Stephen King me gusta. Un día en la
biblioteca, de esto ya hace unos cuantos años cayó en mis manos It, y los meses siguientes devoré todo
lo que encontraba de él. Me gusta en el terror y en esas otras novelas en las
que explora (a su manera) los límites de la mente humana. Si dijera otra cosa
mentiría. No diré que haya leído todas sus novelas, pero casi. Algunos
cuestionaran mis gustos pero lo que es, es.
Con
él descubrí cómo circunstancias cotidianas pueden ir alterándose hasta el
terror más absoluto. Locura, maldad, desesperación, extraterrestres, fenómenos
paranormales, situaciones extremas… lo que quieras y a manos llenas regala Stephen King en sus
obras.
Y está, La
cúpula lo tiene casi todo. Lo malo es que tiene mucho, pero mucho de todo y
que todo pasa a la vez o esa es la sensación que a mí me da. He leído las
páginas casi con la lengua fuera y jadeando como si estuviera corriendo los
cuatrocientos metros lisos y debiera hacerlo en un tiempo record. ¡Por favor!
¡Qué cantidad de personajes, sucesos, historias, maldades, sufrimientos! Uno
detrás de otro, sin dar tregua a la mente para que asimile lo que están leyendo
sus ojos o si sois como yo, dé tiempo a proyectar en ese cine mental las imágenes
que crean las palabras (que manido, pero seguro que alguien también lo
experimenta).
Bien, advertencia: os será útil el plano que
tan amablemente Stephen (sí, es que de vez en cuando cenamos juntos, ejem) nos
proporciona del pueblo y los alrededores, al igual que la relación de
personajes que aparecen. De verdad que sí. Porque son la tira. Seguro que
tendréis que volver a ella de vez en cuando durante la lectura.
‘La cúpula’ cuenta los sucesos que acaecen en
Chester’s Mill, un pequeño pueblo de Maine cuando una barrera invisible aparece
de pronto aislando al pueblo. Impresiona ver como Stephen nos hace “ver” como
de fuerte es esa barrera que más parece en sus primeros momentos una gran
guillotina:
“La primera fue la
marmota. Estaba entera y de pronto quedó partida en dos. Las dos partes se
sacudían y sangraban. Barbie se detuvo, boquiabierto, la mandíbula inferior
colgaba inerte de su articulación. Era como si hubiera caído la hoja de una
guillotina invisible. Y entonces fue cuando, justo encima de la marmota
cercenada, la avioneta explotó.”
A partir de ese momento
nos cuenta una serie de “accidentes”, a cual más sangriento que se producen por
la repentina aparición de la tal barrera. Algunos de ellos ni siquiera tendrán
un testigo, solo la voz del narrador dándonos cuenta de los detalles. Otros
serán presenciados, como el de la marmota, y así de paso nos presenta a alguno
de las decenas de personajes que parece tener esta obra. Entre ellos está
“Barbie”, Dale Barbara, cocinero y antiguo capitán del ejercito de los Estados
Unidos que tendrá asignado en la novela el papel de salvador.
La novela intenta
mostrarnos como una sociedad puede transformarse al ser aislada sin posibilidad
de ayuda del exterior. Enfrentada a problemas tales como la falta de suministro
eléctrico, la escasez de alimentos e incluso de oxigeno, debe además cargar con
las ansias dictatoriales del segundo concejal y propietario de un concesionario
de coches de segunda mano (¿Qué tendrá este hombre contra los coches de segunda
mano o sus vendedores?) y de un negocio sucio, muy sucio que no voy a contar
porque ya lo leeréis en el libro: James “Big Jim” Rennie.
Este malo malísimo es un
fanático religioso (a su manera, claro) y tiene un hijo qué, ¿Cómo lo diría?
Tiene un problema grave de salud (un tumor) que le convierte en un psicópata
por no llamarlo hijo de… su padre.
Para acabar de complicar
las cosas, los jóvenes y niños de la localidad tendrán una especie de ataques
en los que verán visiones, que nos irán preparando para el final que… bueno,
eso tampoco lo cuento.
Solo decir que a mí
personalmente me decepcionó. El final, digo. Me pareció como si hubiera llegado
a un punto en el que se preguntó: ¿Y ahora como salgo de este berenjenal?
Venga, así mismo. Por otra parte es un final muy Asimov. No digo más.
¿Recomendable? Bueno, si
os gusta Stephen King, quizá os apetezca leerlo si no os da pereza las mil
ciento treinta y seis páginas que tienen que pasar para llegar a un final que,
como ya os digo tiene poco de sorprendente y es más bien 'cutrillo'. Los malos son muy malos y también
previsibles. Tiene situaciones emocionantes y va bien surtido de sangre. Tiene
la gracia de que nos ofrece diversos puntos de vista según se va centrando por
capítulos en uno u otro personaje. Y algo que siempre, siempre me hace mucha
gracia de sus novelas: cuando nos hace empatizar con un personaje contándonos
que hace o que siente o alguna anécdota para de golpe ¡Zas! Cargárselo y que
nos lo cuenta con pelos y señales, ¿Eh?
Por May Lloret
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