Entrevisto a Edmundo Paz Soldán
días antes de que abandone Sevilla para regresar a los Estados Unidos donde es profesor
de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Cornell. No es la primera
vez que visita la capital hispalense, ya estuvo hace años, en aquella ocasión
terminó su novela ‘Palacio quemado’, y empezó ‘Los vivos y los muertos’. Le
pregunto por su libro de relatos ‘Las visiones’ (Páginas de espuma, 2016) en el
que muestra de manera contundente por qué es considerado una de las voces narrativas
imprescindibles de la narrativa hispanoamericana contemporánea.
En escenarios urbanos y en
espacios alejados de la civilización, a través de una mezcla amplia y original
de registros realistas, fantásticos y de ciencia ficción, los seres que pueblan
estos catorce cuentos de ‘Las visiones’ deambulan en busca de esperanza, nos sugieren acaso que,
en tiempos de guerra, la batalla principal está en mantener la humanidad pese a
todo.
Estas historias parecen sumergirnos en una cierta
irrealidad a caballo entre el sueño y el deseo quizá vislumbrado ya en la
alegoría de la portada.
Hay un toque de literatura
fantástica en estos cuentos. Quería meterme en la intimidad de los personajes, y
lo más profundo de una subjetividad son los sueños. Las visiones, las
pesadillas, las alucinaciones dotan de unidad temática a los relatos. Y esas
visiones no están separadas de la realidad, van coloreando la realidad de los
personajes, para algunos de ellos terminan siendo la realidad.
Me ha parecido ver
una mirada al origen, a la infancia, al descubrimiento, a la esperanza…
Me interesaba explorar qué significaba crecer en un mundo en
guerra. Cómo se es niño o adolescente entre las balas. Es por eso que hay
varios cuentos con niños como personajes. Todavía no tienen una visión formada
del mundo, son en cierto modo víctimas de las decisiones de los adultos, y
tienen que buscar cómo sobrevivir.
La humanidad de los personajes parece latir bajo una opresión entre
telúrica y selvática, dos elementos conformando un paisaje como estado de ánimo
o viceversa.
Alguien me preguntó si la guerra
deshumaniza a los personajes. Yo creo que transforma su humanidad. Lo que estos
cuentos exploran es cómo ocurre esa transformación, qué valores salen a
relucir, qué miedos, qué ansiedades, qué esperanzas. En medio de un paisaje
hostil como el de Iris, los personajes buscan imponerse, dar cuenta de su lugar
en el mundo.
Los personajes están en una isla, Iris, un guiño –entiendo– a un
territorio al que usted regresa narrativamente pues retoma los ecos de su
novela ‘Iris’ publicada en 2014.
En Iris siento que construí una ciudad y en estos cuentos pensé que,
ya con la ciudad construida, podía detenerme a explorar algunos barrios. Quería
tocar aspectos que no entraron en la novela, me interesó ver más ahora la
visión de los colonizados, porque en la novela predomina la visión imperial.
Los cuentos pueden leerse independientemente de la novela, pero para quien ha
leído la novela son una suerte de complemento.
¿Ha ideado los relatos de ‘Las visiones’ para que se lean no solo en el
orden en el que aparecen sino de otro modo, aislados, autónomos,
independientemente –como ha comentado– de la propia Iris, la novela?
Hay varias cajas chinas en este
proyecto. Cada cuento debe defenderse solo, si lo encuentras aislado en una
revista y no sabes nada del mundo de Iris, debe funcionar. Luego, cada cuento
ocupa un lugar en el libro de cuentos, si los lees en orden en ‘Las visiones’
se cuenta una historia alternativa de Iris. Y luego, los cuentos ocupan un
lugar en todo el proyecto narrativo de Iris, como complemento de la novela,
como forma de realzar ciertos aspectos de la novela que no toqué en
profundidad.
Háblenos finalmente del lenguaje que componen las historias de ‘Las
visiones’, ese mestizaje léxico, a veces anglocastellanizado.
Tenía la intuición de que un
mundo tan transformado en todos los aspectos no podía narrarse con un lenguaje
tradicional. El mismo lenguaje debía estar intervenido, mostrar las cicatrices
de la colonización, de la opresión imperial que marca la historia de estos
cuentos. De modo que ahí aparecen los neologismos, los arcaísmos, el lenguaje
del imperio (inglés), los lenguajes de los soldados, los vocablos indígenas,
etc.
Muchas gracias y mucha suerte, Edmundo.
Por Ginés J. Vera.
Edmundo Paz Soldán
(Cochabamba, Bolivia, 1967) es profesor de Literatura Latinoamericana en la
Universidad de Cornell. Es autor de las novelas, ‘Días de papel’ (Premio
Nacional de Novela Erich Guttentag, 1992), ‘Alrededor de la torre’ (1997), ‘Río
fugitivo’ (finalista en el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos,
1998), ‘Sueños digitales’ (2000), ‘La materia del deseo’ (2001), ‘Palacio
Quemado’ (2006), ‘Norte’ (2011) e ‘Iris’
(2014); y de los libros de cuentos ‘Las máscaras de la nada’ (1990),
‘Desapariciones’ (1994), ‘Amores imperfectos’ (1998) y ‘Billie Ruth’ (2012). Ha
coeditado los libros ‘Se habla español’ (2000) junto a Alberto Fuguet, y
‘Bolaño salvaje’ (2008). Sus obras han sido traducidas a diez idiomas, y ha
recibido numerosos premios, entre los que destaca el Juan Rulfo de cuento
(1997) y el Nacional de Novela en Bolivia (2002) por ‘El delirio del Turing’.
Pues no conocía al autor, así que gracias por presentármelo en esta ocasión. Me apunto bien su libro, que me ha llamado la atención.
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias por tu visita y comentario Margari. Un saludo veraniego.
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