Para los que somos asiduos de las
canciones de Joaquín Sabina es ineludible evocar alguna estrofa de una de sus
canciones al tocar esta novela de Irene Villa. Con el prólogo de ‘Nunca es
demasiado tarde, princesa’ nos damos cuenta de que también la autora es de los nuestros,
de los de Sabina –aunque también amplíe la banda sonora con otros grupos y
temas, por cierto–. Que la casualidad con el título no lo es tanto; al revés,
Irene Villa nos advierte que ‘nunca es tarde para dejar que lo negativo salga
de nuestra vida y quede atrás’. Así, tal cual, parece más fácil de decir que de
llevar a la práctica. Quienes sepan un poco sobre su trayectoria, la de Villa,
o se acerquen a la biografía de contraportada, coincidirán conmigo en que pocas
personas como ella para hablar sobre el tema. Con todo, ‘Nunca es demasiado tarde,
princesa’ es una historia ficcionada que puede pasar como real, o tan real que
parece pasar como inventada.
Villa va haciendo discurrir una
serie de personajes que un buen día sufren el revés del destino y tienen que
hacer valer la fuerza del título de esta novela. A ratos me evocó la obra
‘Vidas cruzadas’ de Robert Altman, el protagonismo colectivo, en tanto los
personajes tienen puntos en común, se van encadenando hasta que como gran
colofón parecen abrazarse metafóricamente en el final de la gran historia de
sus vidas, de la historia fotografiada en cada capítulo. Porque, como en la
vida real, la historia personal se cuenta hacia atrás, con recuerdos, pero se
vive hacia delante, y a los personajes de ‘Nunca es demasiado tarde, princesa’ les queda
mucha historia por vivir y por contar.
Las segundas oportunidades
existen, no siempre están ahí, a la vista, no siempre nos las concede el mismo
destino, karma, providencia o deidad que a menudo llegamos a responsabilizar de
que hayamos fallado en la primera; a veces la segunda oportunidad pasa por
nosotros mismos, al menos eso es lo que he querido leer en esta gran historia
de Irene Villa, ese ‘nunca es demasiado tarde’ para princesas, príncipes y
gente de a pie.
Irene Villa (Madrid, 1978) es
licenciada en Comunicación Audiovisual, Humanidades y Psicología. Un día la banda terrorista ETA puso una bomba en el coche
de su madre y ambas sufrieron amputaciones. Desde ese momento, supo que su vida
iba a estar orientada a ayudar a quienes, como ella, tuvieran que superar
cualquier barrera.
En la actualidad
trabaja como escritora, conferenciante, periodista de opinión en prensa, radio
y televisión y transmisora de valores en institutos y congresos. Colabora con
numerosas organizaciones que defienden la libertad, la paz y los derechos de
los más desfavorecidos.
Desde 2007 integra el
Equipo de Competición de Esquí Alpino Adaptado de la Fundación También y ha
conseguido varias medallas de oro y la Copa de España 2011. Le han concedido
diversos galardones, como el Premio a la Ejemplaridad 1991 del Club Rotario
Madrid-Puerta de Hierro, el Premio Niños de Europa de manos de Lady Di
(Londres, 1992), el Garbanzo de Plata 2000 por su valor y coraje, el Joya de
Madrid 2001 como ejemplo de paz y de convivencia, la Medalla de ANDE 1998, el
Premio Nacional Valores Educativos Colegio Mayor San Pablo 2002, Micrófono de
Plata por su libro Saber que se puede en 2005, Premio Isabel Ferrer 2007, Gran
Cruz al Mérito Humanitario y Premio Fundación Miguel Ángel Blanco a la
convivencia en 2008. En 1992 fue nominada para el Premio Príncipe de Asturias
de la Concordia y para los Premios de la Victoria (Washington).
‘Nunca es demasiado tarde, princesa’, de
Irene Villa.
Espasa editorial. ISBN
9788467039610
Una mujer admirable. Y desde luego un libro que tengo que leer. Una de mis canciones favoritas de Sabina... Bueno, tengo tantas favoritas de este autor...
ResponderEliminarBesotes!!!
No te exagero nada si te digo que me lo leí en un día, es de lectura ágil y de esos que dejan poso. Un saludo.
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