Esta semana os traigo una entrevista especial. Nada de hoteles o lugares emblemáticos de Valencia. Pedro Feijoo me concede esta entrevista y yo encantado de que sea informal, desenfadada, no hay más que echarle un ojo a las preguntas y a las respuestas. De Pedro Feijoo voy a decir lo justo, más que nada porque siempre es lo mimo, buscar algo en internet y pegarlo en el encabezado. Seguro que Pedro prefiere que diga algo directo y sencillo, que de más importancia a su desternillante novela, ‘Morena, peligrosa y románica’ (Versatil, 2015). Por tanto, al lio. Pedro Feijoo es gallego, de Vigo, excepto cuando reflexiona sobre temas trascendentales es escritor a tiempo completo. También es licenciado en Filología y Literatura Gallega, si bien lo cierto es que nunca ha ejercido como tal. Ha recibido premios literarios por sus libros, aunque ya me he alargado bastante; vayamos a la entrevista.
A grandes rasgos y para alguien que le dé
la vuelta al libro en una librería, tras leerse la sinopsis, decir que en ‘Morena,
peligrosa y románica’ los personajes deciden pegar el palo definitivo para
salir de su patética situación vital, ahora bien, ¿también es un guiño a la
realidad en la que vivimos?, sin hacer apología del delito, claro está.
La situación
actual es, por pura definición, la viva y latente apología del delito. Por
todas partes. ¿O acaso es otra cosa lo que defiende en su práctica este
gobiernucho que nos está tocando tragar? Porque oiga, si lo que pretendían era
poner en valor otros principios, digamos más elevados, ¡alguien debería
decirles que les ha salido el tiro por la culata! Bárcenas es delito. La Ley de
Seguridad Ciudadana es en sí misma un atentado a la libertad del individuo. La
política cultural de este gobierno es pura miseria. Los recortes en sanidad son
una indecencia. Cada desalojo es una auténtica abominación. Y lo peor es que
podría seguir dando ejemplos de apología del delito...
En esta novela hay amor, ese que mueve el
mundo -y muchas novelas, románticas o no-, pero aquí ¿cómo lo hace, estirando o
empujando?
Bueno,
digamos que, en esta novela, esa cosa extraña que es el amor (y que con tanta
facilidad se suele confundir con un resfriado) sirve como piedra de toque. Es
el elemento que hará que la maravillosa progresión descendente que llevan todos
y cada uno de los personajes cambie por fin de trayectoria, pasando de acabar
alegremente despeñados barranco abajo a abrirse ante ellos una pequeña
esperanza. El amor es, en esta novela, una puerta abierta. A una vida mejor, o
tal vez a la comisaria de guardia más cercana. Lo que suceda primero...
¿Podríamos decir que ‘Morena, peligrosa y
románica’ es una comedia negra que la escribió pasándoselo bien para que los
lectores se lo pasen igual de bien o más leyéndola?
Pues sí,
podemos decirlo. Eso y muchas cosas más... Hasta que el ministro del interior
diga lo contrario, por supuesto. Es cierto que bajo la narración existe otro
discurso, una voz que denuncia esta situación tan lamentable que a nuestra
sociedad le está tocando vivir. Pero vaya, que ante todo lo primero que busco
siempre es justamente eso: el entretenimiento del lector. Y, en este caso,
además, el descacharramiento hilarado del respetable.
Desde el monumento a Colón il
Vecchio le dice a Jordi Panerola: ‘No somos más que hormigas luchando por
no ser devoradas por el propio mundo’, aunque luego lo mejora: ‘…hoy vivir es
un lujo. Y sobrevivir una heroicidad’. ¿Vivimos por encima de nuestras
posibilidades como héroes o como hormigas realmente?
Ni muchísimo menos. Hablan de vivir por encima de nuestras
posibilidades porque, tal y como nos han tratado, han acabado convirtiendo
cuestiones como el trabajo o la vivienda digna, que en principio eran derechos,
en verdaderos lujos. Y ahí está la heroicidad, en seguir comportándonos como
hombres frente a quienes nos tratan como hormigas. Maldita sea, si por lo menos
fuésemos hormigas rojas...
Me preguntaba cómo ven los gallegos a los
catalanes estando tan de moda las películas de apellidos y tópicos
regionalistas... No todos los gallegos, no nos cabrían en esta entrevista.
Lamentablemente,
la mayoría de los gallegos, al igual que la gran mayoría de los españoles, ven
a los catalanes a través de los ojos de los medios de comunicación que este
país de charanga y pandereta tiene. Lo cual, todo hay que decirlo, no son las
mejores gafas con las que analizar esta situación. Bueno, ni esta ni ninguna...
Para compensar, hay otro grupo de gallegos que prefieren ver la cuestión
catalana valiéndose del prisma que ofrece el poderoso orujo del país, que,
además de calentarte el cuerpo, hace que lo veas todo doble. Así no se nos
escapa ningún detalle...
Y puestos a ver, ¿cómo ve el padre de la
criatura a Dante Odeón y a Virgilio, en tres carcajadas de fotomatón… Ya los
nombres dan mucho juego.
Para eso,
debería usted hablar con el butanero. Mientras él no llega, le diré que yo los
veo como dos héroes, producto de este tiempo que nos rodea. Al mal tiempo,
paraguas y gabardinas, y eso es lo que hacen Dante y Virgilio, buscarse la vida
por salir adelante en este viaje. Como todos, vamos. Por lo demás, lo cierto es
que yo también los veo dos veces. Pero eso es porque acabo de comer. Con orujo.
Tras el IVA cultural -que de risa, poco-
que haya más novelas serias, violentas, sesudas y soporíferas y tan pocas como
‘Morena, peligrosa y románica’ ¿es una conspiración desde el Ministerio de
Cultura?
Pues la
verdad es que no lo había visto así pero, con un ministro de cultura tan
“creativo” como el que hasta hace poco hemos tenido que soportar, pues tampoco
me extrañaría demasiado... Ahora bien, lo cierto es que sea por la razón que
sea, tampoco deja de sorprenderme esta carencia cómica. En estos tiempos, y
visto el precio al que últimamente va el kilo de risas, una sonrisa bien vale
su peso en oro, así que no entiendo cómo es que no la consumismos más... ¡Es
mucho más sana que un plato de judías, deja un regusto mucho mejor en la boca,
y encima no hace que te tires pedos después!
Ha recibido varios premios por sus novelas,
¿es la parte más seria del oficio? ¿Cree que el jurado valoró el ingenio, la
ironía o el juego de palabras, el dominio de la lengua…, (guiños)?
Creo que los
jurados se drogan. Mucho.
Se me ha ocurrido algo mientras leía su
novela, a ver qué le parece: Un grupo de catalanes quieren pegar un palo y robar
el botafumeiro de Santiago; dos preguntas a) ¿le gustaría novelar esta historia
conmigo? y b) ¿qué título le podríamos?
Me
encantaría. De hecho, y tal y cómo se van desarrollando los acontecimientos,
pueden pasar dos cosas: La primera, que, si usted no se apura, sea yo quien se
apropie de la idea para una segunda parte (¿qué le parecería algo así como
“Grelos y butifarras. El procès strikes back”?). Y la segunda (y más probable),
que si ambos no nos apuramos, tal vez para cuando nos pongamos manos a la obra
la idea ya no tenga nada de original: si un electricista cualquiera puede salir
por la puerta del Museo Catedralicio con el Códice Calixtino bajo el brazo, ¿por
qué no pasar a algo más gordo? Al fin y al cabo, ya lo decía aquel sabio
gallego que era Isaac Diaz-Pardo, fundador de Sargadelos: “Galicia, qué bello
país... ¡pero qué carallo de gente!”
Muchas gracias y mucha suerte, Pedro.
Por Ginés J. Vera
Foto: Cortesía de Ediciones Versátil.
Otro autor con el que no me he estrenado. Me llamaba más su anterior libro pero ahora me has dejado con ganas de éste. Me apetece algo de humor, más bien necesito algo de humor.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margari. Necesitamos más humor, sobre todo estos días, no solo por las navidades, si enchufas el televisor sabrás a qué me refiero. Te gustará esta novela, seguro. Un saludo y gracias.
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