lunes, 30 de marzo de 2015

JORGE E. BENAVIDES: «Nuestra vida está compuesta de personajes secundarios y su existencia es lo que define mejor nuestros contornos».

En esta ocasión tengo el privilegio de poder entrevistar para Maleta de libros a Jorge E. Benavides a quien conocí años atrás en una desaparecida librería de Valencia, solo que esta vez para intercambiar impresiones sobre su novela ‘La paz de los vencidos’. Peruano de nacimiento, desde 1991 hasta el 2002 vivió en Tenerife. Ha colaborado con prestigiosas revistas tanto de nuestro país como de Perú, destacando entre las novelas publicadas anteriormente: La noche de Morgana (2005), Un millón de soles (2008) o Un asunto sentimental (2013). Fue finalista en la Bienal de Cuentos de COPE en 1989 y también en la del certamen de cuentos NH (España) del año 2000, en el Premio Tigre Juan de 2003 y en el Rómulo Gallego de ese mismo año. Ha sido Premio Nuevo Talento FNAC en 2003. Con su novela ‘El enigma del convento’ ha obtenido el premio Torrente Ballester.


¿Qué ha viajado de usted como autor en esta novela, a ese protagonista que llega de Perú a Canarias para ganarse la vida, más allá de lo circunstancial?

Supongo que lo principal es la mirada, la extrañeza de adaptarse a un lugar ajeno, lejano y remoto como solo podían estar los lugares antes de internet. Se trata de una mirada virgen, siempre sorprendida, que nunca más recuperaremos. Y eso es algo que a mí me ocurrió, como a cualquier que llega a instalarse a otra ciudad, ya digo, tan lejana y ajena como podía ser para mí Santa Cruz, hace casi veinticinco años. Eso es lo que quise que fuera la visión del narrador protagonista, pues de otro modo nada de lo que se contase tendría sentido.

No sé si ver un guiño a la precariedad de los trabajos en esta sociedad tecnológica, precariedad asociada con esa necesidad personal de sabernos útiles aferrados a un trabajo, aunque sea mínimo, mal retribuido, ‘condenado a la eventualidad’ como reflexiona el protagonista.

Bueno, en todo caso sería un anticipo porque, como digo, la novela está ambientada en una época radicalmente distinta a esta. Y la precariedad económica resulta habitualmente consustancial al inmigrante. Hoy esa precariedad se ha extendido a amplios sectores de la sociedad que hasta hace poco ni se imaginaban que podrían vivirla.

A la hora de gestar ‘La paz de los vencidos’, ¿decidió el formato de narración en primera persona y el de diario con la intención de aproximar aún más al lector con la realidad a veces fragmentada y desorientada del protagonista?

Sí, tenía claro que la mejor manera de abordar una narración de este tipo era a través de la reflexión más íntima, y que el diario se presentaba bastante bien para este propósito. Cada relato tiene una manera de contarse, y encontrar esa forma es la primera preocupación para el escritor. No puedo imaginarme esta historia contada desde otro ángulo.

Creo que los personajes secundarios, por así decirlo, son como esa cita de Faulkner (… en mitad de la noche una cerilla no ilumina apenas nada, pero nos permite ver cuánta oscuridad hay a su alrededor), dan la verdadera dimensión de quien se mira cada día en el espejo de su vida en la vida de los demás, ¿no le parece?

Creo que en las novelas, los personajes secundarios e incluso los “figurantes” son una parte realmente importante, porque constituyen el entorno de los personajes principales y ayudan a comprenderlos mejor, a verlos como seres reales y no sólo como estereotipos. Nuestra vida, la vida de cualquier, está compuesta de personajes secundarios y su existencia es lo que define mejor nuestros contornos.

Extraigo una frase de la novela: ‘Uno no llega a comprender bien la soledad hasta que se encuentra cara a cara con ella. Me estoy refiriendo a esa soledad (…) que conduce al exilio de nosotros mismos’.

Creo que muchos pensamos de la soledad sólo su parte más “visible” y esta suele tener un cierto perfil romántico. Pero hay un tipo de soledad que no tiene nada de romántica, que es brutalmente inevitable y que termina por llevarnos al aislamiento más absoluto. Nos vuelve invisibles y luego termina por convertirnos en seres extraños para nosotros mismos. Es la soledad que viven los desarraigados, los que han sido excluidos del sistema, como el viejo profesor de mi historia.

También hay libros, literatura, el sueño de convertirse en escritor entre estas páginas, se respira el humo de cigarrillos a lo Cortázar en París, a lo tertulia de bar y escapar de la vida rutinaria mediante la vida literaria de otros.

Es una novela innegablemente tributaria no sólo de mis lecturas más queridas, sino de una forma de entender la literatura tal como yo la veía, como la veían otros amigos de mi generación. Un oficio apasionante y casi excluyente, donde el aspecto bohemio podía ser un atractivo pero también un peligro, una luz que encandila y termina por destruir. Y también hay tabaco porque se fumaba en los bares. Es un paisaje muy extraño y muy distinto al actual: no hay móviles, no hay euros, no hay internet ni twitter ni tabaco en los bares. El mundo parecía un poco más tangible.

Esta novela ha merecido el XII Premio de Novela Corta Julio Ramón Ribeyro (quien curiosamente fue otro gran escritor peruano, exiliado en el viejo continente). ¿Qué le supuso para usted este premio y qué cree que le aporta a la novela cara a los lectores?

Es, sin duda, un premio del que me siento muy honrado. Lleva el nombre de uno de nuestros grandes escritores del siglo pasado. Y además, la novela tiene una cierta raigambre ribeyriana, como ha señalado parte de la crítica, especialmente en el Perú. De manera que es un premio muy importante  y muy querido por mí.

¿Mientras se tiene esperanza no se está vencido del todo, aunque no se logre la deseada paz interior de noche o en los momentos de reflexión con uno mismo?

Bueno, el título hace alusión más bien al sosiego que se puede experimentar cuando decidimos que sería insensato luchar más en determinadas circunstancias. Y eso es lo que de alguna manera pretende trasmitir esta historia de outsiders y gente que fracasa: todos, de una u otra manera, saben que están vencidos, y su rendición trae una suerte de paz y sosiego.

Muchas gracias y mucha suerte, Jorge.

Por Ginés J. Vera.
Foto: web de Jorge E. Benavides


viernes, 20 de marzo de 2015

FERRÁN SALMURRI: «El ser humano tiene tendencia a evitar el esfuerzo, a obtener el beneficio más inmediato».

Esta semana en Maleta de libros tengo el privilegio de entrevistar al psicólogo Ferrán Salmurri. Con más de cuarenta años de experiencia estudiando las emociones, sigue en activo en el Gabinet Col·lectiu Galton (el primero en España dedicado a la psicología clínica y la psiquiatría). Defiende los beneficios de la corriente de la psicología cognitivo-conductual hasta el punto de querer trasladarlos hasta la cotidianidad de la gente de a pie. Para Salmurri la felicidad es una conquista que depende en gran medida de lo que pensamos.
Tras la publicación del libro “Libertad emocional. Estrategias para educar las emociones”, le preguntamos por su último libro “Razón y emoción” (RBA, 2015) con el que quiere enseñarnos a utilizar la razón para gestionar mejor nuestras emociones.

En ‘Razón y emoción’ destaca la felicidad, el optimismo como motor para esforzarnos y emplearnos más y mejor.

Si, aquí hay dos grandes objetivos: uno, todos los seres humanos, lo que queremos, lo que buscamos, para lo que vivimos, nuestro objetivo vital es ser felices, y esto hay que explicar lo que es porque mucha gente piensa que es hedonismo. Es muy sencillo: somos más felices cuando nos sentimos bien que cuando nos sentimos mal.
Los sentimientos, ¿cuándo queremos sentirlos?, en la vida. Y, ¿cuándo es la vida? hoy y aquí, ni ayer ni mañana, ni dentro de un minuto, ahora. ¿De qué depende?, de ti, y de lo que piensas. Y, en general, ¿qué pensamos?, pensamos muchas veces estupideces, le seguimos dando cuerda a los mismos pensamientos y esto nos lleva a seguir una actitud en la vida, nos repetimos, de ahí el ejemplo de las zapatillas que aparece en el libro. No somos capaces de parar y pensar, no somos capaces de ir a casa y decir ¿dónde estarán las zapatillas?

Debemos aprender a establecer hábitos de esfuerzo ya he leído que estamos programados para buscar el beneficio inmediato.

El ser humano tiene tendencia a evitar el esfuerzo, a obtener el beneficio más inmediato, es una tendencia, una satisfacción personal, yo te diría, que de los seres vivos. Hace unos años salió una noticia en los medios que explicaba que unos expertos de la universidad de Extremadura habían hecho un seguimiento de unas aves migratorias y comprobaron que iban desde España a Suráfrica, se plantearon por dónde iban ya que en medio estaba el Sáhara. Hicieron un seguimiento y comprobaron que iban desde España a Brasil y de ahí a Suráfrica. Lo hacían aprovechando así las corrientes de aire para ahorrarse esfuerzo.
Otro ejemplo en animales, cuando al león le duele el estomago, cuando ha comido, se está cuatro días sin moverse por no gastar, para no realizar ningún esfuerzo. La tendencia a evitar el esfuerzo es consustancial con el género humano, y es evidente que todo esfuerzo evitable es esfuerzo evitado.
El problema lo tienes cuando hay esfuerzos evitables pero que son necesarios. Por ejemplo, si tú quieres aprender tienes que estudiar y entre las muchas perversiones mentales que enseñan, por ejemplo, no nos enseñan a sentirnos satisfechos del esfuerzo que te conviene. Puedes elegir por ejemplo a un estudiante, de instituto o de universidad, y le preguntas: ¿quieres estudiar, tener cultura, conocimientos, titulación? Si, te dirá, pues ponte a estudiar. Pero a la hora de estudiar, si es que hay una hora, ¿qué piensa el 90% de los estudiantes? Qué palo…, qué rollo…, qué castigo. ¿No eras tú el que querías estudiar, por qué no dices ‘qué bien que estoy esforzándome’?, ni eso enseñamos a pensar.

Somos resultadistas, entonces, no valoramos como positivo el esfuerzo, vamos al resultado con el mínimo esfuerzo, porque se prima el resultado.

Eso es así, estoy totalmente de acuerdo.

Háblenos del concepto de resilencia y su importancia de esta para ser más felices

Sería un poco la capacidad de resistencia, de reacción positiva ante los acontecimientos negativos; es decir, hay personas que ante acontecimientos negativos se hunden, y hay otras que tienen muchos más recursos, esta capacidad de reacción positiva ante los acontecimientos no especialmente positivos es la que se llamaría la resilencia.
Hay un ejemplo muy claro de gente que soportaba mucho mejor los campos de concentración nazis, quien lo resistían mejor son los que eran más resilentes, los que tenían mayor capacidad de resistir las situaciones; los que no, se hundían poco a poco.
Se puede enseñar a ser más resilente. El factor genético o la predisposición tampoco es determinante. No hay ningún gen que te de la felicidad, de la misma manera que no hay ninguno que te la pueda quitar.

Otros conceptos que también emergen de ‘Razón y emoción’ son: autoconcepto, autoestima y pensamientos intrusos; los relaciona con el aprendizaje desde el pensamiento asertivo.

Si, vamos por partes. Uno de los primeros conceptos que tenemos que aprender es: ‘¿para qué vivimos? Para ser felices, y ¿qué quiere decir eso, y de quién depende? De ti. Y, ¿de qué depende? De lo que piensas. Y a partir de ahí sería bueno que, cada día o con cierta frecuencia nos preguntáramos: ¿puedo ser feliz ahora?, y aprender y  practicar. Y llegaría un momento en el que te saldría solo, sabes que sí, y ¿por qué? Hay dos repuestos:
Por lo que eres, en términos de suficiencia: suficientemente buena persona, suficientemente buen profesional, suficientemente buen vecino, etc., tienes suficiencia como persona para sentirte bien sin compararte con nadie, puedes darte cuenta de que puedo generar sentimientos de satisfacción siendo quien soy.

Y segundo, de lo que hago. ¿Qué estoy haciendo? Lo que me he propuesto hacer, yo dirijo mi vida y lo estoy haciendo lo mejor que puedo; observarte es suficiente para que me genere sentimientos de satisfacción. Estos sentimientos nos los generamos.

Uno de los muchos errores que tenemos es cuando pensamos que los sentimientos se generan desde fuera, que dependen de cómo te traten los demás, de cómo te trate la vida. Hay quien dice: es que me ha hecho enfadar…, y eso no es así, hay que aprender a cuestionar esta respuesta. El primer punto seria aprender a tener una práctica de pensamiento positivo, importante generarse una buena autoestima; el segundo, aprender a gestionar los malos sentimientos como el miedo, la ansiedad, los celos, la rabia, la cólera, el resentimiento, la excesiva preocupación.., cómo gestionar estas emociones.

El tercero seria cómo aprender a pensar ante el esfuerzo. La autoestima depende mucho de cómo nos va la vida, si uno se hace propósitos, es muy difícil si uno dice: me siento estupendo de no haber hecho nada de lo que me he propuesto. Hay que proponerse objetivos accesibles, nos ayuda a tener pensamientos más adecuados, cumplir con aquellos esfuerzos que debemos hacer y cómo pensar antes. Los esfuerzos serían también un elemento a trabajar.

Otro elemento seria ante la empatía, que es pensar en los sentimientos de los demás, a diferencia de la compasión que es sentir lo mismo que los demás; no, no es cuestión de sentir lo mismo sino de tener presente los sentimientos.

Hay dos grandes conceptos en el aprendizaje emocional: uno, tener una buena autoestima, sentirnos bien con nosotros mismos, y el otro, tener una buena empatía que nos ayude a vivir con los demás, es la que nos ayuda a combatir el egoísmo, la agresividad, lo que nos limita es nuestra autoestima. Autoestima sin empatía es narcisismo, no existe un exceso de autoestima.

Hay un punto que quisiera tratar, lo digo porque no sé si en el libro ha quedado suficientemente claro, hay dos conceptos que necesitamos que nos la enseñen: uno es que, en la medida en la que queremos ser más felices, esto es un trabajo personal, no va a venir nadie de arriba que nos diga qué hacer, tenemos que aprenderlo cada día, es el objetivo vital, aunque mucha gente no se lo haya planteado, que ese es otro tema. La mayoría de la gente no se plantea para qué vive, ¿para qué vivimos? Para ser felices.

Y el segundo apartado es que, colectivamente, hoy tenemos que empezar a tener una conciencia colectiva más acentuada. Lo que ha movido el mundo desde siempre ha sido el egoísmo, ya por tener más seguridad, ya por acaparar más, ya por tener menos miedo…, y aún vamos por la vida con esa mentalidad. Es un principio de vida aceptado en todo el mundo, pero no es lo mismo cien millones de egoístas que han hecho mover el mundo, el egoísmo, frente a siete mil millones de egoístas, esto no es sostenible; porque cada uno sí, pero la colectividad no.

¿Cuál es la importancia de la escucha activa para aprender a comunicarnos mejor no solo con los demás, sino también con nosotros mismos?

Nuestra escucha es mejorable. No sé si lo explico en el libro, me pasó una anécdota un día que iba a trabajar al hospital, en el trayecto recuerdo que había una terraza de un bar en medio de la calle en la que se sentaban un grupo de seres humanos, seis personas, que se ponían a tomar su café de la mañana y siempre me sorprendía ver que de los seis, tres o cuatro hablaban a la vez, pues llegó un día en el que estaban los seis hablando a la vez. Me paré y me dije: ¿cómo es posible que hablen seis y no escuche nadie?

En lo que respecta a la gestión de nuestras emociones veo que seguimos siendo unos primates.

Y tanto. Fíjate, hay montón de estudios que demuestran que hoy nos domina tanto el miedo como hace mil años. Lo que es un problema grave es que la vida evoluciona muchísimo, tanto en su evolución tecnológica, económica, de formaciones sociales…, pero seguimos sintiendo lo mismo ahora que antes, por lo cual, la preparación emocional ha de ser más exigente y sigue siendo la misma, es un hecho irreversible, es así. La gran ventaja es que podemos cambiar.

Muchas gracias y mucha suerte Ferrán.

Por Ginés J. Vera

lunes, 16 de marzo de 2015

ESTELA CHOCARRO: 'Todos los lugares tienen su encanto. Es cuestión de saber verlo y transmitirlo al lector'.

La entrevista de esta semana en Maleta de libros tiene ese sabor a historia antigua, a secreto celosamente guardado, en este caso con un pequeño pueblo de la ribera alta de Navarra como escenario, Cárcar. Su autora nació en Pamplona aunque pasó su infancia en él, escuchando leyendas por boca de su padre. Aunque estudió publicidad y relaciones públicas en Madrid afirma que ‘El próximo funeral será el tuyo’ (Maeva, 2015), su primera novela, surgió indagando en las viejas historias de Cárcar, que ya conocía gracias a los relatos de su familia.


Navarra se ha convertido en un buen enclave narrativo para desarrollar historias de crímenes. Además del turismo cultural de la región, ¿hay un interés además del narrativo en su novela de que los lectores conozcamos Cárcar y la Navarra profunda (dicho conrespeto y admiración)?

En un principio no tenía ningún interés aparte del meramente literario: el crimen sobre el que quería escribir sucedió en Cárcar, que es mi pueblo, y por tanto era el escenario lógico para ambientar la novela. La escribí entre 2009 y 2011, y en ese momento ninguna otra novela que yo conociese estaba ambientada en Navarra. Hubo personas cercanas a mí que en su día me sugirieron cambiar el nombre del pueblo por considerar que Cárcar podía carecer de interés literario, y ahí sí que hubo una reivindicación por mi parte. Pienso que cualquier escenario sirve para ambientar un crimen siempre que el autor sienta el misterio de ese lugar. Estoy convencida además, de que todos los lugares tienen su encanto. Es cuestión de saber verlo y por supuesto transmitirlo al lector.

‘El próximo funeral será el tuyo’ está basado en un suceso real, ¿no es cierto? Ha escogido su Navarra natal como enclave supongo que por varias razones, no solo las sentimentales.

En efecto. La novela está inspirada en un crimen que sucedió en Cárcar (mi pueblo) en 1925. Una historia que conocía desde que era una niña y en cuyos escenarios solía jugar y fantasear. Siempre pensé que tanto la historia como sus parajes eran propicios para una novela o una película. Estaba predestinada a escribir esta novela de alguna manera. Además de eso, Cárcar es el lugar que mejor conozco y donde más he dejado volar mi imaginación a lo largo de mi infancia y adolescencia, de modo que lo considero un escenario de novela perfecto.

El gran epicentro de la novela es un crimen sin resolver ocurrido en los años cuarenta. Imagino que como lectores sentimos cierta fascinación por los secretos, algo de fascinante morbosidad por desvelar hechos truculentos del pasado.

En realidad el crimen sucedió en los años veinte aunque yo lo sitúo en la novela en la década de los cuarenta pues necesitaba que quedaran testigos en el pueblo que pudieran dar cuenta de lo sucedido. El crimen se resolvió en su día y el culpable fue a la cárcel. Lo que no estaba claro para la gente de Cárcar eran los hechos, a pesar de que las noticias de todo el proceso fueron publicadas por la prensa de la época y el acceso a los archivos oficiales es público. Se convirtió en una especie de leyenda que fue transmitiéndose de generación en generación, con varias versiones de los hechos que al parecer nadie se molestó en verificar. Tienes razón en que este tipo de hechos truculentos, de secretos del pasado, ejercen una fuerte fascinación en los lectores, que somos gente curiosa por naturaleza.

Amén de los protagonistas directos, destacan varios personajes de más edad, esa sabiduría popular, esos mayores, no sé si hay una reivindicación expresa en esta novela.

Así es. La verdad es que necesitaba de esas personas mayores, pues siendo el hilo conductor de la trama un antiguo crimen, no podía evitar que mis testigos fuesen ancianos en la actualidad. Quería que fuesen personas entrañables e interesantes, como yo los he visto siempre. Un anciano ha sido niño y ha sido joven. Ha vivido muchísimas cosas y eso es algo que solemos olvidar las personas de menos edad. Creemos que los ancianos siempre lo han sido, pero no es así. El tema sentimental en la tercera edad también es una reivindicación y me consta que existe el “amor otoñal” ¿cómo no? El cariño y el amor son tan necesarios, si no más, en la tercera edad cuando uno puede encontrarse más solo.

La protagonista, Rebeca Turumbay, llega al pueblo un verano con su Mini rojo y algunos prejuicios de su vida urbanita que chocarán con la tranquila forma de vida de este pueblo. Serán sus motivaciones, su afán por descubrir el pasado de su abuelo, lo que nos hará introducirnos en esta historia. ¿Quién es para usted Rebeca dentro y fuera de esta novela?

Seguramente esto ha cambiado mucho hoy en día, pero cuando yo era una niña, veía a las chicas de ciudad un poco como he pintado a Rebeca en el libro.
Casi diría que la he hecho cargar con los prejuicios que sobre las personas de ciudad, podemos tener la gente del pueblo. En ese sentido es mi contrario. Pero también hay en ella un afán por conocer, una vena aventurera que le hace viajar al pueblo de su abuelo y en ese sentido es un poco como yo. Podría ser una buena amiga mía, la verdad. Cuando veo un Mini Cooper por la carretera suelo pensar que se trata de Rebeca que se dirige a Cárcar. Es curioso como los personajes se hacen presentes en la vida del escritor de alguna manera.

Háblenos del papel de la obra de Dalí en esta novela.

El tema de Dalí es una trama secundaria dentro de la novela. Rebeca Turumbay es profesora de arte y empleada de la Fundación Gala-Dalí de Figueres. Su abuelo Ángel trabajó para Salvador Dalí y su tío Daniel el Gallardo parece haber sido un estupendo pintor, con una sorprendente habilidad para reproducir las obras del artista ampurdanés. En definitiva, es una constante en la vida de la familia Turumbay. Y hasta aquí puedo contar. Solo decir que esta trama secundaria tiene un desarrollo posterior en la siguiente entrega de las aventuras de Rebeca Turumbay y Víctor Yoldi.

Entre la descripción, de la que ya hemos hablado, y la acción se incluye los diálogos de los personajes. ¿Qué cree que aportan a una novela negra en particular y a ‘El próximo funeral será el tuyo’ en especial?

Los diálogos son siempre importantes en cualquier novela del tipo que sea, ya que es a través de ellos como conocemos a sus personajes. En este caso concreto, son muy útiles para conocer el carácter local. El personaje de Marcelo Ágreda es un prototipo de hombre de esta zona, apasionado de las jotas, de las canciones y dichos populares.

Muchas gracias y mucha suerte, Estela.


Por Ginés J. Vera.

lunes, 9 de marzo de 2015

CLARA OBLIGADO: «Me hice escritora en España, en Argentina no escribí una sola línea».

Entrevisto esta semana con especial emoción a la escritora argentina Clara Obligado nació en Buenos Aires aunque desde 1976 vive en España. Licenciada en Literatura, dirigió los primeros talleres de Escritura Creativa que se organizaron en España, actividad que ha llevado a cabo para numerosas universidades y diversas instituciones y que realiza de forma independiente. En 1996 recibió el premio femenino Lumen por su novela ‘La hija de Marx’. Ha publicado ‘Las otras vidas’ y las antologías de microrrelato ‘Por favor sea breve’ 1 y 2, pioneras de este género en España. ‘El libro de los viajes equivocados’ mereció el IX premio Setenil al mejor libro de cuentos en 2012.

Como anuncia el título, el azar, las coincidencias y la silenciosa presencia de la muerte se cuelan entre estos cuentos de La muerte juega a los dados.
Si, es una muerte que como dice el titulo juega a los dados. Estamos metiendo a la muerte que no la podemos controlar y al azar, el azar controla nuestra existencia y dentro del azar podríamos meter también nuestra capacidad de crear. Por un lado estamos determinados y por otro podemos escapar, es lo que dice el libro en síntesis.
Se pueden leer de dos formas tal como se anuncia al principio del libro, me recuerda a Rayuela de Cortázar, solo que en este caso sin un orden definido, sino descolocada, de forma mestiza.
Me parece que el mundo de hoy es mestizo y descolocado. Yo he tratado de contar una forma  que representa de alguna forma todos los estímulos que tenemos, la mezcla de culturas, de nacionalidades, los conflictos, los límites, los idiomas…, he escrito en varios castellanos, por ejemplo, no he hecho un experimento a lo Valle-Inclan, o sea, tan exagerado, tan amplio como Tirano Banderas, ¿no? pero si he hecho un reconocimiento de que hay una lengua que se ha ido creando no solo en España, un castellano peninsular, sino que es una mezcla de los castellanos de la gente que ha ido llegando,. Esto también pasa a nivel formal., un ejemplo de esto podría ser Bolaño también, donde aparece el mestizaje en la forma que es una forma de expresar solo que el lo buscó de una manera más… lamentablemente no soy Bolaño, y por otro lado busco de una manera más amable.
Castellano mestizo porque mezclo novela, con cuento, con microrrelato, y dentro de los cuentos hay cuanto realista, fantástico, policiaco, romántico… es un libro mestizo lo mires por donde lo mires aunque cuento una historia lineal. Luego esta combinado con microficción,
La mayoría de estos relatos están dedicados, por ejemplo uno a David Roas y otro a Andrés Neuman (ambos han publicado recientemente con la editorial Páginas de Espuma), ¿obedece a deudas literarias o son guiños entre autores.
Obedece a afectos. A Andrés Neuman lo conozco desde hace muchos años, es muy amble y muy generoso conmigo y creo que le debía un cuento llamado La sangre ya que tenemos una sangre común, los dos somos argentinos. Y el cuento a David Roas es porque me prometió que me propusiera que escribiera un cuento con la habitación 211 el lo publicó en su momento y además que lo aprecio mucho, me parece que es un tipo que tiene una visión bufa de la literatura cosa que se agradece mucho entre tanta solemnidad, ¿no?
¿Hay solemnidad en la literatura, entonces?
Muchísima, en el arte en general, en el mundo hay solemnidad, se le da importancia a cosas que no lo son.
De la televisión ya ni hablamos.
Me gusta mucho la televisión me gusta mucho las serias. Tienen un formato parecido a la novela realista del siglo XIX es un formato que me convence me parece que es una maravilla.
¿Y qué opina del formato de la microficción? Ya sabe que hay autores muy a favor pero otros, sobre todo críticos, que están en contra. Precisamente de eso también estuve hablando con David Roas hace poco, de las clasificaciones y géneros.
¿Cómo se puede estar en contra del microrrelato? Él escribe microrrelatos, el es un torpedero, yo publiqué una de las primeras antologías de micro que se hizo en España. Es una antología totalmente mestiza, no he abandonado la línea que llevaba. A mí me parece que es una forma que está en la tradición literaria desde que el mundo es mundo y que ahora por razones de soporte, Internet es bastante culpable. Los tuits, la brevedad, vivimos en un mundo de brevedad y del silencio. Lo que me gusta del microrrelato es que llama al silencio, si no lo piensas no lo entiendes, es un genero complejo, próximo a la poesía.
Entiendo que David sea profesor universitario y le haga falta definirlo, a mí no.
Además del azar, del que ya hablamos, el tiempo parece también vertebrar estos cuentos en forma y contenido.
Mientras terminaba el libro descubrí una frase: ‘Confía en el tiempo, que sabe dar dulces salidas a amargas dificultades’, me quedé pasmada, es de Cervantes. Yo creo que si, al menos el tiempo conmigo ha sido así, me ha dado dulces salidas. Estoy contenta con el paso del tiempo, me parece muy bueno que el tipo pase.
El tiempo pone las cosas en su lugar deja heridas abiertas porque la vida es así pero a la vez aquieta las cosas
La profusión de personajes me ha evocado salvando las distancias a esos Cien años de soledad; personajes de ida y vuelta.
Bueno cien años de soledad, nosotros somos de Argentina, ya sabes, poco tengo que ver con los cocoteros y los tucanes, no tengo nada que ver con eso. Es un texto muy de autoficción es la historia de mi familia. Es un libro que se mezcla con las cosas que yo he leído, que son millones, con la escritura en España; me hice escritora en España, en Argentina no escribí una sola línea. Está todo mezclado.
Me considero una escritora de fronteras, no me siento hispanoamericana, soy hija de Borges que fue mi profesor, hija de Cortázar a quien leí muchísimo, de la literatura española, y de la inglesa, de todo mezclado
Argentina es uno de los escenarios presente, una época pasada, el rol de la mujer se asoma en la sociedad machista del siglo XIX.
Claro, al mismo tiempo que hago una historias de muchas cosas hay una historia de la vida de las mujeres, empieza en 1910 en Méjico y termina en Francia en el verano pasado, ahí se va contando cómo las mujeres van evolucionando, mujeres en general de clase alta, es muy distinto el primer planteo que el ultimo. No es un libro reivindicativo, no es libro feminista no porque yo no lo sea, que lo soy… Las mujeres no somos nada buenas.
¿En general o en el libro?
Ah no lo sé eso lo sabrás tu mejor que yo… En el libro.
Era una pregunta un poco bufa... (risas).

Muchas gracias y mucha suerte, Clara. 
También un saludo a Juan, de la editorial Páginas de Espuma, por estos 15 años de dedicación y perseverancia. Felicidades.
Por Ginés J. Vera.


lunes, 2 de marzo de 2015

REYES CALDERÓN: «Ha habido interpretadores de sueños, no es que lo haya inventado un médium, está en la Biblia».

Entrevisto a la escritora y profesora de la Universidad de Navarra, Reyes Calderón, al acercarse estos días por Valencia promocionando su novena novela. En ‘La puerta del cielo’ convergen varios temas de los que han preocupado a la humanidad hace tiempo. Una libreta Moleskine y dos desapariciones la del astrofísico Lalo Múgica (junto a su ayudante americana) y otra en la época de Pilatos y Jesucristo con veinte siglos de separación dan las claves de esta novela por la que le pregunto a Reyes Calderón hablando, nunca mejor dicho, de lo humano y lo divino.

En la novela se trata mucho de ciencia, no solo de espiritualidad y de religión.

Yo creo que queda en esa nebulosa que se alimenta de la ciencia hasta donde la ciencia llega y donde ya no pude llegar más y no explica mas, y donde la religión tampoco llega porque te dicen que a partir de aquí es cuestión de fe, queda en esa nebulosa en la que ya queda para que cada cual interprete.

Gerardo Vilela es un modesto profesor de secundaria que viene a trabajar a Madrid desde Lugo, con una beca. Ya digo, un protagonista humilde.

Empieza con una beca, el que ha vivido con una beca y en Madrid ya sabe lo que es eso. Yo creo que los grandes sujetos no se cifran por sus becas, por sus trabajos.

Por ascendencia y por filosofía de pensamiento me ha sorprendido el personaje del padre Koldo Otxotorena. Comparte con el profesor Mújica además del golf la universidad de Harvard.

Harvard da para mucho, en general. En esta novela refleja la cuna del saber, pero también refleja que por pasar por Harvard no se llega siempre al mismo sitio y eso es evidente a los dos. Más que una puerta es una ventana.
Si en lo del personaje te refieres a que es coreano y se llama Koldo yo me lo he encontrado, lo he tomado de la realidad, cuando escuché a un tipo de ojos rasgado hablando euskera como los ángeles me quedé… El euskera tiene algunas frases muy interesantes, una sale en ‘Ocho apellidos vascos’ y es que no dicen ‘tú y yo’, dicen ‘tú y nosotros’; a la gente le despista mucho porque no saben quién es la tercera persona, dicen ‘tú y nosotros’.

Veo que Ruth Kaufmann, al parecer, se interesó mucho por el pasaje en el que Jesús, tras regresar del más allá, pide comer (Lucas 24,36); creyó encontrar en este pasaje la clave del cielo, la puerta.

Si hay alguien que está vivo y con cuerpo allá, que lo puedo reconocer, quiere decir que tiene que ser un sitio físico, esa es la premisa; el cuerpo ocupa, necesita un espacio, no necesariamente un tiempo, y ella lo que está buscando es ese espacio.
Para comer hay que coger, hay que cogerlo con la mano, no puedes comer si eres un espíritu.

Ya puestos, ¿qué le dieron de comer a Jesús?

No lo sé, pero conociendo a las mujeres seguro que Marta y María sabían qué le gustaba, y cuando venia pues le pondrían uvas pasas, deberían gustarle bastante por aquella época.

‘Cuanto más atea es una sociedad más prolifera el esoterismo’. Siendo España un país tan aconfesional esto da que pensar.

Si, esa es una de nuestras curiosidades, somos agnósticos. Cuanto más agnósticos o más ateos somos, mas prolifera. En Roma hay más adivinos, espiritistas y echadores de cartas que curas, censados. Te puedes imaginar el número. Es una industria que mueve millones.

Precisamente Ruth entra por casualidad en la consulta de un médium de los que pueden leer la mente y ver el pasado y parte del futuro, quizá sea la parte menos creíble de esta novela, aunque he de preguntarle si cree verdaderamente en personas con capacidades supranormales.

Yo sí. Yo creo que hay gente con mucha intuición, no sé cuanto más allá, pero que ven las cosas antes que otros sí, yo lo he comprobado. Sé que hay gente que las tiene. En la Biblia José adivinaba los sueños, las vacas gordas y las vacas flacas y el emperador de Egipto, el faraón, le hace caso. Yo creo que todos hemos conocido a alguien que tiene un poco mas de intuición. Y ¿por qué no?
Yo he conocido a gente, yo lo llamo intuición, que es capaz de interpretar como dice la Biblia: los signos de los tiempos. A mí me parece que es un don y como un don que es lo recibes cuando te toca, no haces nada para tenerlo. Yo creo que nos hemos dado demasiadas vueltas de tuerca, los cristianos no creemos en espíritus, toda la vida hemos tenido un ángel de la guarda, que es un ángel más que un espíritu. En la Biblia ha habido interpretadores de sueños, gente a la que le han mandado un ángel a advertir y ahora nos suena como a chino, pero eso está en la biblia, no es que lo haya inventado un médium, está en la Biblia.

¿Quiere que con ‘La puerta del cielo’ los lectores reflexionemos sobre los grandes temas, la vida y la muerte, la ciencia y la religión…?

Yo quiero que los lectores se lo pasen bomba leyéndola. Lo de reflexionar es opcional.

Muchas gracias y mucha suerte, Reyes.

Por Ginés J. Vera.