Me concede esta
entrevista la escritora Mercedes Guerrero que acaba de publicar su cuarta
novela ‘Las sombras de la memoria’ (DeBolsillo, 2015). Como humilde escritor
admiro a quienes toman un día la decisión valiente y arriesgada de dedicarse
por entero a lo que realmente uno ama, es el caso de Mercedes Guerrero, por lo
que desde aquí le mando mi agradecimiento y felicitación.
Los lectores van a apreciar dos deliciosos guiños realistas
en la novela, sobre todo si saben que es usted cordobesa, el primero ya lo he
adelantado: toma como escenario la ciudad de Córdoba, que imagino que conoce
bien y ama por la forma de describirla. El segundo tiene que ver con la
protagonista, con Maribel Ordoñez, que trabaja en una agencia de viajes.
También usted dirigió durante años empresas del sector turístico.
Sí. En esta novela
he querido hacer un homenaje a mi ciudad. Córdoba posee bellos rincones, plazas
y monumentos milenarios, y consideré que
merecía ser escenario de una novela. En esta historia deseaba conjugar un poco
de todo: secretos familiares, misterio,
arte, romance y, por supuesto, historia. Decidí entonces, quizá movida
por mi anterior actividad en el sector turístico, que Córdoba podría ejercer de
anfitriona con sus personajes. Al igual que la protagonista, yo también trabajé
durante años en una agencia de viajes y quise dejar también mi
pequeño testimonio de esta
hermosa profesión.
Precisamente ‘Las sombras de la memoria’ es su cuarta
novela publicada, cuando decidió -no sé si decir pronto-, dedicarse en
exclusividad a la literatura, dejar la estabilidad de un oficio menos voluble, ¿pensó
en ello, en lo complicado de ‘vivir por amor al arte’?
Por supuesto. Cuando
dejé el trabajo para dedicarme en exclusiva escribir, no estaba nada segura de
poder vivir de esto. Pero era lo que
quería hacer y conté con el apoyo incondicional de mi marido y mis hijos. Fue
un salto al vacío, dejar un trabajo estable para quedarme en casa y cambiar
radicalmente de vida. Sin embargo, significó una agradable novedad para todos:
para mi familia, que ahora me tenía a tiempo completo, y para mí, que sentía
que estaba haciendo lo que realmente me gustaba.
Es una novela, no sé si calificarla de thriller
romántico, en la que los secretos y la familia tienen un gran protagonismo; en
cierto modo ¿nos apasiona como lectores desvelar misterios y poder mirar la
vida de otros como chismosos privilegiados desde el sofá?
Creo que cuando
abordamos la lectura de un libro lo hacemos movidos por la curiosidad, ya sea por conocer personajes singulares,
hechos históricos, ciudades o acontecimientos extraordinarios. La lectura es
evasión, es vivir a través de los personajes unas aventuras que para cualquier
lector serían inimaginables experimentar. En mis novelas intento crear
personajes que empaticen con los lectores, con el fin de que compartan su trayectoria
vital, sus problemas, reflexiones, sentimientos al fin y al cabo.
Háblenos de la parte romántica de esta novela, que la
hay, más allá de los secretos, la familia, las obras de arte y la parte
histórica; esa relación tan especial entre el oficial de policía y Maribel
Ordoñez, pero sin desvelar en exceso.
Maribel Ordóñez es
una mujer solitaria, con un novio que no cubre en lo más mínimo sus carencias
afectivas. Cuando se ve inmersa en el problema que le viene encima al salir a
la luz los cuadros que tenía guardados su abuelo, decide cortar la relación
porque no se ha sentido amparada por él. Entonces aparece el inspector de
policía que lleva el caso, y aunque es un personaje pragmático y frío, hay
momentos en que muestra su debilidad por ella, a pesar de que no es demasiado
espontáneo. Maribel se siente atraída por él porque percibe a su lado la misma sensación
de seguridad que tenía junto a su padre, fallecido cuando ella estaba en plena
adolescencia, una pérdida que aún no ha superado.
Su relación se torna
conflictiva, pues él es el responsable del caso y sabe que ella tiene más información
de la que ofrece. Sin embargo Maribel está tan escarmentada con su relación
anterior que no consigue confiar plenamente y contarle toda la verdad. Cada vez
que baja la guardia y está a punto de confesarlo todo, surge un imprevisto que
lo retrasa. Esta actitud va a ir minando el intento de iniciar una relación.
Como dice ella en su momento más bajo: “Hasta ahí había llegado mi proyecto de
relación con el atractivo inspector Daniel de la Torre.”
Ahora sí, ahora toca la pregunta obligada sobre la
vertiente histórica de ‘Las sombras de la memoria’, ¿cómo surgió la idea de
escribir sobre este tema artístico, sobre las obras de arte y su expolio
durante la segunda guerra mundial? ¿Qué sorpresas descubrió en su investigación
que darían, tal vez, para otra novela?
El tema del expolio
de obras de arte por parte del gobierno alemán durante la II Guerra Mundial siempre me resultó muy
atractivo. Ya en mi novela anterior, ‘La
mujer que llegó del mar’, había profundizado bastante en este periodo
histórico, en el sufrimiento de los
judíos y la dureza del ejército nazi en los países ocupados.
España vivió de
lejos esta guerra europea, y aunque no
participó activamente en ella, aportó muchos voluntarios españoles que lucharon
en los dos bandos litigantes. Yo deseaba que el protagonista ausente de la
novela fuese un personaje español interconectado con esos hechos históricos. La
idea era hacerlo dentro de la cotidianeidad, con personajes actuales y en una
ciudad, Córdoba, tal y como es ahora mismo. Fue entonces cuando nació Tomás
Ordóñez de Olarzábal, un auténtico caballero español, un héroe anónimo, en
homenaje a los que arriesgaron su vida
por proteger el patrimonio artístico de Francia
frente a la voracidad artística alemana.
El proceso de
documentación fue interesante y sorprendente, sobre todo al conocer que quedan aún
cientos de miles de obras de arte desaparecidas, lejos de sus dueños o
sus herederos. Solía pensar al escribir el libro que cada una de ellas habría tenido un hogar, un muro
donde fue exhibida, y debió ser testigo
de tantas escenas familiares... Creo que
este capítulo aún no se ha cerrado y quedan muchas historias reales por contar.
Hay un pasaje de la novela donde la protagonista accede
a Google a las seis de la mañana para buscar información sobre un coleccionista
de arte encarcelado en la época nazi y más tarde huido a Sudamérica. Sin
ahondar mucho en el personaje en sí, me gustaría saber qué opina de una
herramienta como Google o internet para los escritores, para buscar
información, detalles, incluso sin visitar ciertos escenarios… He evocado a
Emilio Salgari (y sus novelas más allá del Adriático) o Bram Stoker (que nunca
estuvo en Transilvania).
Internet ha sido una
revolución en toda regla y es una de las herramientas más importantes a la hora
de ofrecer información precisa y detallada con
rapidez.
En el proceso de
creación de esta novela he hallado muchos detalles sorprendentes, y me fue de gran ayuda la web del Museo del Holocausto
de Washington que menciono en ella, pues allí están reseñadas todas las obras
de arte desaparecidas y reclamadas en la actualidad. Buscando entre ellas elegí
dos cuadros desaparecidos de Henri Matisse que se describen en la novela. Uno
de ellos es el supuesto retrato de la abuela de la protagonista, que por
desgracia aún sigue desaparecido.
También suelo
consultar la excepcional hemeroteca digitalizada de un diario nacional, ABC,
que permite “leer” ejemplares completos
desde los primeros años del siglo XX, una herramienta que me sirve de gran
ayuda cuando escribo historias situadas en el siglo pasado.
Me gustaría que nos comentase una frase que me ha hecho
meditar, una reflexión de Maribel: ‘Pocas cosas marcan en la memoria una fecha
como la de la brusca pérdida de la persona más importante de nuestra vida’.
Quizá la escribí
basándome en mi propia experiencia. Cuando alguien sufre una pérdida brusca e
inesperada, estoy segura de que recordará durante toda su vida la fecha y el preciso
instante en que le dieron la noticia, quién se la dio, cómo era su tono de voz, lo que estaba
haciendo, qué pensamiento le vino a la cabeza…
Esta novela es muy
especial para mí, y no solo porque la sitúo en mi ciudad. También es la más
personal. Hay en ella varios personajes
muy reconocibles, entre los que destaco al padre fallecido de la protagonista,
con el que quise hacer un homenaje a mi propio padre; y también a Fali, el gran amigo de la infancia de Maribel. La
descripción física y personal, así como su
apelativo, pertenecieron a mi hermano Rafael, tal como era cuando nos
dejó para siempre.
Muchas
gracias y mucha suerte, Mercedes.
Por
Ginés J. Vera.
Mercedes Guerrero nació en Aguilar
de la Frontera, Córdoba, en 1963. Diplomada como técnica de empresas y
actividades turísticas, habla varios idiomas y durante dieciséis años ha
dirigido distintas empresas relacionadas con el sector turístico. Hasta la
fecha ha publicado cuatro novelas: ‘El Árbol de la Diana’, ‘La última carta’, ‘La
mujer que llegó del mar’ y ‘Las sombras de la memoria’.
Una autora con la que aún no me he estrenado. Ya tenía pendiente La mujer que llegó del mar y veo que voy a tener que apuntar también su última novela, que me gusta la temática y la ambientación. Muy buena entrevista, como siempre.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muchas gracias Margari. Un saludo.
EliminarMuy buena entrevista que nos estimula a leer la novela.Esa ya esta en lista, asi que creo la semana proxima ya la estare leyendo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu visita y comentario, Armo Alf. Bienvenido a este blog y encantado de que pases por aquí cuando gustes. Como suelo decir, si lees la novela y quieres dejar tus impresiones estaré encantado. Un saludo.
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