Entrevisto al escritor Sergio Llauger que acaba de publicar El Yermo, su segunda novela, tras Diario de un Zombi en 2010, con gran
éxito de público y venta siendo publicada en varios países de habla hispana.
También ha participado en antologías como Zombimaquia,
Taberna Espectral o Body Shoots,
también dentro del género fantástico. Os dejo la entrevista sobre El Yermo, una
novela de ciencia ficción con el trasfondo de una hecatombe nuclear.
Todo empezó con la Novih-Tsar, con los
rusos, Corea del Norte y esa inquina contra Corea del Sur y los Estados Unidos…
Más real que ciencia-ficción, me temo.
La novela trata
del fin del mundo después de una tercera Guerra Mundial, necesitaba una premisa
real, un desencadenante creíble, que le diera veracidad a los acontecimientos
que se llevan a cabo. Me pareció oportuno basarme en algunos de los conflictos
internacionales que azotan nuestra sociedad en la actualidad.
Lo de las cucarachas y la radiación si lo
había leído, pero las ratas, los cuervos y los piojos, la verdad es que da
pavor ver a los futuribles vecinos en caso de hecatombe nuclear. Y el océano,
madre de la creación, desolado… Qué contraste.
He sido un
ferviente consumidor de todo lo relacionado con la ciencia ficción de este
tipo, he estudiado el comportamiento humano y he sacado mis propias
deducciones. El Yermo es una visión personal de qué consecuencias habría para
los hombres y para el mismo planeta Tierra en una situación así. Es fácil de
imaginar que todo lo explicado en la novela podría ocurrir en realidad. Cuando ya no queda nada, simplemente o te adaptas a lo precario o pereces.
La “Bóveda del fin del mundo”, un lugar que
existe realmente, tiene una significación especial en esta novela. ¿Fue este el
origen a la hora de escribirla? ¿Por qué la ha situado en las Islas Británicas?
Sí, fue la
premisa para desarrollar esta historia. Necesitaba un lugar, un objeto o un
ideal realista que les diera esperanza a los protagonistas de la novela, además
de un motivo por el que luchar. Sencillamente, esa bóveda que existe en la
realidad me pareció el icono perfecto. Decidí ambientar la historia en Gran
Bretaña porque deseaba darle un aire más internacional, además de que fue
pensar en un Londres post-apocalíptico y la imagen que vino a mi mente fue tan
poderosa que no tuve ninguna duda al respecto.
‘Cuando ya no veamos ninguna luz reflejada
en la mirada de los hombres, significará que las tinieblas del camino
terminaron convirtiéndonos a todos en bestias’. Le dice el comerciante de raíz
de telurio a Adam.
Una cita que me
comenta mucha gente después de leer el libro. Es propia, y creo que refleja muy
bien lo que les pasa a la mayoría de supervivientes que viven en El Yermo.
Al leer sobre la Guarida y en especial
sobre la Jaula, me he transportado a otras historias post-apocalípticas; me
gustaría saber qué autores del género le han inspirado, aquellos por los que
siente devoción literaria.
La verdad es
que de historias de este tipo solo he leído “La carretera” de McCarthy. Casi
podría asegurar que mis verdaderas influencias han llegado por otras vías, como
el cine, con películas como Mad Max o El
libro de Eli, o de los videojuegos, con joyas como Fallout o Rage. Pese a
que la ambientación de El Yermo es
similar a todas ellas (un paisaje postnuclear), desde un primer momento me he
esforzado por otorgarle al argumento y a los personajes una personalidad muy
propia y diferenciada del resto de obras del género.
‘Allí donde queden hombres siempre quedará
maldad’, afirma el señor Bellici. Menudo legado, ¿es de la misma opinión?
Absolutamente
sí. Allí donde haya hombres siempre habrá maldad. Aunque también habrá cosas
muy buenas e increíbles. Es el don y la maldición del ser humano; su capacidad
para crear y para destruir. La gran masa encaja las consecuencias, pero solo unos
pocos individuos elegidos tienen el poder de cambiar el mundo, ya sea para bien
o para mal.
Me ha gustado esa expresión del anciano
Kane a Adam, ese ‘todos éramos aprendices de la supervivencia’, ese deber de
resurgir de las cenizas, casi un lema vital recorriendo las páginas de la
novela.
El ser humano y
su instinto de supervivencia. Por mucho que desees dejar de respirar y morir no
puedes, el propio metabolismo te obliga a dar una bocanada de aire cuando el
oxígeno en tus células alcanza un nivel crítico. Es el mismo concepto aplicado
a gran escala. Pase lo que pase con nuestra sociedad, el ser humano siempre se
verá impulsado a intentar sobrevivir, aunque eso conlleve pasar por un duro
aprendizaje para lograrlo.
En mi humilde apreciación El Yermo
transmite esperanza, el verdadero sentido de la vida cuando la condición humana
degenere en situaciones límites.
Es una novela
dura, pero dentro del drama y de la desolación, soy partidario de dejar siempre
en mis historias un poso de esperanza. A menudo ya tenemos nuestra propia
realidad para quedarnos con su mal regusto. Prefiero que mis novelas hagan que
el lector las acabe con un buen sabor de boca, a pesar de lo tensas y dramáticas
que puedan llegar a ser en ciertos momentos.
¿Qué lleva a un gestor de cuentas de una
multinacional a adentrarse en el mundo de la ficción, y en especial en el de la
ciencia ficción?
La afición,
puramente. Me apasiona contar historias. Y lo seguirá haciendo durante muchos
años, espero.
Muchas gracias Sergio y mucha suerte.
Por Ginés J. Vera
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