Entrevisto a Lara
Moreno, escritora sevillana, poeta y autora de los libros de relatos Casi todas
las tijeras y Cuatro veces fuego. Elegida Nuevo Talento de Literatura FNAC
2013, presenta su primera novela Por si
se va la luz, una obra narrada como un viaje intimista, lleno de
pensamientos, donde una pareja decide romper con su manera de vida llena de
necesidades materiales.
La historia está contada a varias voces,
como en pequeñas dosis, a modo de esas cajas de tesoros que guardaba Nadia.
A mí no me
parecieron tan pequeñas, pero a posteriori tal vez si, veo que son capítulos
cortos, la historia avanza lineal a través de historias. Me plantee hacer la
novela coral y posiblemente por eso, por ese camino mío de relatos, que es de donde
venia, me planteé hacer un poco que, estéticamente por lo menos, funcionasen de
forma independiente aunque la historia es lineal. Me resultaba más fácil
empezar y terminar una y otra vez.
Tras varios libros de relatos,
microrrelatos y poemarios, esta es su primera novela ¿cuál ha sido su evolución
creativa y de dónde surge la necesidad de esta novela?
Supongo que era
algo que llevaba ahí, yo siempre he leído novela, el ochenta por cien de lo que
leo es prosa y entre la prosa, novela más que relato. Cuando hace muchísimos años
empecé a convertir mis textos verboirréicos que no eran nada, que no estaban en
ningún genero, los convertir en relatos; me enfrente a la construcción de un
personaje, a escribir relatos. Me han dado muchas satisfacciones creativamente
hablando y creo que me lo seguirá dando. La disciplina que requiere la novela
no tiene nada que ver con nada. Llego un momento en que me dije: vamos a hacer
otra cosa, y aquí está.
Me pregunto hasta dónde renunciar es renunciar
en esta novela –«Renunciar es renunciar», dice uno de los personajes– y no una huida.
Renunciar no
siempre tiene la connotación de huida, muchas veces tiene la connotación de todo
lo contrario, de ‘aquí me quedo’, pero en este caso esto una huida en toda
regla; es una huida un poco contra la historia, porque huyen a un sitio de donde
casi no pueden salir, no es una huida hacia delante, es una huida con un muro
ahí con el que se chocan. Respecto a su situación personal también es una huida,
ya que en este caso huyen una pareja y se llevan todas sus mochilas de dudas
paranoias, desazones e interioridades, y además están solos frente a nada. Es
la historia de una huida.
«Necesito
que me comprendan y sobre todo –afirma
Nadia–, necesito que me hablen».
Es que Nadia
es un personaje un poco conflictivo, a lo mejor, por lo que estoy notando sobre
todo; no lo pensaba cuando lo escribía, pero es lo que voy notando por el feedback. Tiene una especie de crisis
perpetua de identidad, no sabe nunca realmente dónde está bien, y es la que se
enfrenta a un conflicto más grande con respecto a la sociedad no como logística
sino como sociedad humana y con respecto a los lazos y motivos. A parte de esta
necesidad que tiene, ha sido una artista plástica, ha dejado un poco de ser,
porque en la ciudad donde vive eso no le sirve para nada y de pronto ha perdido
este reconocimiento. Y además es una persona atada, aunque está constantemente
buscando su liberación interna, pero está atada siempre a lo emocional, a su
pareja, a su familia…, tiene mucha responsabilidad, y mucha culpabilidad.
¿No hay alter ego con su personaje, con
Nadia, entonces?
No. Hice un
poco a este personaje dando la vuelta a ciertas cosas respecto a mí, no quería
meterme en Nadia no más que en los demás personajes.
Rescato esta frase en el texto: «Romper con
las reglas de tiempo y la propiedad es
la antítesis del tiempo moderno».
Creo que sí,
estamos en ‘esta’ civilización en concreto; moderna, entre muchas comillas;
estamos en un aluvión de necesidades, de cosas que nos pertenecen, de muchos
deberes que también nos pertenecen, muchas domiciliaciones bancarias de
muchísimas cosas que nos dejan poco tiempo. El tiempo está completamente
fragmentado y cada vez más, y ya con el Smartphone, soy la primera en usa constantemente,
es el sumun; no hay segundo vacio.
No sé si hablar de la estética de texto, aludiendo
a Nadia, o de la poética, este mismo año
ha publicado también un poemario.
Yo tampoco, está
muy mezclado, depende. El concepto de estética tiene como muchos matices
distintos según donde lo pongas, pero la estética tiene que ver con la forma, y
yo la verdad es que estéticamente he trabajado bastante el texto y no solo el
texto sino el contexto, Limar todo, el clima rural, el pueblo, enfrentarlos a
la luz, al sol, a la ausencia de lluvia, a las rocas, a la tierra, es muy
estético.
Nadia, como artista, afirma: «Sin la
delicadeza destructiva del arte apenas puedo respirar.»
Viene de esta
raíz que tiene Nadia y donde ella ha proyectado, sus movimientos personales más
fuertes; se ha agarrado durante mucho tiempo a algo tan frágil como al arte, y no
solamente frágil por su maquinaria, y por cómo funciona el arte, por lo difícil
que resulta vivir del arte, tanto de la literatura, la música, etc, sino
también por lo frágil que se encuentra uno respecto al arte. Ella ha
simplificado su vida muchísimo en ese aspecto y asomarse de nuevo al arte no
solo como el arte, porque ahora no hay límite, ella está al margen, es un poco
volver a ella misma, a lo que ella es.
De la literatura a la música, me preguntaba
¿cuál sería la banda sonora de Por si se
va la luz?
Estoy pensando
en la música que escuche mientras la escribía, que fue mucha; por supuesto Radiohead
que aparece en el libro, también Lhasa de Sela y Toni Bravo.
Muchas gracias y mucha suerte, Lara.
Por Ginés J. Vera.
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