Publicas tu segunda novela con el título «Seremos agua». Coméntanoslo en el contexto de la historia.
Por un lado, a lo largo de la historia se producen una serie de asesinatos cuyas víctimas son varones adolescentes. El asesino deja un mensaje, siempre el mismo: Seremos agua. Por otro lado, el título hace referencia igualmente a otros sucesos que tienen lugar en la trama y que no conviene desvelar, ahora que se ha puesto tan de moda esa frase de “no me hagas spoiler”, jaja. Pues eso: yo no haré tampoco spoiler de mi propia novela.
«Seremos agua» comienza con el protagonista, un adolescente fascinado y atraído por una misteriosa mujer mayor que él que de repente se convierte en su vecina. Ubicas este thriller mayoritariamente en Madrid. ¿Cómo y cuándo surge la idea de escribir «Seremos agua»?
Creo que la idea, al menos la inicial, el germen de la historia, digamos, me rondaba la cabeza hace mucho tiempo, desde que yo era casi un adolescente de la edad de Nacho. Se trataba precisamente de eso, de lo que tú dices, de un adolescente fascinado por una extraña mujer mayor que él, de unos treinta y tantos años, que un buen día viene a vivir a su edificio y con la que logra establecer una relación más allá de la simple camaradería. Esta mujer parece sentirse atraída por el líquido elemento, por el agua, e inquieta a Nacho en la misma medida que lo fascina. Luego esa idea primigenia se fue mezclando con otras y todas juntas dieron origen a la novela.
El protagonista de «Seremos agua» es Nacho, un adolescente que ha de quedarse estudiando en Madrid durante el verano por imposición de sus padres. Hay varios personajes femeninos muy interesantes. Háblanos de Eva, la vecina de treintañera; de la misteriosa Hidra; o de Pili, la preadolescente enamorada de Nacho aficionada a las películas de terror.
Bueno, digamos que Nacho es solo uno de los protagonistas, aunque su papel en la historia es primordial. Luego tenemos a su vecina, que dice llamarse Hidra, un nombre extraño que Nacho no acaba de creerse. Eva es otra de las protagonistas: una chica de unos treinta y tantos años, como Hidra, casada con un ejecutivo, insatisfecha emocional y sexualmente, que busca maneras de no aburrirse en el Madrid estival de mediados de los 80, y que canaliza su intenso y reprimido deseo sexual mediante un pasatiempo muy peculiar que pronto descubrirán los lectores.
En cuanto a Pili, efectivamente, es una cría del barrio de Nacho, hija del dueño de un bar que él frecuenta con sus amigos, y que parece beber los vientos por el chico, cosa que éste no quiere ver o prefiere no hacerlo. Pili es uno de los personajes más auténticos de esta historia, uno de los más positivos. Y además le gustan las pelis de terror, como a Nacho.
En esta obra quería que cada personaje protagonista (hay tres en total) tuviera una forma narrativa diferente: así, todo lo que se refiere a Nacho está narrado en segunda persona, como si el autor de la historia, o alguien ajeno, se dirigiera a él, o como si el propio Nacho se hablara a sí mismo, que también cabe esa posibilidad. Lo que le sucede a Eva está contado en tiempo pasado, en tercera persona, y la trayectoria del inspector de policía Lucas Parreño, que investiga los crímenes, también está narrada en tercera persona, utilizando el presente cuando se habla de la época en que se desarrolla la novela, y en pasado cuando se alude a los recuerdos del policía, que juegan un papel crucial en la trama.
En cuanto a los elementos fantásticos, aparecieron por pura casualidad, pero en realidad tienen un papel secundario en la historia, como una especie de juego con el lector, que habrá de darles la importancia que tienen o simplemente ignorarlos. Por último, la mezcla de géneros es algo que siempre me ha interesado a la hora de escribir novelas, aunque yo diría que más que mezclarlos, directamente los retuerzo o los pervierto para llegar a donde pretendo.
En el caso de Seremos agua, parto de la novela negra, o del thriller con asesino en serie, si quieres, pero me adentro en el erotismo, incluso en el “sexploitation”, con guiños a la literatura fantástica y a las “teenage movies”, aquellas películas para adolescentes que se hacían en los 80, de las que esta novela es deudora en cierto modo.
Como toda buena novela de género se lee y se escucha. Hay música de fondo. Comentanos la banda sonora de «Seremos agua». Apreciamos desde Back In Black (AC/DC) o Luna de agosto (Radio futura) a Voyage, Voyage (Desireless) o Everywere (Fleetwood Mac)
Efectivamente. En mis novelas siempre suena música, al menos en las dos que he escrito hasta ahora, seguramente porque ésta es una parte imprescindible de mi vida. La banda sonora de Seremos agua está formada en este caso por las canciones que escuchan sus protagonistas, especialmente Nacho. Así que suenan temas de la época, como los mencionados de Radio futura, Fleetwood Mac y Desireless, y de años anteriores, como Back In Black, de AC/DC.
El cine también tiene un claro guiño en «Seremos agua». Parece beber de ciertos toques del cine de serie B llevado en este caso a la literatura. Unamos a ello los títulos de filmes de los ‘80 que aparecen entre sus páginas. Me refiero a El último americano virgen (1982); Pesadilla en Elm Street (1984); o Platoon (1986). ¿Nos lo comentas?
Igual que sucede con la música, las películas que aparecen mencionadas aquí son las que ven los protagonistas, y están relacionadas también con mi gran afición al cine: Nacho y sus amigos van a ver a un cine del centro de Madrid Platoon, que acaba de estrenarse en pantalla grande; más adelante ven en vídeo, en casa de uno de ellos, El último americano virgen, una comedia de 1982 bastante agridulce, y Nacho y Pili ven juntos, también en vídeo (benditos videoclubs, jaja), Pesadilla en Elm Street, la estupenda peli de terror ochentera que dio origen a toda una saga.
«Seremos agua» no es tu primera novela. Hace unos años publicaste Jugando con sombras, más en la línea de la ciencia-ficción. Quienes se acerquen a este thriller y quieran leer Jugando con sombras ¿qué van a encontrarse como elementos comunes?
La verdad es que son dos novelas muy distintas, tanto a nivel estructural como de argumento. Me aburriría escribir siempre sobre lo mismo, pero sí que es cierto que comparten algunos elementos, como esa mezcla de géneros de la que hablábamos antes y un halo de turbiedad que sobrevuela ambas historias.
En cualquier caso, supongo que el lector se dará cuenta de que detrás de ambas novelas hay un mismo autor, puesto que digo yo que debo tener algo así como un estilo que me identifica. O tal vez no, y tampoco es que me importe mucho, jaja. Lo que también creo que es innegable es que Jugando con sombras estaba escrita de una forma más reflexiva, más pausada, si quieres, y en esta otra supongo que hay más rabia, más nervio, más desmelene, por decirlo de una manera gráfica. Jugando con sombras la escribí más desde la cabeza y esta más desde las tripas, podría decirse.
La novela negra y el thriller ganan adeptos año tras año. El misterio, la intriga y una buena ración de oscuridad nos atrae y nos repele por igual, es casi adictivo. ¿Cuáles han sido tus lecturas de cabecera durante estos años? ¿Por qué crees que nos gusta tanto leer o ir al cine a pasar miedo?
Durante este tiempo he leído novela negra porque es un género que me gusta, pero también muchas otras cosas. No recuerdo qué estaba leyendo mientras escribía Seremos agua, porque la terminé allá por 2016 o así, pero creo que esta obra no se ha nutrido de mis lecturas de entonces: creo que tiene una inspiración muy cinematográfica, muy ochentera, y desde el punto de vista literario quizá tendría que remontarme a lecturas más antiguas. Gente como el Henry Miller de los trópicos*, el Bukowski novelista, e incluso el Marqués de Sade en su versión más “light”, jaja. Autores ásperos y que no hacen concesiones al sentimentalismo, precisamente. No sé: no sabría decirte cuáles son las influencias, supongo que muchas y todas mezcladas: soy bastante bibliófago y aunque tengo mis autores favoritos, claro, leo de todo.
Mira, ahora acabo de caer en que por esa época estaba muy enganchado a la saga de Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin. Pura casualidad, desde luego. En cuanto a la segunda parte de tu pregunta, la verdad es que no tengo ni idea: a lo mejor es que somos un poco masokas, en el fondo, jaja.
Es inevitable hablar de cómo está afectado la situación sociosanitaria actual a la cultura y, más concretamente, al mundo del libro. ¿Cómo ves la relación entre pandemia y literatura este 2020 y cara a los próximos años? ¿Leeremos más, cambiarán nuestros hábitos de lectura abandonando el papel hacia los soportes digitales?
Creo que, en medio de esta pesadilla distópica que estamos viviendo, la literatura es el ámbito que menos afectado se está viendo, ya que no tienes que acudir a ningún sitio para leer un libro, cosa que sí ocurre con otros aspectos artísticos como el cine, el teatro o la música. En ese sentido, no creo que la literatura se vea muy perjudicada: la gente puede seguir escribiendo y leyendo sin problemas. Puede afectar más bien a los eventos públicos (yo he tenido que cancelar dos veces la presentación de mi novela y a día de hoy todavía ignoro si se llevará a cabo el 25 de septiembre, como está previsto), pero no a la lectura. Creo que quienes leen seguirán haciéndolo y a lo mejor hasta se enganchan nuevos lectores, cosa que, sinceramente, no tengo tan clara. Supongo que los soportes digitales continuarán más o menos como en los últimos años, aunque entiendo que quienes prefieren el papel seguirán fieles a la letra impresa.
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Javier Cuenca (Madrid, 1968) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Como periodista, ha sido redactor y locutor en Onda Cero Radio y ha colaborado como columnista en los diarios ABC y La Razón. La mayor parte de su actividad profesional la ha desempeñado como redactor en la agencia de noticias Servimedia, donde ha trabajado para las secciones de Sociedad, Nacional y Economía, además de coordinar diferentes publicaciones. Como escritor, ha ganado distintos premios de poesía, y su relato Dos clases de insomnio fue seleccionado para la antología Todos somos diferentes, de la Fundación de Derechos Civiles, en 2006. En 2013 editó su primera novela, Jugando con sombras (Cultiva Libros).
Seremos agua. Javier Cuenca Velarde. Ed. Atlantis.
Su novela Jugando con sombras está disponible en Amazon, pincha aquí.
* Henry Miller (1891-1980) es autor entre otros éxitos de Trópico de Cáncer (1934) y Trópico de Capricornio (1939).
PUes no conocía al autor así que gracias por esta estupenda entrevista. Tiene buena pinta su libro.
ResponderEliminarBesotes!!!