Es un privilegio poder entrevistar para Maleta de Libros a la escritora londinense Charlotte Betts. Su primera novela me llamó la atención desde el título por razones personales: ‘La hija del boticario’. Betts descubrió su pasión por la escritura después de toda una vida dedicada al diseño de moda y más tarde al interiorismo y la gestión de la propiedad inmobiliaria. La hija del boticario no solo tuvo muy buena acogida en su país, sino que con ella obtuvo entre otros: el premio YouWriteOn del Año en 2010, el Premio Joan Hessayon para Nuevos Escritores en 2011 y el premio Romantic Novel RoNa de la Romantic Novelists’ Association´s Historical en 2013. Actualmente Betts vive con su marido en una cabaña en el bosque en las fronteras de Hampshire y Berkshire.
Para comenzar me gustaría preguntarle cómo
surgió la idea de escribir La hija del
boticario, de donde nació el germen para contar una historia enmarcada hace
más de trescientos años en lugar de ubicarla en la época actual.
Hace quince
años que empecé a escribir, pero ‘La hija del boticario’ es la primera novela
que me publicaron. Las seis primeras que escribí estaban ambientadas en la
actualidad, y después escribí una historia de amor situada en la Segunda Guerra
Mundial. Aunque yo no la consideraba «histórica»; para mí era, sencillamente,
la época de juventud de mis padres. Pero me fascinó tanto la documentación que
hice sobre la época que decidí que mi siguiente novela sí que sería histórica
en el sentido estricto de la palabra, y que me remontaría aún más atrás en el
tiempo. Es entonces que leí el diario de Pepys y me decanté por el Londres del
siglo XVII. La lectura del manual de Culpeper fue lo que me inspiró a hacer de
mi protagonista una boticaria.
Háblenos de ese diario el de Samuel Pepys ya
que su lectura le ha permitido acercarse al Londres del XVII en el que
transcurre la novela.
Cuando decidí
escribir una novela ambientada en el siglo XVII, mi padre me prestó su
ejemplar. Me fascinó tanto que pasé una noche entera leyéndolo. Fue entonces
que supe que tenía que escribir sobre el Londres de la peste, y del Gran
Incendio. No solo me interesaban las descripciones de Samuel Pepys sobre la
ciudad de aquel entonces, sino cómo su personalidad salía a relucir a través de
su prosa. Aunque sus orígenes eran humildes, trabajó duro para ascender
socialmente hasta alcanzar una posición en la que tenía acceso al mismo rey.
Era inteligente, divertido, grosero, taimado y adúltero. Esas cualidades tan
humanas me hicieron decidirme a escribir sobre gente común y sus
preocupaciones, en lugar de la corte y la política.
Pasé largas
horas con un mapa contemporáneo en una mano y el diario de Pepys en la otra,
trazando los caminos que recorría y leyendo sus descripciones sobre lo que veía
en sus trayectos.
Es innegable la labor de documentación
histórica reflejada en cada párrafo de la novela, me gustaría preguntarle por
algunos de los libros, sobre todo los relacionados a temas de botica antigua y
remedios naturales de la época, que ha consultado.
El libro que me
fue más útil es un tratado de medicina llamado ‘Culpeper's complete herbal and
English physician’, que se publicó por primera vez en 1653. Sin embargo, yo
encontré un ejemplar de segunda mano de una copia en facsímil de 1826 que se
reeditó en 1981, y es a ese ejemplar al que me referí durante la escritura de
la novela.
Nicholas
Culpeper fue un médico que consagró su trabajo a proporcionar remedios
botánicos a los pobres. Creía que sus colegas de profesión cobraban precios
abusivos por su trabajo, cuando había muchas medicinas sencillas que podían
prepararse en casa. Una parte importante del libro se dedica a mostrar las
plantas más útiles para que la gente pudiera identificarlas. La mayoría de
ciudades, incluso Londres, no estaban muy alejadas del campo, con lo que era
posible hacer una excursión para traer a casa cestos llenos de hojas y flores
que podían secarse para preparar medicinas. El resto del libro se dedica a las
recetas para preparar las medicinas, y a algunos consejos para el cuidado de
los enfermos.
Hablando de enfermos, la novela transcurre
durante la epidemia de peste de la
época; hoy, vista con los ojos de los avances actuales, nos parece terrible
como se trataba a la gente. Me sorprendió un detalle en el que se cuenta cómo
se creía que habían sido los holandeses quienes la habían contagiado a
Inglaterra.
Creo que hace
falta recordar que en esta época los ingleses estaban en guerra con Holanda,
así que los holandeses eran un chivo expiatorio habitual. En esa época, los
ingleses eran muy suspicaces ante los extranjeros. Se corrió la voz que unos
rollos de telas llegados de Holanda venían cargados de pulgas y esa fue la
forma en la que la peste llegó a Inglaterra.
Debió de ser
absolutamente aterrador vivir en plena epidemia de peste, especialmente
teniendo en cuenta que las familias vivían a menudo hacinadas en condiciones
insalubres.
Ver a gente
muriendo a tu alrededor sin ninguna forma de evitarlo probablemente despertaría
en cualquiera el instinto de supervivencia. Era muy importante deshacerse de
los cadáveres cuanto antes, especialmente en verano, y solo los más pobres
estaban dispuestos a arriesgar sus vidas realizando este trabajo, que además
estaba muy mal pagado.
Encerrar a
familias enteras en cuarentena cuando solo uno de ellos estaba enfermo solía
ser una sentencia de muerte para toda la casa. Hoy en día, por supuesto, la
medicina moderna permitiría tratar esta enfermedad.
Si pasamos a los personajes de ‘La hija del boticario’ las mujeres parecen
tener un papel destacado frente al de los personajes masculinos; son mujeres de
carácter, no solo Susannah, también lo es, por ejemplo, la madrastra, Agnes
Fygge o la criada Peg. ¿Ha querido reivindicar el papel de la mujer en esta
época tan marcada por el machismo y la discriminación de las mujeres?
Aunque hay
muchos hombres que se lo han pasado muy bien leyendo ‘La hija del boticario’,
cuando la escribí imaginaba que tendría una mayoría de lectoras. Hoy en día las
mujeres gozan de una libertad que hubiera sido impensable en el siglo XVII, y
no creía que a los lectores contemporáneos fueran a interesarles personajes
femeninos sumisos y apocados. Por su educación, Susannah se ve animada a pensar
por sí misma y a cuestionar el rol en el que la sociedad quiere encasillarla.
El personaje de Arabella puede parecer negativo, pero en realidad hay que tener
en cuenta que solo hace lo que cree necesario para asegurarles un futuro a sus hijos.
Agnes, por otro lado, como viuda adinerada goza de más libertad que muchas
mujeres casadas.
Otro aspecto que me ha parecido interesante
es el de la esclavitud, cómo ven los personajes el concepto de ser esclavo;
‘los esclavos tienen alma como nosotros’, dice Henry. Es llamativo el ejemplo
de la ‘necesidad’ de que haya esclavos en las plantaciones de azúcar, para que
puedan tener azúcar en Europa; ‘de otra forma sería inviable’, le dice Henry.
Este es un
periodo histórico muy interesante, porque antes de la esclavitud, en las
plantaciones trabajaban jornaleros blancos. Pronto se descubrió que los nativos
negros caribeños eran más fuertes y resistían mejor el calor. La demanda
insaciable de azúcar en Europa motivó la avaricia de los propietarios de las plantaciones
y la esclavitud de los trabajadores negros.
Este tema me ha
resultado muy difícil y delicado. La mayoría de europeos de la época creían, o
preferían creer, que los esclavos eran, simplemente, ganado. Y así podían
seguir consumiendo azúcar sin remordimientos de conciencia. Yo quería mostrar
cómo Susannah supera sus propios prejuicios ante lo desconocido. Henry, por
supuesto, creció en una plantación, rodeado de esclavos, donde se enamoró de
Phoebe, su amiga de la infancia, así que su punto de vista es distinto.
La figura del padre de Susannah me llama la
atención, no tanto por cómo se deja manipular a veces, sino por cómo ha educado
a su hija, ella afirma que ha sido él quien le ha transmitido la pasión por
aprender, quien le ha enseñado que ‘el conocimiento es fuerza’.
La pasión de
Cornelius por aprender es una parte integral de su personalidad. Cuando su
amada esposa, la madre de Susannah, murió, y su hijo se marchó a América, su
reacción natural fue aproximarse a Susannah. Se consolaban el uno al otro.
Susannah es una
mujer inteligente en una época en la que se consideraba que ser muy leída era
algo poco femenino. En lo que respecta a sus relaciones, Cornelius es un hombre
perezoso que siempre elige el camino más fácil. Se siente adulado por la admiración
de su hija, y disfruta de la autoridad que tiene sobre ella como mentor, pero
descuida planear el futuro de su hija asegurándose de que desarrolle cualidades
más femeninas y encontrándole un buen marido. Se habría conformado si Susannah
hubiera seguido trabajando con él indefinidamente, pero su enamoramiento de
Arabella pone fin a todo eso.
La maternidad y el miedo a la muerte
durante el parto son dos temas también relevantes en esta novela, ¿le ha
ayudado a elaborar las partes más emotivas el hecho de ser usted madre de tres
hijos? ¿En qué se ha inspirado para saber transmitir los miedos y anhelos de
una joven de 26 años envuelta en los problemas de matrimonios concertados y la
falta de medios económicos de una madre viuda y además embarazada?
Mi tercer hijo
apenas tenía seis semanas cuando mi primer matrimonio se vino abajo, y esa
situación me dejó económicamente desprotegida. Evoqué mis emociones de
entonces, de la necesidad de trabajar duro para sacar adelante a mis hijos,
para imaginar los miedos de Susannah. Estoy muy contenta con mi carrera
profesional, pero mis hijos siempre han sido mi mayor prioridad, y creo que hay
muchas madres que pueden identificarse con eso. Ahora mis hijos son mayores, y
estoy muy orgullosa de ellos, ¡además de que tengo más tiempo para mí!
Los matrimonios
concertados eran algo muy habitual en el siglo XVII, y a menudo se casaba a las
mujeres para afianzar alianzas ventajosas, sin tener en cuenta sus deseos.
‘La
hija del boticario’ ha recibido varias distinciones y premios, ¿qué le ha
supuesto para usted estos reconocimientos por parte de la crítica y los
lectores?
Empecé a
escribir como diversión, sin imaginar que ninguna de mis novelas llegaría a
publicarse. Es un honor inmenso que a lectores de todo el mundo les guste lo
que escribo, ¡y no deja de maravillarme y encantarme cuando recibo mensajes de
mis fans! Ahora mismo estoy trabajando en mi quinta novela histórica.
Muchas gracias Charlotte Betts,
también
quiero expresar mi agradecimiento a Laura Russo, al equipo de profesionales de
Maeva Ediciones y en especial a los traductores que han hecho posible esta
entrevista.
Por Ginés J. Vera.
Hoy sí que conozco a la autora. Tengo su libro esperando en la estantería y con tu fantástica entrevista, me parece que la espera va a ser más cortita. Me ha gustado mucho todo lo que Charlotte Betts cuenta de la novela. Y el entusiasmo que desprende sus palabras.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margari, muchas gracias. Estoy seguro que te gustará esta historia. Cuando la hayas terminado, no dejes de visitar de nuevo Maleta de libros y dejarnos tus comentarios. Un saludo.
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