Eloy Moreno publica su segunda novela Lo
que encontré bajo el sofá (Espasa, 2013) con un guiño a los lectores, en
realidad, varios. Su primera novela El bolígrafo de gel verde fue un rotundo
éxito de público no solo en los comienzos, autopublicada y autopromocionandose
en las redes sociales, sino también cuando la editorial Espasa se fijó en ella.
En esta ocasión el escritor mantiene su inconfundible estilo nos desvela una
historia real, que sucede en Toledo pero podría ser cualquier ciudad. Una
entrevista rápida, con cierto misterio por desvelar como lo que uno puede
encontrar bajo el sofá.
‘Esta novela no forma parte de ninguna
trilogía’, leo en la contraportada, ¿es una advertencia a los lectores que ya
leyeron El bolígrafo de gel verde?
Es una
advertencia a los lectores de que no van a tenerse que comprar dos libros más.
Su anterior novela tuvo una rápida
aceptación, no en vano pudo comprobarlo día a día, en primera fila,
autoeditándola y autopromocionándola con su maleta de viaje, ¿no teme perder un
poco esa cercanía con los lectores al dejarla en manos de la editorial?
No, no, la
editorial ayuda a que aún llegue a mucha más gente. Y ese contacto directo lo
mantengo vía email, facebook, twitter... Además soy de los que se mueven
muchísimo para hacer presentaciones, firmas, ferias del libro... me encanta el
contacto con los lectores.
No es muy dado a los resúmenes de sus
novelas ni a las biografías de solapa. ¿Qué hay debajo del sofá de Eloy Moreno?
Creo que lo
mismo que debajo del de cualquier persona. Secretos de esos que sólo sabe uno
mismo. A veces, incluso, secretos que ni uno mismo conoce.
La elección de la ciudad de Toledo para
ambientar Lo que encontré bajo el sofá, ¿fue casual?
No, no, ya
hace muchos años que visité la ciudad y que me enamoré de ella. Siempre pensé
que iba a escribir una historia de la sociedad actual en un entorno histórico.
Como para demostrar que el tiempo pasa pero que las personas siguen cometiendo
los mismos actos.
Que la protagonista se llame Alicia me ha
evocado a otra, la de Lewis Carroll, y la importancia de las decisiones que
tomamos o no tomamos en nuestras vidas.
Sí, claro, el
nombre de la protagonista lo tenía clarísimo desde el principio. De hecho hay
una cita al inicio de la novela al personaje de Carroll. En mi caso, Alicia es
una persona que muchas veces no sabe qué camino tomar, siempre duda entre lo
que quiere y lo que es correcto.
¿Dónde debe uno apuntarse para ser
superhéroe y dar una alegría a los niños aunque sea como limpiacristales en un
hospital? ¿Esta novela es un poco como esos superhéroes y el público los niños?
Bueno, creo
que ese es un poco el problema de la sociedad, a veces no hay que apuntarse a
ningún sitio, simplemente hay que hacerlo. No nos puede servir de excusa el
hecho de que no encontremos el lugar para apuntarnos.
Lo de que los niños no se manifiestan, me
parece muy ilustrativo.
Bueno, los
niños son niños, la infancia debería ser una época sagrada. Lamentablemente no
siempre es así.
‘Al
final, con la excusa de la crisis, todo se abarata, hasta las vidas’. Además de
bajo nuestro sofá, ¿esta novela nos propone mirar más allá, hacia la calle?
Sí, en
realidad el sofá sólo es la excusa, lo importante está fuera de casa.
Al leer algunas escenas he reflexionado que
no solo va dirigida a un público adulto, sino acaso también a uno más joven;
realidades que se enseñan, o se deberían enseñar en los institutos de
educación.
Sí,
totalmente de acuerdo, creo que ésta sería una buena novela para poner en los
institutos, creo que daría mucho que hablar, que serviría para hacer intensos
debates. Ojalá lo hagan.
Percibo en Lo que encontré bajo el sofá una cámara indiscreta que (nos) observa
y deja las reflexiones al lector, ¿cómo eligió este recurso narrativo?
Me gusta
mucho la imagen de coger una ciudad y levantar todos los tejados. Y, al igual
que un gato, mirar hacia el interior, simplemente observar, sin juzgar. Eso se
lo dejo al lector.
Muchas gracias y mucha suerte, Eloy.
Por Ginés J. Vera.
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