lunes, 5 de septiembre de 2016

Victor Amela: «Me até el pañuelo a la cabeza, cogí el trabuco y la pluma y escribí la novela».



Esta semana comparto la entrevista que me concedió antes del verano el escritor Víctor Amela. Su novela ‘La filla del capità Groc’ obtuvo el premio Ramón Llull de novela de este año. ‘La hija del capitán Groc’ (Planeta, 2016) en una historia sobre unos personajes reales que vivieron en una región conocida como el Maestrazgo que he visitado en varias ocasiones. Así se lo comenté al autor que, como se aprecia en la entrevista, estuvo encantado de contarme detalles sobre esta novela. Personalmente encontré muy simpático el que viajase durante la promoción de su novela con unos cuantos fósiles, tal como se ve en la fotografía.


Basada en personajes reales, dos fundamentales: Pep lo Bo y aquel testarudo forcallano apodado el Groc, ‘La hija del capitán Groc’ ¿es una novela de recuerdos?

   Ciertamente, el personaje digamos que tira de la novela, de la historia, es el capitán Groc, el título de la novela quiere vincular a este personaje histórico del Capitán Groc que era un guerrillero para unos y un bandolero para otros con su hija primogénita que tenía 14 años por eso genera unas relaciones de complicidad muy tiernas, muy bonitas, muy literarias, pero es verdad que detrás de estos personajes pero es verdad que detrás de estos dos personajes hay otro personaje para mi muy entrañable y muy querido que de alguna forma es mi propia mirada que de alguna manera es el testigo de los sucesos que es Pep lo Bo.
   Pep lo Bo es un hombre también real es como llamaban a mi bisabuelo yo lo supe porque un día en casa de mis padres le pregunté a mis padres sobre un retrato que había en una pared un daguerrotipo así medio borroso una foto primitiva en la que se veía a un señor con la cabeza redondita con un pañuelo aragonés anudado sobre la oreja con un aspecto bueno, de labrador tranquilo y mi padre me dijo que no sabía nada de su abuelo que era ese personaje que era el padre de mi padre y cuando insistí me contó que lo único que sabía era que había nacido y muerto en Forcall, que había tenido diez hijos y que el último había sido su propio padre, es decir, mi abuelo. Y me dijo: «Ah sí, y otra cosa, le llamaban Pep lo Bo».
   A mí es que esto me excitó la imaginación de esto hace ya casi treinta años para saber más acerca de Pep lo Bo, por qué le llamaban Pep lo Bo, quien era y cuando descubrí mirando las partidas de bautismo que era coetáneo del Groc, personaje histórico, aunque de la edad de la hija del Groc, empezó a surgir la novela en mi ánimo porque imaginé a ese jovencito enamorándose de la hija del Groc, implicándose en la guerra del Groc hasta cierto punto que se explica en la novela.

Creo que esa foto de su abuelo se perdió en un incendio.

Es verdad, eso lo cuento en el epílogo de la novela que ya no es novela casi te diría que es memorias personales porque efectivamente en los años 80, en el 89 concretamente en el piso en el que yo vivía con mis padres que era un ático con sobreático en este sobreático hubo un incendio en el que se quemó absolutamente todo se quemaron cosas más o menos valiosas pero de entre todo lo que se quemó lo único que me dolió realmente y para mí ya fue una señal fue ese retrato que era de algún modo en mi inconsciente el único vínculo material que yo tenía con mis ancestros, con mis antepasados, con mis raíces, con mis orígenes con donde yo venía, tenía eso y lo había perdido. 
   Yo creo que de alguna manera esa pérdida ha acabado obligándome a reconstruir la figura de ese personaje, de mi bisabuelo, a través de la guerra del Groc, a través de la vida del Forcall del siglo XIX como para reconciliarme de alguna manera con mis orígenes, con ese pasado que llegué a vislumbrar en mis veranos de niño en el Forcall que era un Forcall que seguro era parecido al Forcall de mediados del siglo XIX, de manera que yo tenía dentro de mí ese tesoro, esas vivencias sensoriales y nació esa necesidad de conocerme un poquito mejor a mí mismo y a mis antepasados y a homenajearlos de algún modo. Y creo que de alguna manera la hija del capitán Groc es un homenaje  a la gente del Forcall en general y en particular a mi bisabuelo. Yo estoy convencido de que Pep lo Bo allá arriba donde esté está muy contento de que me haya ocupado de él de que haya escrito esta novela y está ayudándome.

Hay obstinación y tenacidad en la vida del Groc como vemos en esta novela, también la hay, imagino, al escribir un libro sobre un héroe local del Maestrazgo, poco conocido, en el siglo XIX. ‘Quien no arriesga no gana’, le dice el Groc a Pitarch colándose en Morella al tiempo que le recuerda la hazaña de Pablo Alió y Ramón Orgué en 1838 cuando estos tomaron el castillo morellano para el general Cabrera.

Bueno, gracias por la comparación ya me gustaría a mí ser tan arriscado tan valiente tan corajudo como era el Groc, yo siempre digo que no, que yo hubiera sido un cobarde y probablemente yo me hubiera acogido a indulto o hubiera pactado con las autoridades liberales y me hubiera retirado tranquilamente a vivir en paz sin jugarme la piel, la verdad es que no soy valiente pero en Groc si, el Groc era valiente hasta casi la irracionalidad, hasta la irresponsabilidad total hasta la muerte, hasta jugarse la propia vida. Por eso en esa escena le dice a su fiel compañero Pitarch que le acompaña hasta el último minuto de su vida vamos a entrar en Morella, y es la heroicidad de los dos aquella noche de invierno con una escalerita apoyada en las murallas del castillo lo tomaron suena a una cosa imposible, inverosímil, pero lo hicieron, me ha gustado recordar esa gesta y poner al Groc en una situación parecida, fabulada porque yo no tengo constancia del Groc quisiera rescatar del castillo de Morella a su esposa a su hija ni a nadie pero bueno, me venía bien para describir Morella, para contar un poco la atmósfera en ese momento como la gente tenía una psicología en la que se lo jugaba y haciendo un paralelismo sí que es verdad que yo en un momento dado cuando estaba a punto de escribir la novela pensé: Vamos a ver, ¿a quién le va a interesar una historia sobre un héroe pequeñín que lo conocen solo cuatro familias del Forcall, ultralocal, qué interés va a tener esto para la generalidad de los lectores? Pêro al final pensando que todos los héroes literarios eran héroes pequeñitos que alguien se atrevió a convertirlos en personajes de literatura desde Homero con Ulises y no es que yo quiera compararme con Homero por supuesto pero me animé y no conoceríamos a esos héroes si nadie se hubiera atrevido a contarlo por escrito y eso es lo que los universaliza y me dije y por qué no voy  a hacerlo yo con el Groc que tengo los datos que tengo los elementos tengo la sensación tengo las emociones venga atrévete y un poco como el Groc, me até el pañuelo a la cabeza, cogí el trabuco y la pluma y escribí la novela.

Victor Amela (Barcelona, 1960), es novelista y periodista. Decano de la crítica televisiva en la prensa, la ejerce desde hace treinta años en ‘La Vanguardia’, donde es el cocreador de la sección «La contra» (1998), donde ha publicado 2.100 entrevistas, estimulado por una curiosidad ilimitada. Es también autor de las novelas ‘El càtar imperfecte’ (2013) y ‘Amor contra Roma’ (2014) y ‘La hija del capitán Groc’ (Planeta, 2016) por la que ha sido galardonado con el premio Ramón Llull de novela.

2 comentarios:

  1. Pues tengo que reconocer que no conocía al autor y tampoco me había fijado en esta novela, aunque últimamente intento no ir mucho a las librerías, que hay demasiadas tentaciones y no se puede... Pero me apunto este libro, que pinta bastante bien. Y me ha caído bien su autor.
    Besotes!!!

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    1. No me hables de tentaciones. Quedé el otro día con una persona en una gran vía de Valencia; habíamos dicho de quedar en un bar, que si aquí, que si allá. Total, en la puerta de una librería. Una especie de mesa con libros a un euro, minutos de espera, un libro de Pilar Pedraza... Total, que lo compré. Asi que, sí, hay tentaciones que uno no sabe ignorar. Gracias y un saludo.

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