jueves, 28 de noviembre de 2013

Entrevista a CESAR PÉREZ GELLIDA: «El ser humano es capaz de deshumanizarse más rápido de lo que cabría imaginar».

Esta es la segunda ocasión que coincido con este escritor vallisoletano, pues antes del verano presentaba su primera novela Momento mori, la que da comienzo a la trilogía que retoma con esta segunda entrega. Os dejo a continuación la entrevista esperando vuestras sugerencias.


Háblenos de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, iniciada con Memento mori (ya estuvimos hablando de ella hace unos meses) ahora que ya tenemos en las manos Dias Irae.

No nació como una tal, solo que se ha ido tejiendo y complicando la trama hasta que decidí poner el punto final. Cada novela tiene su propio ADN a pesar de que siguen una coherencia argumental. Memento mori es la más negra de las tres, Dies irae la más profunda por la aportación del ingrediente histórico de la guerra de los Balcanes y Consummatum est será la más redonda, donde todo cobrará sentido y se cerrará el círculo. 

 Estaa novela, Dias irae, arranca con una escena fruto de su labor de investigación, precisamente con dos personajes reales, dos militares, Kamemans y Mladic.

Así es. Se trata de una conversación real en la que se gestó la masacre de Srebrenica a manos de los serbios dirigidos por Mladic y con la connivencia de la UNPROFOR. Un genocida es un asesino en serie que se siente legitimizado por una bandera. Son los peores. 

Precisamente dos de los conceptos que me sugieren ambas novelas de la trilogía son el resarcimiento y la injusticia terrenal.

Hay muchos ingredientes y conceptos que son hilos conductores de la trilogía, la música, la poesía y los crímenes más los ya citados son algunos de ellos. 

 Aparecen aquí, en Dies irae, personajes conocidos de su anterior novela, otros nuevos, bien caracterizados, tal vez el montenegrino Komovi roce acaso el estereotipo de guardaespaldas malote.

Es que ese tipo de perfiles existen, no hay que huir de ellos solo por querer escapar de los tópicos. De todos modos, no creo que muchos guardaespaldas malotes tengan el final al que se entrega Drago Ovucina, ¿no cree?

 Desde luego, antes de que se me olvide, ¿qué opina Enrique Bumbury, si es que ha tenido oportunidad de preguntárselo, de que su música se asocie con un thriller?
Está encantado. 
Genial; volviendo a Dias irae, destaco los capítulos vertiginosos, alternando las voces narrativas, ¿estrofas de tensión de una gran obra poético narrativa, acordes de una gran sinfonía?

Es el reflejo del funcionamiento de la mente de un sociópata narcisista como Augusto Ledesma. Acordes su de gran sinfonía. 

  Cien notas a pie de página, no sé si los lectores estarán acostumbrados a esta doble lectura, no hay muchos autores que detallen tanto en un thriller.

Es una elección, al que le interese profundizar que lo haga pero que no pueda hacerlo es bien distinto. Yo le ofrezco la posibilidad, la elección es solo del lector. 

Leo eso de la ‘deshumanización de los humanos’ de la nota del autor, ¿qué destacaría de Dias irae, de esa mirada al fondo del conflicto de los Balcanes?

Que en las condiciones propicias el ser humano es capaz de deshumanizarse más rápido de lo que cabría imaginar. 

‘No hay obra perfecta, sino invisible imperfección’ (frase que Ledesma evoca de su padre), ¿descubriremos esa invisible imperfección en Ledesma en Consummatum est?

Augusto Ledesma comete errores, ya le sucede en Dies irae y es posible que le ocurra en Consummatum est, pero tendrá que leerlo. 

 Para terminar, Sancho no cree en el azar ni en los golpes de efecto, ‘casi siempre todo puede explicarse por la teoría de la causa y el efecto’ dice,  ¿a qué cree que se ha debido el interés y el éxito de público y crítica de sus novelas?

Lo desconozco, cada lector tiene sus razones. En general yo diría que disfrutan pasando páginas y esto que podría parecer una obviedad, no lo es. 

Muchas gracias César y mucha suerte. Espero que nos veamos también con la tercera entrega de la trilogía.


Podéis leer la anterior entrevista a Cesar Pérez Gellida, con su novela Memento mori aquí.

Por Ginés J. Vera.

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