Su primer libro, Un
burka por amor, se convirtió en uno de los best sellers de 2007, alcanzando las
42 ediciones, y se llevó a la televisión en una miniserie que siguieron más de
cuatro millones de espectadores. Tanto esta como sus posteriores publicaciones,
Amor cruel y La rosa escondida, han sido traducidas a varios idiomas y
confirmándola como una de las autoras más importantes del momento. Tuve la suerte no solo de conocerla y entrevistarla sino de actuar como moderador en la presentación de su novela en Valencia. Agradecido a ella y a la editorial, os dejo la entrevista a la espera de vuestros comentarios.
Tras el éxito arrollador de su primera novela Un burka por amor, llevada luego a la pequeña pantalla, y el de sus novelas posteriores, ¿cómo encaró la creación de esta nueva novela?, ¿a qué cree que se debe esta notable aceptación entre los lectores?
Eso habría que preguntárselo a los lectores, que son los que deciden si una novela tiene o no aceptación. Son ellos los que convierten en best seller un libro, no somos ni los autores ni las editoriales. Por eso cuando me preguntan cuáles son las claves para escribir un best seller yo siempre contesto lo mismo: “si yo lo supiera, escribiría un best seller todos los años y serían los bancos los que editaran los libros y no las editoriales”. Ese poder lo tienen los lectores.
Yo siempre encaro la creación de una nueva novela, primero con ilusión y pasión por contar una nueva historia y sin la presión que algunos presuponen que debo tener porque mi primer libro, Un burka por amor, llegara a más de un millón de lectores, se tradujera a varios idiomas y se realizara una adaptación audiovisual. Cada historia es diferente, te emociona por motivos distintos y no deja de ser una aventura a la que te lanzas sin red. Y eso es lo bonito de todo esto.
Los fantasmas del
pasado tienen mucho que ver con Laia, la protagonista, ¿cree que el destino nos
predetermina de alguna manera, que por mucho que queramos ocultar nuestro
pasado tarde o temprano tiende a salir a la luz?
El pasado es algo que no podemos cambiar por mucho que
queramos. Está ahí y negarlo es auto engañarse. Somos lo que somos por nuestro
pasado. Como dice uno de los personajes de Besos de Arena, el pasado es como el
vientre de una madre: nunca podrás olvidar de donde has salido, te guste o no,
nunca podrás cambiarlo, es tan irrevocable como la muerte. El pasado es nuestra
particular fábrica de sentimientos. Otra cosa es que algunos intenten
disfrazarlo, manipularlo o tergiversarlo, pero eso no logrará cambiarlo.
¿De dónde surgió la
idea de escribir esta novela?, tengo entendido que fue a partir de un documento
fechado en 2007.
Tenía ganas de recuperar la vida y la historia de la que
fue la última colonia española en tierras africanas, el llamado Sahara español,
y la historia de Besos de Arena me pareció perfecta para poder hacerlo. El
libro está situado en tres escenarios distintos: la España actual, la ciudad
española en el Sahara, Villa Cisneros (la actual ciudad de Dajla) y los
campamentos de refugiados de Tinduf, exactamente en el campamento de Dajla. Es
cierto que un compañero me enseñó una cédula de liberación, mejor dicho dos,
alguna de ellas incluso llegó a publicarse en un diario: una fechada el 29 de
septiembre de 2005 y otro documento administrativo de un Tribunal de Tinduf
formalizando la liberación de dos esclavas y de su descendencia. Me llamó tanto
la atención que en nuestros días todavía exista este tipo de esclavitud,
vinculado más bien a una vinculación de propiedad de una persona sobre otra,
que me pareció perfecto para completar la historia de Besos de Arena. Sorprende
que en pleno siglo 21 la existencia de esclavos, pero la realidad habla de 27
millones de esclavos en todo el mundo, y en España esa cifra se sitúa en los
50.000 personas que viven una situación de esclavitud, sobre todo sexual y
laboral. Debería darnos que pensar.
Además de la parte
romántica, en Besos de arena también encontramos una historia cruda, a modo de
denuncia social, acerca de una realidad que persiste al otro lado del Estrecho.
No creo que haya una parte romántica propiamente dicha, ni
otra parte de aventura ni otra parte histórica. Creo que hay una historia
completa, como la propia vida, y en la vida va todo de la mano, es como un
contenedor donde se van recogiendo distintas facetas. Besos de Arena es la
historia de dos historias de amor que se entrecruzan en un mismo escenario, el
Sáhara, pero 40 años después, y en esos 40 años el mundo ha girado su historia,
su política, su estamento social…. En definitiva, la novela no deja de ser un
baile entre personajes del pasado y del presente, y durante ese baile lo que
sucede es la vida.
A menudo los
personajes están inspirados en personas reales, creo que es así en el caso de
Mayka, la abogada.
Todos los
personajes de Besos de Arena están inspirados en una o en varias personas
reales. La propia Laia es un personaje de ficción pero hay muchas Laias, incluso en España se han
encontrado niñas saharauis que han asegurado ser esclavas en su tierra y estar
privadas de la libertad que se presupone debe tener. Cada uno de los personajes
tiene una razón de ser y de decir en esta novela. Mayka, la abogada y activista
que mueve los hilos para poder rescatar a Laia, también está inspirada en una
abogada española que lógicamente se llama de otra manera, pero te puedo decir
que es igual de pelirroja y sus ojos son igual de azules que la Mayka de Besos
de Arena. Otros personajes como Brahim, Karim el Negro, Luis, Julio, Ahmed, la
estupenda Maima, Carlos o Germán,
también están basados en personas de carne y hueso, muchos de ellos con
un contenedor de personajes que he tenido la suerte de poder conocer o de los
que me han hablado. Es una novela muy coral, hay una gran riqueza de
personajes.
¿Está de acuerdo
con la frase: hay cosas que ni el tiempo borra ni la arena del desierto
entierra?
Una frase parecida aparece en la novela. Creo que los
secretos no se pueden esconder para siempre. Es imposible. Pueden pasar 40
años, como en la historia de Besos de Arena, hasta que el destino, la vida, la
suerte, el azar o el sirocco saque a
la superficie lo que creíamos que habíamos enterrado para que nadie lo
descubriera. Hay dos frases en la novela que dicen mucho sobre esto: una, que
no resulta fácil gobernar los secretos y mucho menos sopesar la respuesta de
quien lo descubren, y la segunda dice que las personas que creemos buenas son
las que guardan peores secretos. Y Besos de Arena es buena prueba de ello.
Un pensamiento de
Besos de arena como: ‘es sencillo conformarse con lo que se tiene cuando no se
sabe lo que se está perdiendo’, puede ser válido para muchas facetas de nuestra
vida.
Por supuesto. Tú no puedes echar de menos lo que no conoces,
y eso le pasa a muchas personas que, debido a las circunstancias en las que la
vida les ha colocado, no saben que hay otros mundos, otros derechos, otras
libertades, otras realidades, otros “lujos”, otras manera de vivir…. Y muchos
cuando conocen esa otra realidad, no quieren prescindir de ella. Y es normal,
tienen el mismo derecho de disfrutarlo que otros, aunque algunos intenten
negárselo.
Aventura, amor,
injusticias, secretos,… pero también un canto a la libertad, en mi opinión, que
palpita en Besos de arena, aunque Mayka reflexione sobre ‘porqué la gente lucha
por obtener la libertad si cuando por fin la consigue, se niega a hacer uso de
ella’.
Ese es un pensamiento que tiene Mayka después de vivir
algo con otro de los protagonistas del libro que mejor no desvelamos para que
el lector pueda disfrutar de ello. Pero aunque ese pensamiento aparezca en la
cabeza de Mayka después de una experiencia personal, la verdad es que también
sirve para la historia en la que está involucrada. Es curioso, pero sucede más
de lo que pensamos. Da mucho que pensar.
Las protagonistas
de sus novelas, incluida Laia en Besos de arena, son mujeres; pero las
historias que cuenta, sus dramas, miran por igual a cualquier lector, hombre o
mujer, ¿no es cierto?
Es cierto que en mis cinco novelas las protagonistas han
sido mujeres pero no es algo premeditada. Ha surgido así. Yo busco buenas
historias, historias que emocionen, que conmuevan, que tengan una carga vital
importante y que sean dignas de ser contadas, independientemente de que su
protagonista sea hombre o mujer. De todas maneras, la protagonista femenina no
se entendería, en ninguna de mis novelas, sin la aparición de los protagonistas
masculinos. No se mantendrían en pie, no tendrían recorrido, ni vital ni
narrativo. En Besos de Arena la verdad es que la historia ha quedado mucho más
coral.
Las personas que
creemos buenas, leo, son las que guardan peores secretos. No sé si preguntarle
por el secreto de su siguiente novela o fiarme de la bondad de esta reflexión.
Mejor se fía de la bondad de esa reflexión… aunque no creo
yo que esa frase encierre precisamente bondad,… más bien lo contario. Haga la
prueba, y cuando presente mi próxima novela, (de la que no le puedo contar nada
por si acaso…), hablamos…. Hay otra frase genial, extraída de “Un tranvía
llamado deseo”, que me encanta y que he
utilizado en alguna novela, creo recordar que en La Rosa Escondida: “Siempre he
confiado en la bondad de los desconocidos”. Y si también hace la prueba, verá
como es cierto. Es la vida.
Muchas gracias y mucha suerte, Reyes.
Por Ginés J. Vera.
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