Viajero incansable, nacido en la ciudad de Castellón (España), Víctor
J. Maicas ha escrito artículos para periódicos de la prensa escrita como el
“Levante”, “El Punt/Avui”, “Las Provincias”, “Castelló al mes” y
“Mediterráneo”, colaborando con diferentes publicaciones digitales relacionadas
con el mundo de la cultura como: la revista literaria “Cañasanta”, el periódico
“Alteridad”, las revistas “Los ojos de Hipatia”, “Otro mundo es posible” y
“Mone Monkey”, así como para el noticiario “Bottup” y “Periodismo Humano”.
A finales de 2012 publicó “Mario y el
reflejo de la luz sobre la oscuridad”, cuyo denominador común con respecto a
sus anteriores novelas –“La playa de Rebeca” “La República dependiente de
Mavisaj” y “Año 2112. El mundo de Godal”– es, además de un cierto aire de
suspense, ese espíritu crítico e inconformista que su autor plasma de una forma
clara y precisa.
*Os dejo a continuación parte de la
entrevista:
Ginés Vera: La nueva censura del siglo XXI,
¿es la manipulación informativa? Tú que has viajado mucho y que conoces los
medios de comunicación, ¿das fe de esta realidad más allá de lo que se narra en
‘Mario y el reflejo de la luz sobre la oscuridad’?
Victor Maicas: Tal
y como he dicho en otras entrevistas, los escritores necesitamos tener experiencias
propias para poder hablar con conocimiento de causa, pues esa es la mejor
manera de transmitir con mucha más fiabilidad a los lectores todo aquello que
acontece en este mundo. Y evidentemente, los viajes son una fuente de
información de primera mano puesto que somos nosotros mismos los que, sin
intermediarios, podemos constatar la realidad social de muchos países, así como
también es importante haber tenido una determinada relación con los medios de
comunicación para entender con más profundidad lo que está sucediendo a nivel
mediático. De todas formas, no hace falta salir de nuestras fronteras o
pertenecer a algún medio de comunicación para constatar esa manipulación
informativa o “censura encubierta”, pues tal y como se dice en la novela, todos
pudimos ver que durante el 15-M tuvimos mucha más información de lo que estaba
sucediendo a través de las redes sociales que por medio de las grandes cadenas
televisivas. Y lo mismo sucedió con lo ocurrido en la revolución de Islandia en
la que se juzgó a banqueros y políticos, pues no debemos olvidar que los
grandes medios de comunicación están dominados por los poderosos lobbys económicos.
G.V.: Háblanos de esos artículos
periodísticos y ‘micro-relatos’ intercalados a lo largo de la novela.
V.M.: Los
protagonistas de esta novela son dos periodistas, de ahí que al empezar a
escribirla pensara que una de las mejores formas para transmitir esa inquietud
social de la que se habla precisamente en esta novela, fuera por medio de unos
determinados artículos, y evidentemente, nada mejor para plasmar la realidad de
aquellos momentos que unos artículos escritos precisamente durante aquellos
días y publicados en los medios de comunicación. Tal y como digo en las notas
de autor, todos los artículos que aparecen en la novela los escribí yo mismo
durante el transcurso del movimiento 15-M y algunos de ellos incluso antes,
siendo publicados por esos medios de información independientes con los que
desde hace tiempo colaboro. Medios críticos y que hacen gala de transparencia y
objetividad, pues nadie allí te dice lo que es o no conveniente publicar. Y en
cuanto a los “micro-relatos”, simplemente aparecen porque creo que es una buena
forma de adentrarse en la personalidad de los personajes protagonistas, ya que
a través de muchos de ellos vemos sus pensamientos más profundos.
G.V.: «Casi siempre suele haber una salida
a cualquier situación, aunque en algún momento nos ofusquemos y pensemos lo
contrario», dice Roberto y creo que es una frase muy significativa en esta
novela.
V.M.: Sí, pues
no debemos olvidar que el hilo conductor de la novela es ese resurgimiento
personal del protagonista, algo que de una u otra forma le sucede a muchísima
gente en algún momento puntual de su vida. Roberto está en una situación
límite, tanto económica como sentimentalmente, y me atrevería a decir que
también en cuanto a sus ideales, pero no por la falta de ellos, sino por
sentirse aislado en un mundo egoísta y deshumanizado que lo empequeñece y lo
acorrala. Pero todo cambia al conocer a Mario y al surgir el movimiento 15-M,
pues comprende que ese mundo más justo en el que él cree es soñado por muchas
más personas de las que pensaba. Conoce entonces el valor de la verdadera
amistad al llegar a ese pueblecito de Galicia, se reencuentra de nuevo con el
amor a través de Sonia, la sobrina de Arístides, y ve reforzada su rebeldía por
medio del idealismo de todos esos “indignados” que empiezan a salir a las
calles el 15 de mayo.
G.V.: Me he detenido al leer lo de las
medidas de Roosevelt tras el crack del 29, y la idea de un plan Marshall para
salir de esta situación de crisis actual.
V.M.: Sí, esa y
otras medidas son las que muchos economistas, evidentemente no neoliberales,
están apoyando para así salir de esta crisis que, en realidad, es mucho más que
una crisis, pues es una debacle del neoliberalismo económico. Con medidas como
la desaparición a finales de los noventa de la ley “Glass-Steagall” (creada en
1933 por Roosevelt para evitar otra crisis como la del 29), que era la que
separaba la banca de ahorro de la inversión, y por lo tanto controlaba la
especulación, este ultraliberalismo económico que nos están imponiendo cruzó
una línea roja que ahora estamos pagando. Y es por eso por lo que esta novela,
además de entretener, intenta sacar a la luz todo ese tipo de medidas que no se
nos suelen contar puesto que, de saberlo todo el mundo, los que mandan no
podrían hacer y deshacer a su antojo, tal y como en cierto modo están haciendo
en la actualidad.
La cita de Roosevelt: «tal odio me muestran
los de mi clase, que voy por buen camino» me recuerda un poco a aquella de:
«nos ladran, luego cabalgamos».
V.M.: Sí,
claro. Y es que Roosevelt pertenecía a la clase alta, a esos que suelen mirar
sólo por los intereses de los de arriba. Pero Roosevelt no, él lo que hizo fue,
entre otras cosas, combatir aquella crisis con la inversión de dinero público
para reactivar la economía y potenciar el consumo, algo que se traducía en la
creación de puestos de trabajo. Pero claro, para inyectar ese dinero a la
economía real tuvo que hacer que los ricos pagaran en cierto modo la parte
proporcional de impuestos que por su gran riqueza les correspondía, algo que
nunca le perdonaron esos grandes lobbys de poder. Combatió la miseria
redistribuyendo la riqueza, y fue él mismo el que también les dijo a los
movimientos sociales que, si querían cambiar las cosas, debían “obligarlo”
desde la calle a cambiar las leyes, puesto que él, aun siendo presidente, no
tendría ninguna opción de cambiar nada si los de más arriba no veían peligrar
su gran poder. Sin duda, y desde luego bajo mi punto de vista, Roosevelt fue
una gran persona, y a día de hoy sigue siendo uno de los presidentes más
queridos que han tenido los EE.UU.
G.V.: «Una gran parte de la estupidez de
las personas se cura con una buena educación», aboga Mario.
V.M.: Claro, es
una buena educación la que nos hace ponernos en el lugar de los demás, ser más
tolerantes, pensar que en el mundo no somos únicos y que la convivencia
consiste en respetar a todos aquellos que no son como tú, siempre y cuando no
se vulneren los derechos humanos, claro está. Y también es la educación la que
nos hará libres, pues es a través del conocimiento como conseguiremos ser menos
manipulables. El razonamiento y el pensamiento nos llevan a valorar varios
puntos de vista y a no aceptar “porque sí” esos dictados que algunos nos
quieren imponer al decir que no hay otra salida. Y muy posiblemente por ese
motivo a algunos dirigentes no les interesa una sociedad informada, capaz de
razonar y de pensar, de ahí que hagan todo lo posible por degradar la educación
pública, esa que es capaz de llegar a todos.
Podéis leer la entrevista completa aquí.
Muchas gracias y mucha suerte, Victor.
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