A Salva le conocí hace unos años, gracias a su novela Alacrán. Tenía desde entonces una pequeña deuda narrativa por su generosidad. En este caso, vuelvo a disfrutar de su talento literario en forma de relato. Uno muy especial, titula El sótano, incluido en el libro Tormo Investigador Privado (Vencejo ediciones). Os sonará porque hace unas semanas reseñé aquí el libro. Con mi doble agradecimiento a Salva y a la editora, Albahaca Martín, os dejo aquí esta entrevista.
P.: ¿Cómo fue el contacto para aceptar el proyecto de participar en la Serie TIP de Luis Aleixandre Giménez?
R.: No conocía personalmente a Luis Aleixandre, nuestro primer contacto fue a través de las redes sociales. Nos intercambiamos alguna de nuestras novelas y luego me hizo la propuesta de participar en un proyecto que tenía entre manos para reunir a varios autores en un libro de relatos de género negro. Compartir proyecto con gente como Jordi Ledesma, Carlos Augusto Casas o Paco Gómez Escribano, a los que realmente admiro como escritores, ha sido un placer. La verdad es que cuando acepté no conocía al resto de participantes, y tengo que decir que el nivel de todos los escritores y escritoras que ha conseguido reunir Luis para este proyecto es fabuloso.
P.: Aunque es un autor consolidado en el género negro, me gustaría preguntarle por el reto literario que quizás haya sido construir el relato incluido en la Serie TIP partiendo de un par de personajes fijos, de unos condicionantes previos.
R.: La verdad es que no es nada habitual que te soliciten un relato y te impongan a los personajes, sus características y algunas reglas fijas que debes cumplir. Pero ahí estaba el reto, ser capaz de escribir algo dentro de un universo que había creado Luis. Cuando lees todos los relatos te das cuenta de que cada autor y autora ha sido capaz de llevar a los personajes a su terreno, dotándolos de su particular estilo, y eso es muy atractivo desde el punto de vista del lector. También debo admitir que el relato que nos envió Luis como guía para los nuestros tenía mucho sentido del humor, esa ironía que destila la pareja protagonista formada por doña Pruden y Evaristo ha hecho muy sencilla la tarea.
R.: A mí el relato me parece una disciplina tremendamente complicada. En contra de lo que piensan muchos, es un género en sí mismo, no es un estadio previo a la escritura de una novela, son disciplinas completamente distintas con códigos y reglas diferentes. Hay grandísimos escritores de relatos que no son buenos novelistas y a la inversa, no todo novelista es capaz de escribir buenos relatos. El relato no admite pausas ni equivocaciones, una novela permite pasajes descriptivos, subtramas, descansos, el relato no. Un relato debe ir al grano, ser muy certero, enganchar desde el primer momento, sin pasajes explicativos, se trata más de crear una sensación en el lector, provocar una emoción, la que sea, de manera casi instantánea. Y el final tiene que estar muy medido para no despeñarte en el último momento. Si una novela es un maratón, el relato son los cien metros lisos.
P.: En uno de los pasajes de El sótano, leemos que doña Pruden no es precisamente Monica Bellucci. Le preguntaría por ese maridaje entre la literatura y el cine de género. Por cómo se va extendiendo la práctica de escribir con elementos cinematográficos, con recursos narrativos que priman lo insinuado, la imagen, los diálogos rápidos… ¿Es así?
R.: Claro, todos estamos influidos por la narrativa audiovisual. Cada vez consumimos más series y películas y eso inevitablemente se traslada a la manera en la que escribimos. Porque no es un lenguaje tan diferente. El escritor trata de crear una imagen en el lector, de hecho, no existe ninguna palabra que no implique una imagen en nuestro cerebro, escribimos con palabras, pero leemos con imágenes. Dicho esto, debemos tener cuidado con convertir las novelas en meros guiones adaptados, detecto en muchas obras actuales una ausencia de pasajes narrativos, como si estuvieran escritas pensando en una adaptación cinematográfica, descuidando la narrativa más pura, son novelas en las que no es posible destacar el estilo literario, la voz propia, porque no existe, son todas iguales. Se detecta especialmente en los thrillers superventas, en los que los juegos artificiales, la violencia gratuita y la estupidez campan a sus anchas. ¿Por qué triunfan esas novelas a nivel de ventas? Pues porque la gran mayoría de sus lectores no son lectores, son consumidores de series. Hoy en día el éxito de un novelista no es haber escrito una gran novela, es que Netflix o Amazon compren los derechos de cualquier obra mediocre y la conviertan en una serie de televisión.
P.: El género negro, incluso el policial, no ha escapado a su ración de realidad, de denuncia social, a menudo. Los lectores de El sótano quizá se vean sorprendidos, o no, por algo que no revelaremos aquí y ahora, clave en su relato. Pero que es más corriente de lo que imaginamos. Háblenos de esa parte real que hay en las obras de ficción de la novela o el relato negro.
R.: El motor de cualquier novela negra siempre debe ser la realidad, si algo llega a impresionarnos en una novela es porque sabemos que puede ocurrir de verdad, porque hay una parte real en aquello que estamos leyendo. La frase que dice que la realidad supera siempre a la ficción no es un mero cliché, basta darse una vuelta por la deep web, en la que puedes comprar armas, drogas de todo tipo o contratar a un sicario desde el sillón de tu casa con un simple clic del ratón pagando con bitcoins que no permiten el rastreo del comprador. Y no es ficción, es una realidad que tal vez mucha gente no vea, o tal vez ni siquiera conozca, pero está ahí. Desgraciadamente, el género humano es tan perverso, tan vil y tan cruel que cualquier cosa atroz que seas capaz de imaginar ha ocurrido antes, y de manera probablemente peor. Y luego está la parte social, el reflejo de las desigualdades, la delincuencia, las injusticias, los cambios vertiginosos que vamos a tener que afrontar todos en pocos años como consecuencia de la irrupción imparable de la tecnología, todos esos temas son los que deben reflejar las buenas novelas negras.
Salva Alemany (Valencia, 1968) Músico frustrado, alpinista de bajura, boxeador cobarde y deportista mediocre. Debutó como novelista con “La suerte no existe” finalista del II Premio de Creación Literaria Bubok. Su segunda novela, "Éire", resultó finalista del Premio La Trama y publicada por Ediciones B (Ediciones B, reeditada por Ed. Amarante) que también resultó finalista del Premio La Trama.. Después vendría la novela negra "Alacrán" (Ed. Amarante). “Una mirada perdida” (Ed. Amarante), su siguiente novela, es una comedia. Su relato “Bienvenido” fue finalista del XXIII Premio Internacional Julio Cortázar de Relato Breve. “Lapsus” (Ed. Amarante) es su quinta novela.
Podéis conocer más acerca de Tormo Investigador Privado aquí.
Muy buena entrevista. Con ganas de descubrir ese relato me deja. Gracias por presentarme al autor.
ResponderEliminarBesotes!!
Buenos libros y grandes autores, gracias por tu fidelidad, Margari.
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