Entrevisto esta semana a R. A.
Raga. Licenciado en Derecho, ha realizado estudios de postgrado en Ciencias
Políticas en distintas universidades europeas. Además de haber escrito y
dirigido los cortometrajes ‘Historia de un ciudadano’, ‘Canibalismo otoñal’ y ‘Mickey
Mouse ha muerto’, (seleccionados todos ellos en distintos festivales de ámbito
nacional e internacional), como escritor, ha realizado crítica artística y
gastronómica, colaborando en la elaboración de distintos catálogos de artista y
exposiciones individuales o colectivas. Aborda con Sunday Dandy (su primera
novela), una serie de tres novelas cuyo eje argumental gira en torno a los
hitos de generación, deseo y muerte.
Sunday Dandy está contada en contrapunto,
alternando pasado y presente, para que el lector pueda ver ese ‘desgarro’, ese
conflicto entre las expectativas y la realidad cuando a los personajes les
sorprende la crisis económica. ¿Cómo te planteaste este enfoque antes de
escribirla?
Eisenstein
consideraba que el arte es conflicto, que surge de él. Desde un primer momento
pensé que la novela necesitaba mostrar ese conflicto así que tomando como base
la afirmación del cineasta y su obra cumbre, El acorazado Potemkim, decidí que la mejor manera de plasmarlo era
–ya que no podía utilizar el plano-contraplano del director ruso– establecer
dos tiempos narrativos contrapuestos. Todo el mundo se ha visto envuelto en
mayor o menor medida por ese ciclón llamado crisis así que consideré que era
necesario establecer dos puntos de vista o situaciones antagónicas para
reforzar ambos elementos. El hecho de que Sunday
Dandy esté narrada de esa manera dramatiza más ambas situaciones, las
potencia, el periodo de bonanza parece más bello y la crisis más descarnada si
cabe.
Hay continuos guiños a la gastronomía, no
en vano dos de los personajes sienten pasión por la cocina oriental y la
peruana, de alguna forma ¿es un guiño a una pasión propia, del autor?
¡Desde luego!
La gastronomía es uno de los mayores placeres de los que podemos disfrutar. Soy
un grandísimo amante de la gastronomía ya sea oriental, peruana, molecular o
tradicional. De hecho quise introducir este elemento en la novela y convertirlo
en una herramienta más para describir la evolución de los personajes. Así, vemos
cómo pasan de una cocina más elaborada, más creativa, al inicio del libro, a
otra más básica, igual de buena pero más sencilla, en la última comida de Sunday Dandy. De la fusión nikkei al taco de buey. Si te soy
sincero soy fan de ambas y un gran defensor de la cocina creativa pero debo
decir que cuando el producto es bueno y está bien cocinado no es necesario
mayor aditivo que un buen paladar.
Me ha sorprendido en el tono narrativo el
tratamiento de los diálogos entre los personajes, elaborado de forma que la
narración sea un continuo, un adagio sin rupturas de la uniformidad textual,
¿ha sido la intención desde el principio?
En este punto
me gustaría ser respetuoso con el estilo de otros escritores a quienes
considero verdaderos maestros pero, la verdad, siempre he pensado que el
diálogo guionizado ralentiza enormemente la acción. Cómo has podido leer, la
novela es una sucesión de capítulos que van ganando en agilidad a medida que
avanza la trama. Para ello era fundamental limitar los diálogos y, caso de producirse,
debían estar plenamente integrados, que no supusieran un punto y aparte, que no
requiriesen una especial atención por parte del lector. El Jarama de Ferlosio está muy bien pero ya han pasado muchos años
desde entonces. Si hay que retrotraerse en el tiempo mejor hacerlo hasta llegar
a Proust.
La voz que cuenta la historia nos va
sumergiendo en un estilo de vida vitalista, con numerosos sueños de juventud
que van a sufrir un giro inesperado, he querido ver cierto sentido de la
supervivencia, una lanza rota por la dignidad de una generación herida no sé si
gravemente.
Efectivamente,
Sunday Dandy es una novela
generacional, una historia para personas que han pasado de tenerlo todo a no
tener nada, de pensar que ellos producirán un cambio, que el futuro es suyo a
darse cuenta que hay un ente por encima de ellos que siempre puede
arrastrarlos. Los personajes de la novela se sienten en medio de una catástrofe
natural contra la que nada pueden hacer, un terremoto, un tsunami imparable.
Por eso se refugian en la infancia, en los recuerdos, en tiempos mejores. No future, como decían los punk en los
setenta. A los Sex Pistols les hubiera gustado la novela.
También navegan apellidos de cineastas en
las corrientes de Sunday Dandy, ¿un nuevo guiño de autor al séptimo arte?
Kieslowski, Buñuel, Lynch, Godard, Coppola o Tarantino entre otros. Pero sobre
todo Mankiewicz, su particular puesta en escena de trama y personajes, ¿hay una submetáfora en esta novela entre el
cine y la el desenlace de los acontecimientos?
Definitivamente.
Buñuel siempre decía que hubiera ser preferido novelista a cineasta. La verdad
es que tenía talento literario pero no sé si hubiera llegado a la genialidad
que alcanzó detrás de la cámara. En mi caso, creo que podría decir que escribo
pero también me gustaría hacer cine. Esperemos que algún día pueda alcanzar
escribiendo el 50% de la genialidad del aragonés en un rodaje. En la novela hay
múltiples referencias al cine igual que las hay también al arte. Soy un firme
defensor del carácter multidisciplinario del artista así que considero casi un
deber hablar sobre todo tipo de manifestaciones en el libro. En concreto, el
cine no sólo es una gran pasión sino que también es un canal a través del cual
lograr conectar con un lector –generacional– terriblemente condicionado por este
arte. Sunday Dandy está muy influida
por el cine, la narración, las descripciones, la atmósfera. Tiene un poco de
todos. ¿Cómo hubiera descrito esta escena Tarantino? ¿Y este ambiente? ¿Cómo lo
hubiera hecho Lynch?
El caso de Mankiewicz es especial porque, aparte de ser
una película extraordinaria, Eva al
desnudo retrata un tipo de sociedad, un micromundo mejor dicho, que es de
una universalidad y atemporalidad abrumadoras y que explica y resume a la
perfección uno de los mensajes de la novela. No obstante, Kieslowski también
tiene una responsabilidad y protagonismo determinantes, aunque tampoco me
extenderé en este punto para no desvelar nada al lector.
La
mediocridad es una de las principales lacras de nuestra época. Vivimos años en
los que se habla de inteligencia emocional, se insiste en la capacidad para
interrelacionarse con el entorno, se defiende la faceta social del individuo
pero nada de ello parece que deba ir acompañado de la excelencia. Hubo un
tiempo en que los méritos, el sacrificio, el esfuerzo, el trabajo tenían su recompensa.
Actualmente no. El individuo culto es un marginado, un ser peligroso, alguien
con el que nadie cuenta, un olvidado. Sin embargo, el empático, el
emocionalmente inteligente, goza de la simpatía de la sociedad. Cuando escuchas
eso de “valoro a las personas por su actitud más que por su aptitud” está todo
dicho. Es preferible la mediocridad a la excelencia. El mediocre medra. El
individuo excelente sólo pretende demostrar su valía a través de su esfuerzo.
Si ser mediocre es el paradigma cada vez habrá más, su actitud de extenderá al
resto de la sociedad y, mientras tanto, todos aquellos que podrían haber
servido de guía irán apagándose desde su rincón. Es más, podremos algún día
llegar al extremo –cada vez más común- de la apología de la incultura. Es decir,
aquel mediocre que no sólo rechaza la cultura sino que admite hacerlo y se
regocija en ello.
¿Has conocido a algún Sunday Dandy? ¿Hasta
qué punto es una novela que pone luz sobre la trastienda de una sociedad
engañada y resentida hasta los límites del rencor?
Hay muchos Sunday Dandy. Todos somos en cierta
manera Sunday Dandy. Es un personaje
universal, alguien a quien todos llevamos dentro, esa especie de hombre surgido
del New Deal norteamericano e imbuido
por la contracultura y el hedonismo. Al igual que los personajes, la novela
también narra unos sucesos que podrían localizarse en cualquier parte del
mundo, que –efectivamente– hacen referencia a una sociedad, a una generación
engañada, alguien que despierta de un sueño de forma abrupta, sólo que al
despertarse ya no ve el Teddy Bear en la mesilla de noche sino la botella de
champagne vacía y el revólver que guarda en el fondo del cajón.
Tengo entendido que Sunday Dandy es el
primero de tres volúmenes con un tema común, los hitos de generación, deseo y
muerte; ¿qué nos puedes adelantar de la segunda entrega?
Si en Sunday Dandy los personajes se ven
envueltos en esa catástrofe natural llamada crisis, en la segunda todos ellos
aparecen guiados por un deseo, tratan de nadar en medio del caos, cada uno a su
manera pero todos ellos mantienen esa capacidad volitiva de la que no disponen
los personajes de la primera. Digamos que la segunda novela describe la
capacidad del ser humano de sobreponerse a una hecatombe como la vivida desde
una posición y unas circunstancias particulares en cualquiera de sus
respectivos casos. No existe unidad argumental entre las tres pero sí que
aparecen enmarcadas en una misma época y unos condicionantes muy similares.
¿Por qué el hecho de que sean precisamente
tres las novelas con este eje argumental?
Si te piden
que cites a tus tres animales favoritos y que describas con dos adjetivos a
cada uno de ellos, algún psicólogo diría que bajo cada animal se esconde el
“cómo piensas que te ve la sociedad”, “cómo te gustaría que te vieran” y “cómo
eres en realidad”. La realidad a la que hemos asistido –y aún hoy asistimos–
durante la crisis no es siempre la misma así que, sin orden, diré que una de
las novelas describe el “cómo la ven”, otra “cómo crees que deberían verla” y finalmente
“cómo es en realidad”. No he tenido tiempo para psicoanalizarme así que mejor
no te diré a qué pregunta corresponde cada una de las tres.
Muchas gracias y mucha suerte Ramón.
R.A. Raga presentará su novela 'Sunday Dandy' en Valencia el próximo jueves 1 de octubre en la Casa del Libro (c/ Paseo Ruzafa, 11) a las 19h. Intenvendrá el autor y yo como moderador.
De nuevo me presentas a un autor que desconocía. Y me ha gustado mucho la entrevista. Esa mención a una de mis pelis favoritas, Eva al desnudo, ya me ha ganado. Y estoy de acuerdo con lo que comenta sobre la mediocridad.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margari. La verdad es que esta novela respira cine por doquier, aparecen muchos referentes cinematográficos y la propia estructura dramática narrativa, su enfoque, está basado en el cine que le gusta al autor. Creo que puedo recomendarte esta novela sin temor a equivocarme si te digo que te gustará. Gracias por tu visita.
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