se centran en determinados aspectos de la realidad más incómodos… el ángulo podrido, como dice el personaje de ese cuento, el que muchas veces nos cuesta mirar.

También me he fijado en la forma en la que dan comienzo (y fin) los relatos de ‘Mala letra’, mayoritariamente arrancan con una frase inquietante, llamando la atención del lector para que vaya desvelando el hilo de Ariadna hasta el final en ocasiones abierto, para involucrar al lector. Decía Poe que todas las obras de arte debían empezar por el final.

Sí, se trata de ir dejando pequeñas pistas a lo largo del cuento para que se vaya formando poco a poco la historia… y estas pistas son a menudo detalles en principio insignificantes, pero que pretenden insinuar algo detrás. La contrucción de un cuento –pero también de una novela– ha de sostenerse en elipsis, insinuaciones, etc., no por complicar las cosas al lector, sino porque así se gana en intensidad. 

He escogido un par de frases por si quiere comentarlas, esta es de ‘Marmol’, «Sin nosotros saberlo, el espanto anidaba allí mismo, justo en la alteración de la rutina». Fíjese que esta frase me impactó más al leer su relato ‘Papá es de goma’, mi preferido de los once.

Sí, tiene relación con lo que he explicado antes… que a veces es en las pequeñas cosas donde se esconde el horror… el hecho, por ejemplo, de que una chica que ha sido testigo de un asunto tan feo como un homicidio se pase el tiempo mirando escaparates en la ciudad, como sucede en otro de los cuentos.

Le pregunté antes por la culpa, pero en esta ocasión sobre qué opina de esta frase de su relato ‘Creamy Milk…’, «Una de las primeras cosas que aprendí allí es que el sufrimiento que produce la culpa casi nunca equivale a la dimensión de la tragedia», quizá en la línea de la de Arthur Miller cuando dijo: “Los sentimientos de culpa son muy repetitivos, se repiten tanto en la mente humana que llega un punto en que te aburres de ellos”.

Es que el asunto de la culpa es tremendamente interesante y humano… no creo que los animales tengan sentido de culpa, sin embargo a nosotros se nos manifiesta constantemente, en un catálogo de variaciones extensísimo. Y después de todo, la sensación de culpa es una de las maneras posibles que tenemos de mirar al pasado. Es un gran tema literario, desde la tragedia griega a Dostoievski… es inagotable.

Muchas gracias y mucha suerte, Sara.

Por Ginés J. Vera.

Sara Mesa (Madrid, 1976) reside en Sevilla desde niña, y ha publicado dos libros de relatos: ‘La sobriedad del galápago’ (2008) y ‘No es fácil ser verde’ (2009), además de las novelas ‘El trepanador de cerebros’ (2010), ‘Un incendio invisible’ (2011) Premio Málaga de Novela;  ‘Cuatro por cuatro (2013), Finalista del Premio Herralde de Novela en 2013; y ‘Cicatriz’ (2015, Editorial Anagrama). Su poemario ‘Este jilguero agenda’ (2007) fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández. Aparece en la antología ‘Pequeñas resistencias 5. Nuevas voces del cuento español’ (2010).

Foto: Youtube.com

domingo, 17 de abril de 2016

MARTA RIVERA DE LA CRUZ: «A los cuarenta la amistad es mucho más selectiva».



Entrevisto en el Hotel Astoria de Valencia a Marta Rivera de la Cruz. No ha sido fácil, sus compromisos laborales (de hecho le comento que no le voy a preguntar sobre política y me da las gracias) han ido retrasando esta entrevista. La entrevisté anteriormente por su novela ‘La boda de Kate’ en este mismo hotel, aunque esta vez en la cafetería y por su última novela ‘Nosotros, los de entonces’ (Planeta, 2016). Dejo también al pie la entrevista que me concedió en diciembre de 2013.

Veo que tiene en común con los personajes de su novela ser de la misma quinta, ¿cuánto hay de nostalgia propia, de verídico en estos seis amigos de ‘Nosotros, los de entonces’?

Hay mucha sensación de nostalgia por los veinte años que es una cosa que todo el mundo la siente porque es una etapa muy feliz, muy despreocupada, de cosas buenas, y en los personajes hay cosas de mis amigos o mías, o cosas que me han contado, de anécdotas, pero  no hay historias reales o un personaje concreto que sea real.

Hay una cita al principio del libro de una película, ‘Los amigos de Peter’, que me ha recordado un poco a estos personajes y a este encuentro en su novela.

Si esta novela tiene o toma mucho prestado de la película ‘Los amigos de Peter’, es una película que me gusto cuando la estrenaron.

A mí también me gustó.

Entonces tenía 22 años y tenía mi grupo de amigos,  y pensé si cuando pasase el tiempo seguiríamos siendo amigos, y se te queda eso ahí y luego te das cuenta, cuando vas creciendo, que no es tan fácil, que no entendías por qué están separados, y te das cuenta que no es tan fácil mantener las relaciones de la juventud cuando eres una persona madura.

Imagino que por los cambios.

No solo es por los cambios, por algo evidente, cuando tienes veinte años tu tiempo es tuyo, te pertenece, haces lo que te da la gana con él, tienes mucho tiempo libre; cuando tienes cuarenta no y la amistad exige tiempo. Yo tengo ahora buenísimos amigos los quiero mucho, pero por una falta de tiempo no puedo verles  más y cuando conseguimos juntarnos…  Cuando éramos jóvenes era muy fácil quedar, vernos, decíamos: ‘en media hora vamos al cine’, y nos veíamos; ahora es: ‘vamos a quedar, espera que tengo los niños, que tengo trabajo, que tengo que entregar este proyecto…’ ahora no se puede.

¿Se es menos libre a los cuarenta?

Muchísimo menos.

La empresa de Cecilia, elmundoatuspies.com me parece fabulosa, imagino que ya existe algo parecido, ¿es en cierto modo una metáfora ya que han estudiado Bellas Artes?

Yo no sé si existe o no, se me ocurrió y me pareció muy divertido lo de hacer viajes personalizados. Además, es verdad, hace tiempo todo el mundo viajaba con agencia de viajes y ahora nos tenemos que montar los viajes nosotros y hay mucha gente que no le resulta tan fácil hacer una selección de sitios que ver y entonces esta empresa es un servicio personalizado, te gusta una cosa y te buscan en la ciudad eso que buscas. No sé si existe o no, creo que de momento me lo he inventado yo.

Uno de los personajes, Mauro, pensó que Marsella era una metáfora del grupo, de todas las cosas que podían haber sido y no fueron.

Si, Marsella es una ciudad que podía haber sido preciosa, pero está muy abandonada, muy de a la manos de Dios, esta fea ahora mismo; ellos se dan cuenta de eso, tienen una bronca, el ‘podíamos haber sido perfectos, pero no lo somos’.

¿Por qué eligió Marsella y sus alrededores para ubicar a los personajes?

Tenía que ser un lugar que estuviera lejos.

¿Florencia?

Pero no tenía que ser una ciudad sino un pueblo.

¿La Toscana?

La Toscana hubiera valido, pero está más visto, la Provenza parece un sitio menos explotado, lo que si era necesario era que fuera un sitio un poco alejado. Si cojo y digo: pues en una casa en l’ Ampurdà, cuando hubiera habido malos rollos uno hubiera cogido el coche y se hubiera ido, tenían que estar un poco perdidos de la mano de Dios.

Incluso pienso que podía haber sido en la campiña inglesa.

Sí, pero me hacía falta sol, buen tiempo, calorcito, algo que predispusiera al buen rollo, una zona en la que empieza caer agua, a llover y que hiciese frio, no. A mí me gusta mucho Inglaterra, pero el tiempo es atroz, quería que tomaran el sol, que se bañaran en la piscina…

¿Qué aprende uno de la amistad a los 40 años más allá de lo obvio? ¿Las amistades son un reflejo de lo que somos a cada edad o de lo que queremos ser?

Yo creo que las amistades lo que vas a encontrar al final con la edad es a rodearte con las personas que necesitas para estar mejor, personas igual que yo o personas que no se te parecen en nada. También es que a los cuarenta la amistad es mucho más selectiva, es más exigente; a los veinte llamas amigos a cualquiera, a los cuarenta aprendes que solo se lo puedes llamar a un grupo reducido de personas. Yo hay personas que no son mis amigos, pero que me lo paso muy bien, los aprecio mucho, pero la palabra amigo tiene otro poso y otro peso.

También hay en la novela guiños al aspecto físico, por ejemplo, cuando Jorge contrata a un entrenador personal para tener un aspecto que aquel le dice solo se conseguía teniendo 18 años.

Sí, es que con los cuarenta viene una parte de decaimiento físico, fíjate, por mucho que quieras eludirlo ahí está, tanto en nosotras como en los hombres, hay que aprender a vivir con los arrugas y los kilos de más, la piel se descuelga es una parte de declive que la ves en los demás más que en ti, posiblemente.
Muchas gracias y mucha suerte, Marta.

Por Ginés J. Vera.

Marta Rivera de la Cruz nació en Lugo en 1970. Es licenciada en Ciencias de la Información y Especialista en Comunicación Política por la Universidad Complutense de Madrid. En 1998 obtuvo el premio Ateneo Joven de Sevilla por ‘Que veinte años no es nada’. Más adelante publicó ‘El inventor de historias’ y ‘Hotel Almirante’, además de los ensayos ‘Fiestas que hicieron historia’, ‘Tristezas de amor ‘y ‘Grandes de España’. En 2006 fue finalista del Premio Planeta con ‘En tiempo de prodigios’. En 2009 publicó ‘La importancia de las cosas’, en 2011 ‘La vida después’ y en 2013 ‘La boda de Kate’. Ha publicado también dos novelas juveniles: ‘Otra vida para Cristina’ y ‘Sombras’, y la novela infantil ‘La primera tarde después de Navidad’, con la que obtuvo el Premio Anaya de Literatura Infantil. Es colaboradora en distintos medios audiovisuales y escritos.
En 2008 obtuvo el Premio de periodismo Puro Cora. Tiene una intensa actividad en redes sociales, y está considerada una de los 35 periodistas españoles más influyentes en twitter.

Entrevistada por La boda de Kate


lunes, 11 de abril de 2016

MARIO ALONSO PUIG: «Escribir esta novela ha significado salir por completo de mi “zona de confort”».



Entrevisto a Mario Alonso Puig esta semana dándole las gracias desde aquí por haberme concedido esta entrevista. No es el primer libro que disfruto pues con anterioridad leí ‘El Cociente Agallas’ (Premio Espasa, 2013). 

En la novela hay un viaje de cuatro personajes y me preguntaba cuánto de metafórico hay en el hecho en sí de viajar, en aquello de que todos los viajes son un mismo viaje. También su opinión sobre el equipajeen esos casos en los que creemos que salir huyendo es la solución pero en la mochila llevamos una pesada carga: la solución a veces no está fuera sino dentro.

Con frecuencia hay que viajar muy lejos para descubrir lo que está muy cerca. El viaje es desde luego una metáfora de lo que significa reconocerse, es decir volverse a conocer. Este tipo de viaje, que es de naturaleza interior, nos pide abandonar dos maletas muy pesadas, la de las preocupaciones por el futuro y la de las lamentaciones por el pasado.

El miedo, y sobre todo el miedo al cambio, creo que es un tema muy presente tanto en el libro como en estos tiempos de ‘crisis(si se permite usar esta palabra tan trillada). Miedo y resistencia al cambio, a las oportunidades (en chino la palabra crisis alude a ella), aunque no hay transformación ni cambio sin vencer ese miedo, sin asumir ciertos riesgos.

Una cosa es tener preferencias y otra muy diferente es tener apegos. Hay algo en la dimensión humana que está absolutamente apegado a controlarlo todo y a tener una seguridad inmutable. Por eso ni nos gusta el cambio ni aquello que sea incierto o desconocido. Esta resistencia permanente al cambio, a ese cambio que sucede inevitablemente en la vida, se convierte muchas veces para nosotros en una fuente inagotable de ansiedad y enfermedad.

Tras sus anteriores libros de corte mucho más divulgativos, con este El guardián de la verdad y la tercera puerta del tiempose lanza al género de la novela, ¿cómo se decidió a dar este salto.

Siempre tuve ilusión por escribir una obra de ficción que ayudara a mis lectores a sentirse héroes de sus propias vidas. Para mi escribir esta novela ha significado salir por completo de mi “zona de confort” y adentrarme en un terreno nuevo e inexplorado.

¿Y qué le ha aportado interiormente?

 Escribir “El Guardián de la Verdad y la tercera puerta del tiempo” me ha aportado crecimiento y evolución personal y profesional. No obstante, he de recalcar que antes de lograr llegar a lo que denomino “el área del descubrimiento” y que es el lugar donde uno de da cuenta de que lo que parecía imposible se hace posible, tuve que permanecer seis meses en lo que conocemos como “el área de hundimiento”. En esta zona, uno se siente confuso y perdido. A menos de que se mantenga la fe en que antes o después las cosas empezarán a fluir, la tendencia a abandonar es muy grande.

Me gustaría que nos hablase de ese concepto tan interesante que es el de la medicina narrativay en qué medida cree que los lectores la van a encontrarla en su libro.

La medicina tradicional se ocupa fundamentalmente del cuerpo y no suele prestar demasiada atención al papel que juega la mente en la salud y en la enfermedad. Hoy hay evidencia científica muy clara de la relación tan estrecha que existe entre mente y cuerpo. El arte en sus distintas formas y entre ellas la literatura, tiene la capacidad de, a través de la imaginación, absorber a una persona en un determinado relato y generar cambios profundos no solo en la percepción, sino también en la propia fisiología. Yo he incorporado estas claves fundamentales en “El Guardián de la verdad y la tercera puerta del tiempo”.

La mitología y el inconsciente, presentes en El guardián de la verdadme ha evocado a las leyendas, los cuentos de tradición oral, los arquetipos en la literatura desde los albores precisamente de la comunicación entre los hombres, ¿qué importancia tiene en nuestros días y cuál debería ser?

La Mitología y en especial los arquetipos, expresan con gran precisión y de una forma simbólica, los distintos personajes que nos habitan. De alguna manera dichos personajes actúan como espejos que nos permiten ser conscientes de lo que normalmente permanece en el inconsciente. Carl Gustav Jung decía: “Mientras no hagamos consciente lo que es inconsciente, seguiremos llamando destino a lo que nos pasa en la vida”.

¿La gran pregunta que formula el libro al lector puede ser para qué venimos a este mundo? O es una invitación a reflexionar sobre la importancia de la racionalidad frente a la consciencia efectiva, al equilibrio entre emoción y razón; no en vano El guardián de la verdades un libro que bebe entre las aguas de lo racional y lo emocional como novela.

“El Guardián de la Verdad” a lo que nos invita es a salir de nuestra mente, de nuestra cosmovisión, de la representación que nos hemos hecho de nosotros, del mundo y de los demás y abrirnos a un mundo nuevo de posibilidad. Nuestro “mapa mental” no es el territorio, de la misma manera que el menú de un restaurante no es la comida. Vivimos muchas veces atrapados en un espejismo mental en el que confundimos el mapa con el territorio y el menú con la comida. Imaginemos la cantidad de colores, olores, texturas y sabores que ofrecen la comida y el territorio y que no ofrecen ni el menú ni el mapa.

Muchas gracias y mucha suerte, Mario.

Por Ginés J. Vera.

Mario Alonso Puig (Madrid, 1955) es médico especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, fellow en Cirugía por la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston, y miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, ha dedicado gran parte de su vida a explorar el impacto que tienen los procesos mentales en el despliegue de nuestros talentos y en los niveles de salud, de energía y de bienestar que experimentamos. ha participado en distintos programas y medios como El Hormiguero de Antena 3, Canal 24h, el periódico digital El Confidencial y en La Mañana con Javi Nieves, de la cadena COPE. Ha publicado ‘Madera de líder’, ‘Vivir es un asunto urgente’, ‘Reinventarse: tu segunda oportunidad’, ‘Ahora YO’, ‘La Respuesta’ y ‘El Cociente Agallas’ (Premio Espasa, 2013).
Foto: cortesía Editorial Espasa Libros.