lunes, 24 de abril de 2023

MAMÁ, Entrevista a Edmundo Díaz Conde

Tuve la inmensa suerte de conocer, años atrás, en persona, al autor de MAMÁ (Algaida). Edumundo Díaz Conde visitó Valencia en 2013 para promocionar El príncipe de los piratas

  Volvimos a coincidir, también en Valencia, con El hombre que amó a Eve Paradise (2015). Es un verdadero privilegio hablaros de su nueva novela. De MAMÁ. En realidad, lo hará él, Edmundo, al concederme esta entrevista que publico un día después del día internacional del libro. Agradecido y doblemente emocionado porque los años pasan, diez ya, pero las amistades perduran. 

  P.: Este libro no solo tiene un prólogo; previo a él, además, encontramos una nota confidencial. Es más, también leemos que está basado en hechos reales. No me resisto a preguntarle por el origen de este libro y, teniendo en cuenta esa veracidad manifiesta, por la complejidad de tejer la ficción con lo real.

  R.: Ésta es una novela de autoficción. A partir de hechos rigurosamente reales que podrían alcanzar un 80 u 85% del total, se ficcionaliza el resto para volver más encantador o comprensible la historia. Su germen parte del hallazgo que hice en mi adolescencia: unas cartas de amor que un novelista (entonces aún no consagrado) dirigió a mi madre desde Barcelona, época en que ella, precisamente, viajaba con frecuencia a esa ciudad. Mi madre era modista de Alta Costura en Ourense. Una barcelonesa que siempre llevó a gala serlo.

  P.: He encontrado varios temas entrelazando la novela, como esa aguja de la portada. Uno es el amor, sin duda, junto con el de la culpa y la responsabilidad. Creo que también la traición y el perdón. El protagonista, de joven, traiciona a sus amados libros. Teniendo dos mil, ¿por qué tuvo que vender, por ejemplo, uno dedicado por su profesor? 

 R.:  Eso me invita a una reflexión. El narrador y protagonista, que lleva el nombre y apellidos del autor, es un hombre de pasiones y metas, temperamental, un exaltado, un joven impaciente y romántico. Traicionará, si es necesario, para lograr su sueño y para buscar respuestas; en una palabra: para comprender no se detendrá ante casi nada. Por eso, en un ejercicio de autocrítica, ya avanzada la novela, nos dice: Prisionero del pasado, padezco la vergüenza y no merezco el perdón. Merezco sólo el desprecio. Merezco sólo el silencio. Merezco sólo el olvido.

  P.: He tomado un párrafo para que nos lo comente, si gusta. Es ese en el que viviendo como un joven dandy en Compostela, reflexiona así: “Creía en la literatura como pócima para todos los tedios; he aquí la falaz idea que me hacía de la palabra escrita”. A lo que añade: “Había nacido con un siglo de demora”. Si bien, más lapidaria, muchas páginas después, leemos: “El tedio era la raíz última de todos mis males”.

  R.: Tal vez no resulte muy lírico, pero qué le vamos a hacer: el narrador se convierte en escritor gracias al aburrimiento, gracias a que es hijo único y se ve obligado a jugar solo. Y, por supuesto, gracias al hallazgo de las cartas de amor que un miserable escribe a su madre casada, y a sus inquietantes consecuencias. 

  Entrando de lleno en su pregunta: el narrador pone su fe en la palabra escrita. La palabra escrita, que ya no tiene el peso ni la importancia que tuvo en el pasado. ¿No? ¿O sí? Su madre le empuja a que persiga su sueño. Y aquí, insisto, narrador y autor se confunden, pues mi madre, que tanto se afanó en hacer realidad el suyo, me animó siempre a que alcanzara el mío sin contemplaciones. ¿Se puede hacer eso, llevar los deseos hasta el límite, sin hacer daño a los que amamos? Y otra pregunta, a modo de respuesta: ¿Hasta dónde llegaría una madre por el sueño de su hijo?

 

 P.: En los agradecimientos, en primer lugar, aparecen dos mujeres. Familiares del dentista Perotti. Se asoman más de una vez entre las páginas del libro. No sé si puedo preguntar al respecto. Imagino que hay mucha gratitud también en este libro, no es un secreto, me temo. 

  R.: Me importa mucho este punto, así que voy a insistir: todo lo que se relata es rigurosamente cierto en su inmensa mayoría; y lo que no es cierto, es verdadero. 

  Ángeles Abad fue la mejor clienta de mi madre, una señora de edad respetable que vive en Ourense. María José Perotti, su hija, fue la autora del mail que figura incluido en las páginas del libro y que tiene un interés dramático por sí mismo. Las dos conservan docenas de prendas de mi madre en su casa. Y, es curioso lo que voy a decir, cómo le habría gustado a mi madre, quiero creer, algunas de esas prendas fueron grabadas y fotografiadas, y se publicarán en la revista VANITY FAIR del próximo mes de mayo.

  No puedo sentirme más agradecido a una y a otra. 

  P.: La novela se titula MAMÁ. Junto a ella hay una lista de personajes femeninos que cosen la historia: la madre, la abuela, Margarita, M.ª José, Ada... sin olvidarnos de Fiona, claro. Me gustaría que nos hablase de alguno masculino, que los hay, y muy relevantes, más allá del Edmundo que los entrelaza a todos.

  Me referiré a dos. Y por razones diversas. A uno, por su peso en la novela, mi padre. Lo diré así de claro, MI PADRE, confundiendo aún más a narrador con autor, identificándolos un poco más. Mi padre era el reverso de mi madre, su otro yo. Y el papel que desempeña en la historia, su ausencia, su pasividad hay que juzgarlas como los vinos, con reposo. No es un personaje del que debamos hablar demasiado, y merecería una respuesta más contundente, que, por elegancia, no daré.

  Con respecto al segundo personaje, un secundario, he aquí una de esas licencias que nos tomamos para modificar la realidad. Cosme Seixalvo está basado en un íntimo amigo, el hermano que no tuve y que, por razones muy respetables, no quiso salir en el libro con su nombre y apellidos. Pero tiene su alma y su palabra.

  P.: Lástima no poder preguntarle, o sí, por el mes de abril. Quizá no como reza en el título de la canción de Sabina. Aunque un poco de metafórico tiene ese título y el mes de abril para uno de los personajes centrales de la novela. Ahí lo dejo, como un ojal en busca de un botón.

  R.: Es una alusión hermosa la suya. Ya sabemos, la vida y los buenos libros nos lo enseñan, y también Nabokov*: en los detalles está el todo. Los detalles condensan lo mejor.

  Abril es, pienso, un símbolo de la esperanza y el florecimiento, de la luz, de la vida, de la alegría.

  Uno de mis padres nació, en efecto, en abril, según se dice. Y, quizá, como el lector curioso averiguará, tal vez era el único de nosotros que, por temperamento y formación, estaba destinado a ser feliz; o, para decirlo de un modo menos aparatoso, a ver el lado sencillo y luminoso de la vida.


  MAMÁ. Edumundo Díaz Conde. Algaida. 

 Edmundo Díaz Conde (Ourense, 1966) se licenció en Derecho, carrera que, por convicción, no ha llegado a ejercer jamás. Ha trabajado como asesor editorial y colaborado, entre otras publicaciones, con El Correo de Andalucía y la revista cultural Mercurio. Residió en Ourense, Santiago de Compostela, Madrid y, actualmente, en Sevilla. Su primera novela, Jonás el estilita, mereció el III Premio Ciudad de Badajoz. Su siguiente obra, La ciudad invisible (finalista del XXXIII Premio Ateneo de Sevilla). A éstas le siguieron: El club de los amantes, El veneno de Napoleón (finalista del Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio 2008), El príncipe de los piratas (2013), El hombre que amó a Eve Paradise (XLVII Premio de Novela Ateneo de Sevilla en 2015) y La locura de la señora Bale, en 2020. 

*El pasado 22 de abril, se conmemoró el 124 aniversario del nacimiento de este escritor. 

Entrevista a Edmundo Díaz Conde por El príncipe de los piratas

Entrevista a Edmundo Díaz Conde por El hombre que mató a Eve Paradise

jueves, 20 de abril de 2023

Elenco. Álvaro García

Hay una lectura engañosamente ligera al deslizarse entre las páginas de Elenco (Milenio), de Álvaro García. Es fácil así comenzar diciendo quiénes son los protagonistas, el argumento. 

  Quien narra es Baro López, un exbailarín que se nos presenta el día que fallece su padre. Ha regresado a España, a Málaga. Conocerá a Natalia, con quien establecerá un curioso pacto durante ese verano. Un acuerdo literario y, en parte, tejerán unos días perfectos para huir de rutinas y convencionalismos. Aparecerá también Luna, algo mayor que ellos, en una especie de triángulo isósceles. 

 Baro narra, medita, descubre y se agita entre recuerdos. Como el de su primera novia que se suicidó hace años, en Cuba. O ese padre ausente pero de algún modo titilante. 

 Elenco se nutre de la voz monocorde del protagonista porque no hay diálogos como tal, sino integrados como un todo en la narración. Una narración casi poética, porque García recurre al lenguaje hipnótico, faulkneriano a veces; el propio Baro ya dice que el lenguaje no solo nombra la realidad, también tira de ella; las palabras llegan a saber más del futuro que nosotros mismos. 

  Creo que Elenco es la historia de un regreso y de una huida, de la huida de una huida; por dolorosa que le parezca a Baro, quien afirma que lo que más detesta y ha evitado toda su vida es el dolor de la propia historia. Y es que a veces una huida justifica un amor, aunque cueste toda una vida perdonarse a uno mismo. Quizá el sentido de la vida es una búsqueda condenada a vivirse hasta el fin de los días. 


  Elenco. Álvaro García. Editorial Milenio.

  Álvaro García (Málaga, 1965) es escritor, traductor y profesor en la Universidad de Málaga, especializado en Teoría de la Literatura. Su poesía ha recibido múltiples galardones como el Premio Loewe o el Hiperión. Con El tenista argentino (2018) premio Ciudad de Barbastro de novela, inició su obra narrativa, continuada con Discurso de boda (2020) y este Elenco (2023)

lunes, 17 de abril de 2023

Tus lineas rojas. Entrevista a Tomás Navarro

Es ya un habitual en Maleta de libros. De hecho, hace unas semanas reseñé aquí el último libro de Tomás Navarro. En este caso, agradecido, comparto la entrevista que me ha concedido este mes al hilo de Tus líneas rojas (Zenith). Espero que os guste. 


  P.: Tras leer la introducción a Tus líneas rojas creo que no ando muy desencaminado si digo que es tu libro más personal. No solo por la fecha que mencionas, tan importante en la vida de un padre. Sino a que comentas que sufriste de manera innecesaria en aras de mantener la convivencia y armonía... Que uno de los objetivos de este libro es enseñarle a tu hija a “protegerse de perfiles tóxico, abusadores y parásitos.” ¿Nos lo comentas?

  R.: Ciertamente es mi libro más personal y es que yo mismo he tenido que lidiar con perfiles tóxicos en más de una ocasión y, es más, han condicionado mi vida durante mucho tiempo. Seamos claros, en este mundo hay personas encantadoras, personas afables, personas tóxicas, personas simpáticas, personas de mil tipos. De la misma manera que de una persona simpática puedes esperar que te alegre el día, de una persona tóxica puedes esperar dolor, sufrimiento y abuso. No podemos relacionarnos igual con una persona afable que con una persona tóxica así que ya va siendo el momento de llamar a las cosas por su nombre y de proporcionar herramientas para poder protegernos de las personas tóxicas.

  P.: Coméntanos una de las trampas de los perfiles tóxicos y abusadores. La de pasar de víctimas a verdugos; de ser quienes sufrimos el abuso emocional a convertirnos en quienes no queremos ser. ¿Lo has vivido en tu consulta clínica? ¿Hay formas de evitar esa nociva transformación?

  R.: Es curioso ver como se perpetúan relaciones familiares tóxicas. Debería parecer que un hijo que ha sufrido a un padre narcisista debería ser más sensible y evitarle ese sufrimiento a sus hijos, pero lo cierto es que a menudo se perpetúa y se repite ese mismo esquema. Es como si en vez de gestionar ese sufrimiento, se fuera acumulando para darle salida tan pronto como les resulta posible.

  Yo siempre apuesto por parar esa cadena de herencias tóxicas. Hay que ponerse en manos de un profesional y alejarse lo antes posibles de esos perfiles tóxicos. ¿Sabes por qué? Pues porque te intoxican y cuando estás intoxicado ya no eres tú.

  Se trata de transformar toda esa rabia y frustración en algo bonito, no en algo tóxico y para conseguirlo a menudo necesitamos una ayuda externa.

 

  P.: «La vida es muy corta como para perder el tiempo tratando de no defraudar las expectativas tóxicas de una persona, aunque sea de tu misma familia», leemos. Imagino que no es fácil saber protegerse emocionalmente, con objetividad, cuando es alguien de tu familia, alguien tan cercano, sangre de tu sangre, con quien has compartido muchos años de vida. Pero a menudo es una cuestión de salud, de salud mental. Háblanos de esas resistencias y del proceso necesario para recuperarla.

  R.: El concepto de familia está sobrevalorado. Lo siento, es así. Hay familias maravillosas que son un nido de amor y de respeto, pero también hay familias más cercanas a una secta que a una unión de lazos de afecto. La sangre no conlleva el amor y aceptarlo es un paso muy liberador. Todos mis respetos para las familias encantadoras, pero no debemos tolerar cualquier cosa en nombre de la familia. Ese jefe re-tóxico que tienes, también es padre, esposo, hermano. ¿Cómo te crees que se comporta con su familia? ¿Acaso deja de ser como es para convertirse en un angelito? Pues no, lo siento. La sangre no lo tapa ni lo excusa todo. Hay que llamar a las cosas por su nombre y protegerse. ¿Verdad que tenemos claro que no podemos permitir que un padre torture físicamente a sus hijos? ¿Pues por qué toleramos que lo haga psicológicamente?

  Alejarse de una familia tóxica es una prioridad absoluta. En el libro dedico un capítulo entero a hablar de ello. Como bien dices, querido Ginés, es un tema de salud mental.

  P.: El concepto de líneas rojas lo hemos oído a veces en los medios de comunicación, sobre todo con los políticos cuando toca ponerse de acuerdo pactando (algo que parece provocar prurito en más de uno). Como deportista y viajero infatigable que eres, he sonreído al leer uno de los (divertidos) ejemplos con los que aderezas tus exposiciones. Me refiero a las fronteras de Rusia, tristemente de actualidad este último año; el país más extenso del mundo, por cierto. No hace falta ser como la madre Rusia para conseguir que se nos respete, ¿no es así?

  R.: No hace falta ser así, sin duda, pero sí que es importante que tengamos claras dos cosas. La primera es que las fronteras han de estar bien definidas y ser claritas e inequívocas. La segunda es que a veces tenemos que ser firmes. En el libro desarrollo el concepto de asertividad proporcional según el cual nuestra respuesta asertiva debe ser proporcional a la demanda de nuestro interlocutor. No podemos apagar un incendio forestal con un extintor domestico, ni un incendio en la cocina con un hidroavión; pues de la misma manera debemos hacer con nuestra vida. Algunas peticiones requieren de una firmeza realmente contundente. Debemos perder el miedo al conflicto. No pasa nada por tener conflictos. Es más, que tengas conflictos no implica que seas una persona conflictiva.

  P.: Somos el resultado de las personas con las que interaccionamos, leemos también en Tus líneas rojas y, nuevamente, me tiende un puente a la reflexión. A la importancia de elegir a esas personas, a saber rodearse de quienes nos respetan y a soltar lastre cuando, puestas las líneas, vemos que no hay manera. No hemos de sentirnos mal por renovar nuestra agenda. Háblanos de ello desde la experiencia personal, si gustas. 

  R.: LA vida es muy corta como para perder el tiempo con personas que nos están provocando dolor. No pasa nada por ser selectivo en tus relaciones. Tenemos derecho a pasar el tiempo con personas con las que estamos bien. No tenemos que ser amigos de todo el mundo. Cordiales, sí. Respetuosos, también. Pero no pasa nada por renovar tu agenda. Las personas cambian, no siempre para mejor y lo que un día tuvo sentido quizás ha dejado de tenerlo. Atiende a las señales, ten una mirada amable, pero haz caso a tu cuerpo. Si te duele no te conviene. Si no te apetece ir a verle, no te conviene. Si vuelves a casa contrariado después de verle, no te conviene. Así de sencillo y de simple. El dolor te sugiere que cambies, no que te acomodes en el sufrimiento.

  P.: También he querido ver algo de aprendizaje entre las páginas de Tus líneas rojas. Y de desaprender antes para aprender después. Las cosas que más nos convienen, a menudo, nos despiertan cierta incomodidad. Por no hablar de que la educación mal entendida confunde a veces sumisión con educación. O con bondad, y esta con debilidad, y de ahí a que abusen de nosotros hay un paso. ¿Nos ayudas a comprender esto con la premisa del aprendizaje dentro y fuera de las aulas? ¿El bullyng y saber poner líneas rojas a tiempo es una de las posibles lecturas de este libro o de su implementación?

  R.: He realizado muchas charlas sobre el bullying y seguiré haciéndolo. En muchas ocasiones el bullying está tolerado o incluso promovido por adultos. Sí. Seamos claros. Incluso profesores. Tenemos profesores maravillosos, sin duda, pero también tenemos profesores altamente incompetentes, psicópatas, amargados o narcisistas entre otros muchos perfiles.

  Profesores que les cogen manía a un niño y le machacan o que utilizan a otros niños para machacarles. Queda mucho camino por recorrer y mucho apoyo que dar a los más vulnerables. Un mal profesor condiciona la vida por completo de un niño y eso no puede ser. De ninguna manera.

  De la misma manera que algunas personas no pueden integradas en sociedad porque son incapaces de convivir con otras personas, algunos profesores no pueden seguir ejerciendo como tal. Ahora mismo tengo que atender algunos asuntos de salud que requieren toda mi atención, pero en cuanto pueda tener algo más de tiempo pienso montar una fundación o algo similar para promover la calidad educativa en tanto el trato en las aulas así como para la gestión de bullying permitido e impulsado por adultos y para proteger a los más vulnerables. Desde aquí hago un llamamiento a aquellas personas que deseen participar de este proyecto, aportar su granito de arena o esponsorizarlo. Ya está bien de que los niños y jóvenes acaben pagando la incompetencia o la mala intención de adultos que deberían ayudarles.


  Tus líneas rojas. Tomás Navarro. Editorial Zenith.


  Otras entrevistas para Maleta de libros de Tomás Navarro:

  Wabi Sabi. Entrevista a Tomás Navarro.

  Yo soy así. Entrevista a Tomás Navarro

  Fortaleza emocional. Entrevista a Tomás Navarro.

jueves, 13 de abril de 2023

Gatos negros, escaleras y espejos. Willow Winsham

No es casual que esta reseña aparezca un día 13. Claro que solo hay que leer el título para relacionar uno y otro: Gatos negros, escaleras y espejos (Oberón), de Willow Winsham

 La autora británica es historiadora especializada en brujería y folclore. En este libro ha recogido el origen de cien supersticiones sobre todo con el apoyo de sus seguidores en redes sociales. Cien supersticiones de todo el mundo, además, ya que resulta fascinante abrir estas páginas por cualquiera de este centenar y dejarse sorprender. 

  Me refiero a que un número, un objeto o una acción puede ser a su vez augurio de buena o de mala suerte según la latitud en la que nos encontremos. Winsham ya advierte en la introducción que superstición tiene una connotación negativa desde hace mucho. Lo cual ya es indicativo de que en Gatos negros, escaleras y espejos, vamos a encontrar orígenes también ancestrales a estas creencias. Advierte así la autora que algunas supersticiones pueden haber quedado obsoletas o incluso llegar a ser ofensivas. Quizá por ello, en la página de créditos, se incluya un no menos curioso Descargo de responsabilidades

  Porque el interés de Winsham con este libro es meramente divulgativo, de entretenimiento e informativo, alertando sobre algún uso “indebido”. Así es, intuyo, al leer algunas de estas supersticiones alrededor de animales, plantas o bebés, por dar algunos ejemplos. Pero, relajémenos y acordemos leer Gatos negros, escaleras y espejos en esa línea de diversión y curiosidad que nos propone la autora. Descubrimos entre las páginas por qué parece dar suerte tocar madera, encontrar un trébol de cuatro hojas o recoger monedas que nos encontremos a nuestro paso. Eso sí, en ese paseo lo mismo tendremos que estar alerta para no pasar bajo una escalera, pisar una grieta o que se nos cruce un gato negro. Si buscáis superstición en la Wikipedia, ¿qué imagen creéis que aparece?... 

  Gatos negros, escaleras y espejos es un libro ameno, lleno de peculiaridades y que seguro logrará sacarnos una sonrisa cuando no sorprendernos sobre el fascinante origen de cien supersticiones muchas de ellas arraigadas en el folclore y las tradiciones. Además, como dijo alguien, ser supersticioso trae mala suerte, así que te invito a leerlo acompañado de tu gato, araña, tanto si has estornudado tres veces o derramaste vino durante la cena. 


  Gatos negros, escaleras y espejos. Willow Winsham. Oberón libros. Trad.: Ana Isabel Pérez Ocaña.


  Willow Winsham es escritora e historiadora especializada en brujería y folclore. Es autora de 'Accused: British Witches Throughout History y England's Witchcraft Trials', y coautora de 'Treasury of Folklore: Seas and Rivers' y 'Treasury of Folklore: Woodlands and Forests'.

lunes, 10 de abril de 2023

El tablero de la reina. Luis Zueco

Había tenido la oportunidad de leer con anterioridad a Luis Zueco. Concretamente con su primera novela, El castillo. Por eso, me he dejado sumergir en esta nueva novela histórica El tablero de la reina (Ediciones B). 

  Zueco presenta con maestría un tablero metafórico en el que iremos conociendo a los personajes y sus movimientos, como en un ajedrez. Dividida en seis partes con nombres de trebejos, desde los peones a la reina, los ochenta y cinco capítulos transcurren en una época histórica fascinante. Al menos a mí me lo ha parecido. Porque A finales del siglo XV, en Castilla, la dinastía de los Trastámara va a vivir un momento convulso y decisivo para el destino de España, de Europa y, quizá, del mundo. 

  Así, en la parte de las piezas de la Corte, siguiendo la metáfora, la muerte de Alfonso en plena guerra con Enrique IV abrirá un nuevo escenario con la vista puesta en la joven Isabel. La futura Isabel la Católica. Pero a nivel de los peones, de lo que sucede en el pueblo llano, acompañaremos a dos personajes también trascendentales. 

  De una parte, Gadea, obligada a huir de su casa, de su familia, en Toledo, de una manera precipitada y traumática. Buscando respuestas las hallará sobre todo en el corazón mismo de ese juego que le apasiona: el ajedrez. De otra, Ruy es un cronista amante de los libros y de la Historia con mayúscula. También quiere encontrar respuestas y dejarlas por escrito, sacar a la luz la verdad aunque el riego sea grande. Narrada en contrapunto, como una auténtica partida de ajedrez, vibraremos con El tablero de la reina, con la búsqueda para descubrir las conspiraciones de la Corte y el ascenso al trono de una reina que transformó la figura de la reina del ajedrez. 


 Luis Zueco (Borja, Zaragoza, 1979) es director de los Castillos de Grisel y de Bulbuente, dos fortalezas restauradas y habilitadas como alojamientos con encanto y como sede de eventos. Además, es ingeniero industrial, licenciado en Historia y máster en Investigación Artística e Histórica, miembro de la Asociación Española de Amigos de los Castillos y colaborador, como experto en patrimonio y cultura, en diversos medios de comunicación. Ha logrado el éxito internacional de crítica y público con su fascinante Trilogía Medieval: El castillo, La ciudad y El monasterio, tres novelas que nos llevan a través de adictivas tramas de intriga ambientadas en los escenarios arquitectónicos más importantes de la época medieval. Su novela posterior, El mercader de libros (2020), lo ha consagrado como uno de los novelistas históricos más importantes de nuestro país. El cirujano de almas (2021) es la anterior novela antes de El tablero de la reina

jueves, 6 de abril de 2023

Solo humo. Juan José Millás

Lo ha vuelto a hacer. En Solo humo (Alfaguara), Juan José Millás vuelve a invitarnos a un viaje de la manos de personajes únicos. Con su estilo particularísimo, entrar en una novela de Millás es romper la delgada línea entre la realidad y la ficción, entre lo onírico y lo visible. Porque la fantasía es real en tanto creemos en ella. Y crear es creer. 

  Creemos en Carlos, el protagonista de Solo humo. Le vemos al inicio de la novela tratando de recomponer sus recuerdos al conocer la noticia de la muerte de su padre. Como apenas le trató, al saber que ha heredado su piso decide ir allí y dejarse llevar por lo que experimentará. Que será mucho, que será como un descenso a los confines de la identidad para surgir hacia la luz, casi como la Alicia de Carroll

  Conocerá a la vecina de su padre, otro personaje con sello millasiano. La madre de Carlos tendrá su papel en esta novela de espejos, de desdoblamientos, de búsquedas y de imaginación. 

  Una novela para amar la literatura por sí misma y por los bocados que Millás nos deja en la mesa en forma de historias aderezando la trama. Somos los que somos cuando nadie nos contempla, dijo alguien. Y así, en esa soledad, buscada a veces, como hará Carlos, recomponemos nuestra percepción del mundo incluso a partir de sueños y deseos, con ayuda de la magia sin magos. La capacidad de crear la realidad está dentro de cada cual. Y la de la irrealidad, también. Millás abre la puerta de una casa, de un pasillo donde nos aguardan los personajes y la reflexión sobre lo permeable que es la membrana entre la cordura y lo que nos han enseñado a llamar locura… y quizás no lo sea. 


  Solo humo. Juan José Millás. Alfaguara.


  Juan José Millás es un escritor y periodista español (Valencia, 1946). Su obra ha sido traducida a más de veinte lenguas y ganadora de algunos de los principales premios de la narrativa española. Destacan así sus novelas Cerbero son las sombras (1975, Premio Sésamo), La soledad era esto (1990, Premio Nadal), Dos mujeres en Praga (2002, Premio Primavera), El mundo (2007, Premio Planeta y Premio Nacional de Narrativa) además de libros de relatos y recopilaciones de artículos. Colaborador habitual de El País y del programa A vivir de la Cadena SER, ha sido galardonado, por su labor como periodista, con los premios Mariano de Cavia, Miguel Delibes, Francisco Cerecedo, Vázquez Montalbán y Don Quijote, y con el Premi de les Lletres 2022 de la Generalitat Valenciana.

lunes, 3 de abril de 2023

Desazón. Francesc Torralba

He disfrutado mucho con las tres narraciones incluidas en Desazón (Milenio), de Francesc Torralba. Son tres cuentos, diría que incluso fábulas, con una doble lectura. Con mensaje. Porque estos tres cuentos tienen un fondo filosófico acerca de la condición humana. Los tres dejan un poso tras su lectura acerca de nuestros miedos y experiencias, incluso de nuestras inseguridades por ejemplo, respecto al paso del tiempo. 

  El primero de los relatos, El hombre que quería convertirse en grano de arena tiene como protagonista a esos dos personajes: a un hombre y a un grano de arena. En una idílica playa asistiremos a un interesante diálogo entre ambos. Intercambiarán sus puntos de vista cuando el primero le exprese ese deseo que apunta el título. 

  En el segundo, el titulado El árbol y la hoja, los protagonistas son también los que destilan el propio título. Un frondoso y milenario roble recibe una curiosa petición por parte de una de sus hojas. Como en el caso del cuento anterior, se generará un debate entre uno y otra. Expondrán sus argumentos acerca de su existencia y esos deseos de cambio. 

  El tercero incluido en este Desazón, Meditaciones de una vaca sardanesa, no ha de sorprendernos si tiene como protagonista a una vaca. Ya arranca con una pregunta reflexiva de su protagonista: “¿A quién puede interesar el monólogo de una vaca vieja y cansada de hacer tintinear los cencerros por los altos pastos  de la Cerdaña?” A lo que yo respondería que a nosotros, a las personas. Porque esta vaca ha acumulado muchos años de observación desde su privilegiada atalaya campestre. Contará cómo ve a los humanos, a menudo extrañada por nuestro comportamiento. Y no es para menos. En los tres cuentos palpita la reflexión que Torralba nos traslada. 

  Los tres son una suerte de espejo donde vernos reflejados como seres de existencia efímera y, a menudo, mundana, incluso desesperanzada justamente por nuestro conocimiento o, quizá, por el autodesconocimiento de la esencia de la vida. Sin duda es un libro para leer y para compartir, para leer en compañía, en especial por los valores educativos de una lectura como esta. Un feliz hallazgo literario ante tanto ruido y narrativa de disipación. 


  Desazón. Francesc Torralba. Ed. Milenio. Trad.: Jordi Vidal Tubau.

  Francesc Torralba (Barcelona, 1967) es doctor en filosofía por la UB y en teología por la Facultad de Teología de Cataluña. Tiene una gran producción bibliográfica en temas relacionados con la filosofía, la ética y su aplicación en la vida diaria y personal. Entre sus obras destacan Cien valores para una vida plena (2003), El arte de saber estar solo (2010) y, sobre todo, El arte de saber escuchar (2008).