Me permito esta semana una entrevista desenfadada ante tanta
entrevista seria o, como poco, formal. Me la concede Satu, también conocida por
Saturnina Gallardo o Enfermera Saturada en las redes sociales en las que ha
triunfado. No en vano este es el segundo libro de anécdotas, llenémosle así,
tras ‘La vida es suero’. Hubo muchas risas y respuestas que, para no hacer
excesivamente desenfadad esta entrevista, se quedaron en el tintero. La primera
cuestión, la de romper el hielo, va con dedicatoria a un colega. He aquí la
entrevista tras leer y entrevistar al autor de ‘El tiempo entre suturas’ (Plaza
Janes, 2015).
Me he leído el libro y no me he
reído, ¿estoy enfermo?
La que está enferma es la sanidad, será eso o que, a lo mejor, conoces
de primera mano la sanidad y ves lo enferma que está.
El prólogo corre a cargo de
Luis Piedrahita, ¿es porque fue paciente suyo o porque le obligó la
supervisora? (quienes lean el libro sabrán de este guiño)
Podría haber sido paciente porque él es gallego también, como yo,
coincidimos mucho, pero no, no; la verdad es que nos conocemos desde hace
tiempo y cuando le comenté que estaba haciendo el segundo libro fue él el que
se ofreció. Y yo encantado de que me haga el prólogo, que le da mucho más
empaque al libro y para mi es todo un referente en esto del humor, me dije,
encantado.
Si hay que pinchar a un
prematuro, hay que buscar dos venas: una para romperla y otra para pincharla.
Un poco drástico, ¿no?
Eso suena muy duro, sí. Claro, pero es realmente al final uno, cuando
va a pinchar a un prematuro, siempre busca dos venas porque realmente son venas
muy finas y la probabilidad de que se rompa es muy alta, entonces ,si uno busca
dos venas pincha más tranquilo que si solo hay uno que pincha con más presión.
Me ha gustado eso de la nariz
de Belén Esteban antes de que se comiera el pollo.
Hay un antes y un después de ‘Andrea, cómete el pollo’…, Sí que hay un
antes de ella como personaje y como persona, desde luego, pero bueno, Belén
Esteban daría para un libro entero, de hecho ella escribió uno entero con
prólogo de Boris Izaguirre. Un personaje curioso, desde luego.
El hecho de que aparezca en el
libro, así como otros ‘famosos’, estos cameos reconocibles ¿son para apoyarse
en ellos?
Sí, es un poco para meter ahí el tono de gag humorístico, al fin y al
cabo, y para que la gente al momento se reconozca en los personajes, creo que
son todos conocidos por todos, pero bueno, sin ánimo de ofender, desde luego.
Por lo menos al pollo.
Por lo menos al pollo.
Si eres una enfermera volante
¿con el tiempo desarrollas un sentido del humor negro e irónico y acabas por
contar tu vida en un par de libros?
Pues es una de las opciones, yo siempre digo que Satu, a través de que
cuento las cosas, tiene un poco de historia personal y un poco del resto de
enfermeras que me voy cruzando; sí, desarrollas un sentido del humor con el que
sobrevives en el hospital.
¿Qué pensaría Florence
Nightingale de este libro si lo leyese?
Ah, pues si lo leyera la verdad es que diría algo así como ‘buenos
días, Nightingale’, que es lo que pongo yo siempre en las redes sociales,
espero por lo menos que se riera, que pegara una buena carcajada. Los ingleses...
su humor es un poco de humor negro, tira hacia el humor negro, pero debe ser
que como los gallegos estamos más cerca del frio, tiramos un poco más hacia
allá. Espero que sí, que se lo pasara bien. Igual se le caía la cofia y todo de
la risa.
El cuerpo humano ¿está mal
organizado, viene incompleto, le faltan llaves de tres vías?
Le faltan llaves de tres vías que uno pueda girar a su antojo y que
uno pueda decidir cuándo hace unas cosas o cuándo hacer otras. Las llaves de
tres vías para eso son muy cómodas, el problema es que se pierdan los
taponcillos, por lo que en el cuerpo humano también se perderían los
taponcillos, no sé si se pierden porque ahora hay una moda de guardar los
tapones de plástico para todo, ahí hay una relación.
Daria para otro libro… ¿Y dónde
se pondrían?
Yo las pondría en determinados momentos, como digo, para reabrir un
paso, cerrar el paso.
Pero fisiológicamente ¿dónde se
pondrían?
Se sustituirían por esfínteres, es mucho más práctico, además, en caso
de deterioro del esfínter se sustituirían por llaves y listo. No habría
problemas de pérdidas de orina.
A lo anuncio de Concha Velasco,
claro, claro… Los celadores dan para un capítulo aparte, leo, ¿quizá para el
siguiente libro?
Quizás sí, porque son un grupo hospitalario, un colectivo hospitalario
que da para mucho.
Y los farmacéuticos.
Y los farmacéuticos, van a tener uno, el tercero, porque están ahí, en
el hospital, aunque la gente no los vea están en el hospital.
Es como Teruel, que existe… Tres
cosas que se pierden en el discurrir de los tiempos: los bolígrafos, los
volantes de rayos y los tapones de las llaves de tres vías.
Si, y todos viven en un mundo que paralelo como puede ser, por ejemplo,
el mundo del personal de mantenimiento de los hospitales, que también se lleva
aparatos que no funcionan y nunca vuelven, ¿dónde van esos aparatos que no
funcionan? Al mundo paralelo.
Ya solo queda la pregunta
incómoda o no, ¿quién es Saturnina Gallardo y quién Héctor Castiñeira?
Saturnina Gallardo es el personaje que utilizo muchas veces para
contar lo que Héctor no contaría. Lo que Héctor directamente no contaría o se
lo pensaría lo cuenta saturnina Gallardo.
Muchas gracias y
mucha suerte, Satu.
Por Ginés J. Vera.