Maribel
Medina (Pamplona, 1969). Tras la muerte de su padre cuando ella aún era una
adolescente, abandonó su sueño de estudiar astrofísica y se decidió por la
carrera de geografía e historia. Más tarde, trabajó como lectora para una
editorial y ejerció como profesora de matemáticas e historia. Actualmente, vive
en Pamplona, aunque ha viajado por todo el mundo y residido, junto a su
familia, en la India y Nepal. Empezó escribiendo cuentos infantiles, Sangre de
barro es su primera novela, inspirada en el conocimiento del mundo del deporte
profesional a través de su marido. Desde 2011 preside la ONG Internacional
Women’s Time cuyo lema es «Mujer + Educación = Desarrollo».
¿Cuándo surge la idea de escribir Sangre de barro y en qué medida le ayudó
el conocimiento del mundo del deporte a través de su marido, exdeportista de
élite?
Nunca había
pensado dedicarme a la escritura. Hace más de 4 años, cuando estábamos viviendo
en India, Andrés me habló sobre las cloacas del deporte de élite, de la
opacidad de ese mundo turbio, y de su experiencia personal. Me indigné. Me
mostraba un paisaje desolador muy alejado de la imagen que la
gente de la calle, que es ajena al deporte, percibe. Esa noche cuando terminó
su historia, recuerdo que me puse en pie y grité: ¡Esto es una novela! Claramente fue un acto de rebeldía.
Yo no soy deportista
y él me ayudó con uno de los protagonistas (Janik Toledo) el alter ego de
Andrés y todo lo que hacía referencia a
los entrenamientos, alimentación…
Ha construido la narración alternando los
capítulos, desvelando en contrapunto a los protagonistas, sus motivaciones, sus
vidas en una espiral hacia el desenlace.
He querido conjugar fragmentos literarios que den una pausa al lector
junto con el lenguaje rápido y directo del thriller.
Tenía claro el ritmo narrativo, lento al comienzo, y en caída vertiginosa al final. Mi escritura tiene un punto
masculino en la que apuesta por los giros inesperados en la trama evitando el
romanticismo. La vida es dura y, este hecho, se plasma en los personajes y sus
circunstancias. Todos los protagonistas se hallan en una situación
crítica en sus vidas y su futuro puede variar según tomen unas u otras decisiones.
Thomas Connors bajo esa apariencia de
frialdad es un amante de la jardinería. Su pasatiempo favorito, según Claire,
ese huir de los problemas, muy metafórico en una novela sobre atletas y velocistas.
Thomas es un
protagonista muy interesante. Es con Janik, el personaje que más evoluciona en
la novela. De hecho, no es el mismo cuando termina el libro. Me apetecía
mostrar un hombre que, aparentemente, lo tiene todo en la vida, sexualmente muy
activo, valorado en su trabajo, pero, de repente, un hecho rompe ese paraíso.
Thomas se encuentra sin mecanismos para
volver a su vida hedonista ni tampoco tiene pistas para comenzar otra.
‘Si es muerte natural, no hay nada que
investigar’, es el argumento de la policía ante los casos que le llegan a Laura
Terraux; pero a veces, las apariencias engañan…
Esto es lo
que pasó a finales de los ochenta con 16 ciclistas muertos de manera súbita
mientras dormían en Holanda. Fue la lucha de una de las novias de los jóvenes
muertos, la que consiguió que se cambiara la lucha antidopaje. Eso sí, no
consiguió que el forense certificara muerte no natural. Pero mi forense, es
demasiado cabezota para darse por vencida…
Háblenos un poco del paraje donde se desarrolla
gran parte de la novela, ese centro de alto rendimiento en Suiza y su relación
con ‘La última voluntad de Dios’.
El lugar es
un paraje real llamado Les Diablerets
en los Alpes suizos. Yo conocía esa zona y cuando tuve que elegir un sitio en
altura para situar mi centro de alto rendimiento, no lo dudé. La zona está
plagada de leyendas, y si caminas por el pueblo antiguo, parece que retrocedes
en el tiempo y te envuelve ese halo misterioso y maligno. Está claro que la
tentación del diablo en ese centro deportivo es el dopaje. El símil era muy
apetecible.
No es casual que el nombre de Arnold
Schwarzenegger, protagonista de Conan el Bárbaro, aparezca en Sangre de barro, precisamente por una
confesión que hizo, relacionada con el argumento.
Por supuesto.
En la novela confluyen hechos ficticios con otros reales. Hay escándalos que
han acabado en sentencias judiciales firmes y yo no podía menos que plasmarlas
en el libro. El objetivo no solo es que el lector se entretenga si no que aprenda.
Janik compara su vida con el relato de El
Principito de Saint Exupèry, aprovecho el guiño literario para preguntarle por
sus lecturas, las que le inspiraron a sentarse a escribir, a seguir
escribiendo, imagino.
Como maestros admiro a J.M. Coetzee, Philip
Roth, Ian McEwan, James Salter. Me identifico mucho con Raymond Carver y su
realismo sucio. Que escriban en español, Javier Marías, Chirbes, Eduardo
Mendoza, Bolaño, García Márquez, Muñoz Molina… infinidad. También me encanta la
poesía romántica inglesa del siglo XVIII principios del XIX.
El Principito siempre estará
presente en todos mis libros. Es un referente en mi infancia y luego en mi
juventud. De hecho, lo llevo tatuado…
Si decía que Thomas es aparentemente frio, Claire es una mujer entre
pasional y desinhibida, capaz de llevarle al museo La Secession de Viena, de
alimentar sus deseos más primarios.
Thomas
Connors, el protagonista, es un personaje que le agrada pasar de puntillas
sobre la vida de los demás sin detenerse demasiado a indagar. Utiliza a las
mujeres para el sexo. No quiere saber nada del amor, quizás porque una vez lo
conoció y no ha encontrado nada parecido. En cambio mis mujeres son fuertes y
poderosas. Pero no porque ostenten
cargos importantes o tengan vidas lujosas, si no porque saben lo que quieren,
se conocen a sí mismas y emocionalmente
son muy inteligentes. Claire es así y
Laura Terraux, la forense, también.
La ambición de una u otra forma está muy
presente en Sangre de barro: desde
George, con su vida plácida; a Ethan, dispuesto a todo por el éxito; pasando
por Maire, en apariencia prisionera en su rutinario trabajo en la conservera, o
al propio Thomas, que abandonó su amada Irlanda.
Todos
ambicionamos algo. Desgraciadamente, vivimos en una sociedad en la que el
esfuerzo no se valora, solo el resultado. Esa carrera hacia nuestras metas hace
que por el camino dejemos caer personas, ideales, e incluso, a nosotros mismos.
Muchas gracias y mucha suerte Maribel.
Por Ginés J. Vera.
Era un libro que en principio no me llamaba mucho. Pero he ido viendo muchas reseñas positivas que hacen que me pique ya la curiosidad. Y después de conocer un poco más a la autora con esta entrevista, con más ganas me dejas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias Margari, la verdad es que si tienes oportunidad de abrir las páginas de esta historia verás que te engancha desde el primer capítulo. Otra de las antialegrias, como quien dice, de terminar las vacaciones es que uno tiene menos tiempo par hacer lo que le gusta, por ejemplo, leer. Espero que nos de tiempo a leer este y otros muchos libros de nuestros respectivos montones de pendiete. Un saludo.
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