Entrevisto a la escritora y profesora de la
Universidad de Navarra, Reyes Calderón, al acercarse estos días por Valencia
promocionando su novena novela. En ‘La puerta del cielo’ convergen varios temas
de los que han preocupado a la humanidad hace tiempo. Una libreta Moleskine y
dos desapariciones la del astrofísico Lalo Múgica (junto a su ayudante
americana) y otra en la época de Pilatos y Jesucristo con veinte siglos de
separación dan las claves de esta novela por la que le pregunto a Reyes
Calderón hablando, nunca mejor dicho, de lo humano y lo divino.
En la novela se trata mucho de ciencia, no
solo de espiritualidad y de religión.
Yo creo que queda
en esa nebulosa que se alimenta de la ciencia hasta donde la ciencia llega y
donde ya no pude llegar más y no explica mas, y donde la religión tampoco llega
porque te dicen que a partir de aquí es cuestión de fe, queda en esa nebulosa
en la que ya queda para que cada cual interprete.
Gerardo Vilela es un modesto profesor de
secundaria que viene a trabajar a Madrid desde Lugo, con una beca. Ya digo, un
protagonista humilde.
Empieza con
una beca, el que ha vivido con una beca y en Madrid ya sabe lo que es eso. Yo
creo que los grandes sujetos no se cifran por sus becas, por sus trabajos.
Por ascendencia y por filosofía de
pensamiento me ha sorprendido el personaje del padre Koldo Otxotorena. Comparte
con el profesor Mújica además del golf la universidad de Harvard.
Harvard da
para mucho, en general. En esta novela refleja la cuna del saber, pero también
refleja que por pasar por Harvard no se llega siempre al mismo sitio y eso es
evidente a los dos. Más que una puerta es una ventana.
Si en lo del
personaje te refieres a que es coreano y se llama Koldo yo me lo he encontrado,
lo he tomado de la realidad, cuando escuché a un tipo de ojos rasgado hablando
euskera como los ángeles me quedé… El euskera tiene algunas frases muy
interesantes, una sale en ‘Ocho apellidos vascos’ y es que no dicen ‘tú y yo’,
dicen ‘tú y nosotros’; a la gente le despista mucho porque no saben quién es la
tercera persona, dicen ‘tú y nosotros’.
Veo que Ruth Kaufmann, al parecer, se
interesó mucho por el pasaje en el que Jesús, tras regresar del más allá, pide
comer (Lucas 24,36); creyó encontrar en este pasaje la clave del cielo, la
puerta.
Si hay
alguien que está vivo y con cuerpo allá, que lo puedo reconocer, quiere decir
que tiene que ser un sitio físico, esa es la premisa; el cuerpo ocupa, necesita
un espacio, no necesariamente un tiempo, y ella lo que está buscando es ese
espacio.
Para comer
hay que coger, hay que cogerlo con la mano, no puedes comer si eres un
espíritu.
Ya puestos, ¿qué le dieron de comer a
Jesús?
No lo sé,
pero conociendo a las mujeres seguro que Marta y María sabían qué le gustaba, y
cuando venia pues le pondrían uvas pasas, deberían gustarle bastante por
aquella época.
‘Cuanto más atea es una sociedad más
prolifera el esoterismo’. Siendo España un país tan aconfesional esto da que
pensar.
Si, esa es
una de nuestras curiosidades, somos agnósticos. Cuanto más agnósticos o más
ateos somos, mas prolifera. En Roma hay más adivinos, espiritistas y echadores
de cartas que curas, censados. Te puedes imaginar el número. Es una industria
que mueve millones.
Precisamente Ruth entra por casualidad en
la consulta de un médium de los que pueden leer la mente y ver el pasado y
parte del futuro, quizá sea la parte menos creíble de esta novela, aunque he de
preguntarle si cree verdaderamente en personas con capacidades supranormales.
Yo sí. Yo
creo que hay gente con mucha intuición, no sé cuanto más allá, pero que ven las
cosas antes que otros sí, yo lo he comprobado. Sé que hay gente que las tiene.
En la Biblia José adivinaba los sueños, las vacas gordas y las vacas flacas y
el emperador de Egipto, el faraón, le hace caso. Yo creo que todos hemos
conocido a alguien que tiene un poco mas de intuición. Y ¿por qué no?
Yo he
conocido a gente, yo lo llamo intuición, que es capaz de interpretar como dice
la Biblia: los signos de los tiempos. A mí me parece que es un don y como un
don que es lo recibes cuando te toca, no haces nada para tenerlo. Yo creo que
nos hemos dado demasiadas vueltas de tuerca, los cristianos no creemos en
espíritus, toda la vida hemos tenido un ángel de la guarda, que es un ángel más
que un espíritu. En la Biblia ha habido interpretadores de sueños, gente a la
que le han mandado un ángel a advertir y ahora nos suena como a chino, pero eso
está en la biblia, no es que lo haya inventado un médium, está en la Biblia.
¿Quiere que con ‘La puerta del cielo’ los
lectores reflexionemos sobre los grandes temas, la vida y la muerte, la ciencia
y la religión…?
Yo quiero que
los lectores se lo pasen bomba leyéndola. Lo de reflexionar es opcional.
Muchas gracias y
mucha suerte, Reyes.
Por Ginés J. Vera.
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