Comenzamos nueva temporada de entrevistas y reseñas en Maleta de libros
con la que presento a continuación. Me la concedió el escritor jienense Antonio
Garrido (Linares, 1963) en su visita promocional a Valencia con su última
novela, ‘El último paraiso’ (Planeta, 2015) que además ha sido merecedora del
prestigioso premio de novela Fernando Lara 2015. Garrido es un autor cuyas
novelas han sido traducidas a más de quince idiomas. Entre ellas citar La
escriba (2008) o El lector de cadáveres (2011) que obtuvo el Premio
Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza y el Prix Griffe Noire, y
fue seleccionada para los Edgar Allan Poe Awards USA.
Una novela con el marco de gran crisis del 29 en Estados Unidos que
llega a las librerías cuando también estamos inmersos en una crisis, incluso
gente en los mismos zapatos que Jack
Beilis. Lo de los zapatos es un guiño.
Pues sí, lo he entendido. Es una
de las grandes historias que tiene dentro esta novela, la del drama que supuso
para estos americanos la inmigración a la Unión Soviética y que por desgracia
hemos visto muy de cerca en muchos de nuestros conocidos o en nosotros mismos.
Y es curioso cómo se repite una circunstancia con los mismos ingredientes que son
unos desaprensivos que manejan el poder en su propio beneficio a costa de los
inocentes y a la vez de los más débiles. Pensé en ese paralelismo y que también
era el momento idóneo para rescatar esta historia y aprender de lo que sucedió
en aquella ocasión y de esta para que no vuelva a suceder; la experiencia de
esta gente fue dramática, porque a diferencia a como ha sucedido ahora no
existía ningún tipo de apoyo social, no existía paro, no existía ningún tipo de
prestación…, no pagar el alquiler representaba que vinieran los matones y te
echaran por la ventana si era necesario. Es cierto que existen muchas
similitudes, pero yo lo que sacaría es la lucha por la supervivencia y la
esperanza que hay después de tanto sufrimiento y esto se refleja en la novela,
cómo estos hombres se dejaron la piel, hicieron lo que fue necesario, incluso
dejar su país e irse al fin del mundo, a un destino incierto, aunque se lo
vendieran como el ultimo paraíso buscando la felicidad, lo que buscamos todos,
buscando un porvenir, sin saber que se iban a enfrentar a su propia perdición.
¿Podría darse aquí un new deal
como el que se dio en USA?
El new deal fue un paso adelante, aunque la democracia estaba asentada
no asi las consecuencias de la democracia. Roosevelt es hasta la fecha el único
presidente que ha sido elegido en cuatro ocasiones seguidas y que iba a ser
reelegido una vez más de no ser porque le pillo la muerte trabajando. Fue el
primero que se preocupó en establecer una protección para los trabajadores, una
protección sindical frente a los desmanes capitalistas de la época. Inició
grandes construcciones de carreteras, hidroeléctricas, colegios, etc., todo
subvencionado por el Estado para, por lo menos, impulsar a esa gente que no tenía
nada.
Podía esperarse algo similar, el
ayudar de verdad con inversión fuerte a las personas desfavorecidas.
El new deal fue un intento de ayudar, en realidad tampoco fue la
solución, la solución económica vino de la mano de la Segunda Guerra mundial
poniendo en marcha toda la industria armamentística de los USA y eso fue lo que
generó riqueza de nuevo.
Pero esta gente encontraron
anuncios en el periódico que publico que el nuevo paraíso era la Unión Soviética,
que había trabajo para todos los americanos que lo quisieran, era
verdaderamente diferente, por primera vez se produjo una migración de un país
más rico a un país más pobre.
Precisamente entrevistando a Guillermo Roz le pregunté si él creía que
una guerra era un negocio y la respuesta fue la que sospeché.
Ni Francia ni Inglaterra
emprendieron la guerra como una solución a la crisis, fue una consecuencia de
la crisis y del afán expansionista y loco de Alemania, pero en Alemania tuvo el
apoyo porque la gente estaba desesperada por cómo les afecto la crisis; fue una
consecuencia, y luego, lo que sí que sucedió es que, una vez empezó la guerra
había que acabarla y eso implica un gran movimiento industrial, los americanos
vendieron muchísimo armamento también a la Unión Soviética y entonces hicieron
negocio, pero no utilizaron la guerra como negocio, fue una consecuencia.
Hablando con Juan Eslava Galán sobre la Segunda Guerra mundial, por un
libro que publicó hace poco, me comentó las enormes diferencias entre la
tecnología alemana respecto a la rusa.
La tecnología alemana se focalizó
en la eficacia técnica; es decir, para ellos, por encima de todo, estaba la
técnica y la perfección; la rusa fue en la eficacia de la producción en masa,
prefirieron tener una industria que pudiera producir cantidades ingentes pero
baratas.
¿Como ahora China?
Como ahora China. Y se demostró
que eso funcionaba. No tenían los medios para la investigación y la tecnología
pero tenían personal, industria pesada y mineral y lo que hicieron fue llevar
la producción más allá de los Urales, proteger los campos de petróleo, objetivo
de Hitler, e incrementar la producción muy barata y duradera, de esta manera
pudieron hacer miles y miles de tanques, no el más sofisticado, pero si el
mejor porque era el más duradero y de mejor resistencia de impacto, pero sobre
todo el más barato de construir, por eso pudieron tener batallones ingentes de
tanques que nunca se acababan.
Volvamos al ‘paraíso’ de la novela, pues no siempre el paraíso es como
lo soñamos, todo podía suceder en un país como la Unión Soviética en aquellos
convulsos años 30.
En efecto, porque a priori sí que
tenía cosa increíbles, cuando llegan por primera vez para subirse al tren que
les va a llevar de la frontera de Finlandia hasta san Petersburgo y luego a
Moscú hay muchos que no se quieren subir al descubrir que quien maneja el tren…
es una mujer.
Esa era Eva.
Ten en cuenta que esta gente
venía de USA donde la mujer se dedicaba a ser ama de casa, secretaria o
dependienta y en Rusia se encuentran que las mujeres tienen los mismos
derechos, obligaciones y oportunidades, hay doctoras o mujeres piloto de avión.
Entonces encuentran esto al llegar a la frontera, y que les retienen las
medicinas. Claro, ellos dicen: ‘perdonen, pero necesito esto para vivir, me las
he traído, son la ultimas que había en el rastro’ y los rusos les dijeron: ‘Ustedes
no se preocupen, las medicinas que necesiten se les administrará gratuitamente,
el medico les atenderá gratuitamente, y si se ponen enfermos van a seguir
cobrando’. Había una serie de situaciones verdaderamente novedosas y positivas,
lo que ocurre es que cuando llegan allí se encuentran también con un
desabastecimiento de alimentos, una hambruna provocada por Stalin y una policía
secreta que les persigue y les culpabiliza de todo lo que ocurre en la factoría
que es parte de la trama de la novela que es lo que hace que te enganche.
Al entrar en la U. Soviética lo
primero que hacían era quitarles el pasaporte, para desplazarse por allí
necesitaban un pasaporte especial que no le daban, también les retenían allí
para que no se fueran y no contaran de regreso lo que habían visto. Los
dirigentes intentan perpetuarse en el poder o convertir el régimen en
totalitario.
La historia trata de esta gente,
sobre todo el protagonista, que es un joven que se ve envuelto en un crimen y
el huir a la U. Soviética fue un método de salvación; de como la gente llega y
empiezan a diezmarlos mandándolos a los gulags
y tratan de salvar la vida.
Ya que menciona los gulags y
hablando de novelas me viene a la memoria el libro de Aleksandr Solzhenitsyn que
fue un éxito, en su día, ‘Archipiélago Gulag’.
‘Archipiélago Gulag’ no es que
fuera un gran libro, fue un gran libro denuncia, sorprendente porque era la
primera vez que algo escapaba al férreo control propagandista, al secretismo
que había en ese país. El valor que tiene es de la denuncia, esos sistemas tan
terribles que ellos llamaban ‘métodos de instrucción activa’, porque tenían
prohibida la pena de muerte y pensaban en la reinserción social del delincuente.
Pero claro, en la práctica lo que hacían era que esa reinserción era estar
trabajando toda tu vida en un gulag
con temperaturas bajo cero y sin medicinas, lo que hubo fue un exterminio.
Vamos, un eufemismo, como lo de la ‘desaceleración económica’ en lugar
de llamarlo crisis. Volviendo a la novela, háblenos del personaje de Elizabeth
Hewit, pues también palpitan en estas páginas una historia de amor y envidias.
Hay tres protagonistas femeninas
en la novela que tienen bastante peso,
una es la novia de Adrew, Sue, que es una chica ambiciosa, pizpireta. Andrew es
un joven idealista que la acompaña a la U. Soviética. Esta chica representa un
estrato social humilde con una ambición, con pocos recursos y dispuesta a
cualquier cosa con tal de progresar, incluso a traicionar a su novio intentando
relacionarse con el amigo de su novio, Jack.
Otro personaje es Elisabeth, una
chica agraciada no solo física sino también económicamente porque es sobrina de
un potentado; es presuntuosa, está acostumbrada a vivir bien, también es
ambiciosa, le gusta relacionarse con gente de su nivel y no le importa utilizar
sus encantos para, de alguna manera, quedar por encima del protagonista, no te
diría hacerlo sufrir pero si jugar un poco con él… Tiene un nombre, arrogante,
ella es arrogante.
Y luego, por último, hay una
doctora que se llama Natacha, que es soviética, que representa quizá toda la
nobleza y toda la utopía que de verdad quería cambiar el mundo en la U.
Soviética porque sus ideales, en principio, eran muy loables; representa todo
lo bueno y es el tercer personaje femenino que va a tener relación con Jack,
entra las tres se enfrentarán y sacarán lo mejor o lo peor de él, según se van sucediendo
las tres relaciones.
Haber sido merecedor de un premio tan prestigioso como el Fernando Lara
de Novela ¿le da un plus a la obra en estos tiempos de fugacidad de títulos en
las librerías?
Sin duda, ¿no? Es un premio que
anteriormente ha recaído en Umbral, Terenci Moix, Dragó, o Zoé Valdés, de un
gran prestigio; es una responsabilidad. Por un lado va a permitir que mucha
gente se adentre en una lectura que yo creo que les va a resultar muy
satisfactoria y por otro lado es una responsabilidad para siguientes novelas,
yo siempre he intentado dar lo mejor de mí mismo, no sé si lo consigo cuando
escribo. El hecho de ser reconocido con este premio me obliga a seguir peleado
por lo que siempre he soñado que es que una novela además de entretener tiene
que emocionar.
Muchas gracias y mucha suerte, Antonio.
Por Ginés J. Vera.
Un autor con el que aún no me he estrenado. Y mira que llevo tiempo pendiente con El lector de cadáveres. Y ahora vas y me dejas con ganas de esta novela también. Muy buena entrevista!
ResponderEliminarBesotes!!!
Un saludo, Margari. Sí, yo también conocía El lector de cadáveres cuando me llamaron para que entrevistara a este autor. La verdad es que la entrevista fue una de esas en las que el tiempo voló al hablar sobre la época histórica en la que se centra la novela casi más que en la novela en sí. Como digo a menudo, si tienes la oportunidad de leerla, estoy encantado de que vengas y dejes tu comentario. Nos leemos.
Eliminar¿El lector de cadáveres? ¡Válgame, satán, qué título? Será "el lector de libros" o de periódicos o de estampitas del niño jesús o de octavillas de masajes orientales o de lo que sea. Te comento que una novela, parafraseando a tu entrevistado, debe entretener, emocionar, ser barata, poner los pelos de punta, poner los pelos como escarpias, "capturar" al lector de novelas hasta la última letra de la última página, "envolver" o "convencer" al leyente para que acepte como real un mundo, generalmente, imaginario y salido del "me da la real gana" del autor. Y así, desde el lazarillo hasta un servidor del dios dibé y de usted. Más y mejor en tu blog y en el mío. Volveré, dijo el general ese americano, no me acuerdo ahora de su nombre. Y yo he vuelto. Lástima que falten tus comentarios enjundiosos enjundiosísimos o muy enjundiosísimos. Saludos cordiales, ¡oh sapiens sapiens!, de apellido homónimo de pueblos con playas nudistas y escribidor que tiene a galas pasear su nombre de protagonista de novelas picarescas o cervantinas. Vale por hoy.
ResponderEliminarHola Santiago, agradecido por tu visita y comentario tras esta ausencia. Siempre es un placer ver que tu verbo ágil no ha perdido genio, figura ni pulso narrativo. Gracias. Lo bueno de las entrevistas para alguien humilde como yo es que son los autores quienes las defienden a golpe de pregunta, acertada o no; las reseñas tienen ese riesgo de ser parciales, para bien o para mal. Hasta que volvamos a vernos/leernos como digo otro. Un saludo.
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