Me concede
una entrevista Ángel Herrera (Santa Cruz de Tenerife, 1975). Hijo de un
pescador y una costurera, como leemos en su biografía de su último libro,
después de acabar sus estudios de bachillerato en La Laguna, consiguió una beca
para estudiar en los Estados Unidos. Su pasión es la música, aunque también la
literatura como lo demuestra el hecho de haber publicado dos novelas ‘La eterna
fragancia’ y ‘Un mundo idílico’. Este año nos sorprende con ‘El mensajero’, un
tratado de pensamientos donde reflexiona sobre el ser humano y su relación con
la vida. Le pregunto a Ángel, a Angelico, sobre esta ‘guía para ayudar a vivir
una vida realizada y dichosa’.
Leemos en el prólogo de ‘El mensajero’ que
la idea de escribir este libro surgió dando un paseo junto al mar, pensando en
una situación hipotética; ¿nos la comentas brevemente?
Vivo en un
territorio insular, por tanto el mar está presente en mi vida, mi padre fue
pescador, las ocurrencias creativas puede aparecer en cualquier lugar y
cualquier momento. La idea de ‘El mensajero’ era narración al igual que mis
obras anteriores. Imaginé un mundo sin habitantes, pero a medida que iba
escribiendo se convirtió en un libro que ni yo mismo pensé en escribir.
Has clasificados estos 500 pensamientos y
acciones en siete capítulos, por así decirlo, encabezados por cada uno de los
días de la semana. Háblanos de esta ordenación y de tu intención con ello.
En el prólogo
del libro escribo que las meditaciones están escritas para ser leídas cada día
de la vida y al libre albedrío del lector. Este libro nos acerca a la vida, es
un libro si me permites la expresión con “fuerza vital”, además al igual que mis anteriores responde a la
siguiente pregunta: ¿Qué podemos hacer en la más pura soledad de nuestras
vidas? Mi respuesta personal es vivir una vida autentica para poder ser dueños
de nuestras vidas.
Imagino que hay casos en los que puede que
un lector atento descubra en estos pensamientos o meditaciones que algunos se
superponen, se conjugan -en cierto modo-. Por ejemplo, el nº 15 al hablar del
sonido de la felicidad y el nº 24 sobre el silencio identificándolo como el
mejor sonido del universo y la galaxia. ¿Es así?
Sin silencio
no existe el acto creativo, yo intuyo que el sonido de la felicidad es una
galaxia, (los filólogos dirán que es una sinestesia). Una galaxia de creación
puede ser cualquier manifestación artística, es decir, hacer que aparezca en el
mundo algo bello y bueno, en mi caso un libro.
He escogido algunos de estos pensamientos porque
me gustaría que nos indicases la reflexión que llevan detrás, más allá del
epigrama que nos lanzas, en pocas palabras, con estos pensamientos:
La tristeza como camino hacia la felicidad
(nº 17)… Casi parecen conceptos antagónicos.
Hay epigramas
que son un oxímoron, y si reflexionamos un poco más, la naturaleza humana es
así, somos seres contradictorios, quizás la más inteligente contradicción es la
que hace nacer en nosotros un impulso creativo. El epigrama número 17 “la
tristeza como camino hacia la felicidad…” expresa las vicisitudes de la vida
antes de conocer la dicha.
No contar todo lo que vayamos a hacer cara
a conseguir un proyecto (nº 101)… Me recuerda a lo de no decir a nadie el deseo
que se pide en los cumpleaños o ese lienzo que cubre el lienzo del pintor hasta
terminar su obra.
El número 101
“no contar lo que vayamos hacer cara conseguir un proyecto…” es una
reflexión de la actividad artística como
un trabajo de máxima concentración y perseverancia.
Leer al menos un libro cada semana (nº
227)... No sé si 52 libros al año estarán al alcance de muchos, imagino que
dependerá también del libro escogido.
El número 227
“leer al menos un libro cada semana…”, mi objetivo es leer uno diario... Según
los neurólogos nuestro cerebro contiene ciento de miles de millones de neuronas
¿qué hacen las neuronas si no aprenden nada nuevo?
Hay varios conceptos que parecen cobrar
gran importancia entre estos 500 pensamientos, algunos ya los hemos comentado,
como la música, el silencio; también cantar, junto a los libros (lectura,
escritura, etc.) o ese que llamas areté.
Dinos a este respecto cuales son esos grandes temas sobre los que has querido
enfatizar en ‘El mensajero’ y por qué.
La arete es un término que se utilizaba en
la antigua Grecia. En nuestras vidas podemos sufrir rémoras: pérdida de un buen
trabajo, una casa, una relación
sentimental… pero lo que nunca podemos perder es nuestra arete, es decir, nuestra realización personal. El arte, más
concretamente la literatura en mi caso, me convierte en un ser realizado, te
lleva una felicidad duradera, que nada
ni nadie puede arrebatar.
Muchas
gracias, Ángel.
Excelente, muy profundo.
ResponderEliminarGracias por compartir
Gracias por recordar lo importante de buscar la “ felicidad” cada día..
ResponderEliminarGracias a ustedes por compartir sus pensamientos en palabras escritas
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