G.V.: Publica Malasangre recuperando su nombre real, tras varias publicaciones bajo el seudónimo de Jane Kelder. ¿Qué le ha motivado a ello y por qué ha emplazado esta novela en la comarca leonesa de El Bierzo?
H.T.: Me hubiera gustado firmar siempre con mi nombre real, pero hay una tendencia a que el nombre del autor sea visto como una marca; por ejemplo, se suele identificar a Botero con mujeres obesas o a Chirino con espirales. Para no vincular mi nombre a un género, escogí un pseudónimo y, como en Malasangre hay una mezcla de géneros, he decido regresar a mi nombre. El principal motivo de escoger El Bierzo fue por Las Médulas. Es un paisaje enigmático, bellísimo, pero también puede resultar siniestro. Quería que el elemento telúrico fuera importante en la novela y, además, toda la zona está plagada de leyendas que ayudan a construir un ambiente tenebroso. Luego, las coincidencias históricas acabaron de decidirme.
G.V.: En Malasangre abundan las descripciones, es un festín del lenguaje. Curiosamente, leemos acerca de otros lenguajes, como el de signos, amén de frases en gallego. Siendo Ud. profesora de Lengua y Literatura quiero preguntarle por esos guiños al lenguaje en su novela.
H.T.: Sin lenguaje, no hay conciencia de uno mismo. El lenguaje es lo que nos permite desarrollarnos como personas, sea el lenguaje que sea. El hombre es un ser lingüístico. Antes de que Henar empiece a enseñar a hablar a Lúa, la niña sorda, ésta ya se comunica con su madre con gestos que sólo entienden ellas dos, y eso limita su relación con otras personas, pero no con el mundo. Lúa tiene su propio mundo, aunque algunos piensen que es tonta porque no la entienden. Sobre las descripciones, no soy amante de ellas si no dicen algo más. Me gusta que la imaginación del lector complete la lectura. Así que he procurado que todos los esbozos descriptivos tengan un carácter subjetivo, que nos hablen de cómo se va sintiendo Henar en todo momento y, por supuesto, que en muchas escenas aporten un carácter siniestro.
G.V.: Henar es la protagonista de Malasangre. Sabemos que es curiosa, impaciente, defensora de las causas injustas, golosa, testaruda, inteligente y que cruza los dedos a la espalda cuando invoca a la suerte. ¿Qué más le contamos a lxs lectorxs acerca de ella?
H.T.: Yo diría que sobre todo es visceral. Sí es inteligente, pero no actúa motivada por un razonamiento, sino por impulsos, aunque es consciente de ello. Por eso tiene 17 años, lo pasional está por encima de la sensatez y eso la lleva a equivocarse en muchas ocasiones.
G.V.: Entre los cameos literarios, por así decirlo, que aparecen en Malasangre he destacado algunos por si quiere comentarnos esta inclusión al hilo del argumento de la novela. Me refiero a la publicación El Defensor del Bello Sexo o el Discurso en defensa del talento de las mujeres y su aptitud para el gobierno y otros cargos en que se emplean los hombres (de Josefa Amar y Borbón).H.T.: Como verás, la revista y el discurso son de ideología opuesta, aunque en ambos el tema central es la mujer. El Defensor del Bello Sexo es una revista de corte tradicional, aboga por una lectura para mujeres que las empuje a saber comportarse con la diligencia de una buen esposa. El discurso de Josefa Amar y Borbón es liberal, exige para la mujer la misma educación a la que optan los hombres y, por tanto, aboga por la igualdad de oportunidades, el derecho a tener ideas propias y a desarrollarse como persona. Este texto es el que atesora Eulalia Montes y le recomienda como lectura a Henar, entre otros. Sin embargo, a la revista se suscribe la hija de Eulalia Montes, que es conservadora, como rebeldía contra su madre. No hay que olvidar que muchas mujeres estaban en contra de su propia emancipación y consideraban inmorales las “ideas modernas”.
También se cita la Ley Moyano, que acababa de aprobarse y que promovía el derecho a la educación de todos los niños, independientemente de su sexo o condición social, aunque al final su desarrollo dependía de los ayuntamientos y eso acabó convirtiéndose en un agravio según el lugar en el que se habitara. Como Eulalia Montes, creo que, para la igualdad de oportunidades, la educación es importantísima (una educación que fomente el espíritu crítico, no el sistema educativo que tenemos actualmente, que baja el nivel a marchas forzadas).
G.V.: Al hilo de cierto personaje que encontramos en su novela querría preguntarle por el método de lectoescritura de Gabriel Abreu o el libro Reducción de las letras y Arte para enseñar a hablar a los Mudos, de Juan de Pablo Bonet.
H.T.: Me parece increíble que fuera un español, Juan de Pablo Bonet, el primero en idear un sistema de señas para que los sordomudos pudieran comunicarse y no se le diera importancia. Eso ocurrió a principios del siglo XVII y no es hasta finales del XVIII en que Lorenzo Hervás y Panduro se interesa por desarrollar nuevamente un lenguaje para sordomudos, pero lo tiene que importar de Italia, ni siquiera conoce los estudios de Juan de Pablo Bonet. A lo largo del siglo XIX, en Europa hay más interés por lenguajes alternativos para personas con problemas (la Lingüística, en todas sus ramas, también adquiere gran importancia en esa época) y Gabriel Abreu idea, a partir del Braille, un método táctil que puede servir tanto a ciegos como a sordomudos, aunque tiene más éxito en el lenguaje musical que en el verbal.
Helena Tur Planells (Ibiza, 1969). Se licenció en Filología Hispánica, doctorándose en Teoría de la Literatura. Amante de la literatura inglesa del siglo XIX, ejerce como profesora en un instituto. Empezó a escribir novelas de corte romántico y publicó varias de ellas ocultando su identidad tras el pseudónimo Jane Kelder.
Malasangre. Helena Tur. Plaza & Janes.
Sigue la entrevista a Helena Tur pinchando aquí
Una entrevista la mar de interesante y que me deja con ganas de leer el libro. No sabía yo lo de Juan de Pablo Bonet!
ResponderEliminarBesotes!!!
Muchas gracias Margari. Un saludo.
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