Esta semana comparto la
entrevista que me concedió antes del verano el escritor Víctor Amela. Su novela
‘La filla del capità Groc’ obtuvo el premio Ramón Llull de novela de este año. ‘La
hija del capitán Groc’ (Planeta, 2016) en una historia sobre unos personajes reales
que vivieron en una región conocida como el Maestrazgo que he visitado en
varias ocasiones. Así se lo comenté al autor que, como se aprecia en la
entrevista, estuvo encantado de contarme detalles sobre esta novela.
Personalmente encontré muy simpático el que viajase durante la promoción de su
novela con unos cuantos fósiles, tal como se ve en la fotografía.
Basada en personajes reales, dos
fundamentales: Pep lo Bo y aquel testarudo forcallano apodado el Groc, ‘La hija
del capitán Groc’ ¿es una novela de recuerdos?
Ciertamente, el personaje digamos
que tira de la novela, de la historia, es el capitán Groc, el título de la
novela quiere vincular a este personaje histórico del Capitán Groc que era un
guerrillero para unos y un bandolero para otros con su hija primogénita que
tenía 14 años por eso genera unas relaciones de complicidad muy tiernas, muy
bonitas, muy literarias, pero es verdad que detrás de estos personajes pero es
verdad que detrás de estos dos personajes hay otro personaje para mi muy
entrañable y muy querido que de alguna forma es mi propia mirada que de alguna
manera es el testigo de los sucesos que es Pep lo Bo.
Pep lo Bo es un hombre también
real es como llamaban a mi bisabuelo yo lo supe porque un día en casa de mis
padres le pregunté a mis padres sobre un retrato que había en una pared un
daguerrotipo así medio borroso una foto primitiva en la que se veía a un señor
con la cabeza redondita con un pañuelo aragonés anudado sobre la oreja con un
aspecto bueno, de labrador tranquilo y mi padre me dijo que no sabía nada de su
abuelo que era ese personaje que era el padre de mi padre y cuando insistí me
contó que lo único que sabía era que había nacido y muerto en Forcall, que
había tenido diez hijos y que el último había sido su propio padre, es decir,
mi abuelo. Y me dijo: «Ah sí, y otra cosa, le llamaban Pep lo Bo».
A mí es que esto me excitó la
imaginación de esto hace ya casi treinta años para saber más acerca de Pep lo
Bo, por qué le llamaban Pep lo Bo, quien era y cuando descubrí mirando las
partidas de bautismo que era coetáneo del Groc, personaje histórico, aunque de
la edad de la hija del Groc, empezó a surgir la novela en mi ánimo porque
imaginé a ese jovencito enamorándose de la hija del Groc, implicándose en la
guerra del Groc hasta cierto punto que se explica en la novela.
Creo que esa foto de su abuelo se
perdió en un incendio.
Es verdad, eso lo cuento en el
epílogo de la novela que ya no es novela casi te diría que es memorias
personales porque efectivamente en los años 80, en el 89 concretamente en el
piso en el que yo vivía con mis padres que era un ático con sobreático en este
sobreático hubo un incendio en el que se quemó absolutamente todo se quemaron
cosas más o menos valiosas pero de entre todo lo que se quemó lo único que me
dolió realmente y para mí ya fue una señal fue ese retrato que era de algún
modo en mi inconsciente el único vínculo material que yo tenía con mis ancestros,
con mis antepasados, con mis raíces, con mis orígenes con donde yo venía, tenía
eso y lo había perdido.
Yo creo que de alguna manera esa pérdida ha acabado obligándome
a reconstruir la figura de ese personaje, de mi bisabuelo, a través de la
guerra del Groc, a través de la vida del Forcall del siglo XIX como para
reconciliarme de alguna manera con mis orígenes, con ese pasado que llegué a
vislumbrar en mis veranos de niño en el Forcall que era un Forcall que seguro
era parecido al Forcall de mediados del siglo XIX, de manera que yo tenía
dentro de mí ese tesoro, esas vivencias sensoriales y nació esa necesidad de
conocerme un poquito mejor a mí mismo y a mis antepasados y a homenajearlos de
algún modo. Y creo que de alguna manera la hija del capitán Groc es un homenaje
a la gente del Forcall en general y en
particular a mi bisabuelo. Yo estoy convencido de que Pep lo Bo allá arriba
donde esté está muy contento de que me haya ocupado de él de que haya escrito
esta novela y está ayudándome.
Hay obstinación y tenacidad en la
vida del Groc como vemos en esta novela, también la hay, imagino, al escribir
un libro sobre un héroe local del Maestrazgo, poco conocido, en el siglo XIX. ‘Quien
no arriesga no gana’, le dice el Groc a Pitarch colándose en Morella al tiempo
que le recuerda la hazaña de Pablo Alió y Ramón Orgué en 1838 cuando estos
tomaron el castillo morellano para el general Cabrera.
Bueno, gracias por la comparación
ya me gustaría a mí ser tan arriscado tan valiente tan corajudo como era el
Groc, yo siempre digo que no, que yo hubiera sido un cobarde y probablemente yo
me hubiera acogido a indulto o hubiera pactado con las autoridades liberales y
me hubiera retirado tranquilamente a vivir en paz sin jugarme la piel, la
verdad es que no soy valiente pero en Groc si, el Groc era valiente hasta casi
la irracionalidad, hasta la irresponsabilidad total hasta la muerte, hasta
jugarse la propia vida. Por eso en esa escena le dice a su fiel compañero
Pitarch que le acompaña hasta el último minuto de su vida vamos a entrar en
Morella, y es la heroicidad de los dos aquella noche de invierno con una
escalerita apoyada en las murallas del castillo lo tomaron suena a una cosa
imposible, inverosímil, pero lo hicieron, me ha gustado recordar esa gesta y
poner al Groc en una situación parecida, fabulada porque yo no tengo constancia
del Groc quisiera rescatar del castillo de Morella a su esposa a su hija ni a
nadie pero bueno, me venía bien para describir Morella, para contar un poco la
atmósfera en ese momento como la gente tenía una psicología en la que se lo
jugaba y haciendo un paralelismo sí que es verdad que yo en un momento dado
cuando estaba a punto de escribir la novela pensé: Vamos a ver, ¿a quién le va
a interesar una historia sobre un héroe pequeñín que lo conocen solo cuatro
familias del Forcall, ultralocal, qué interés va a tener esto para la
generalidad de los lectores? Pêro al final pensando que todos los héroes literarios
eran héroes pequeñitos que alguien se atrevió a convertirlos en personajes de
literatura desde Homero con Ulises y no es que yo quiera compararme con Homero
por supuesto pero me animé y no conoceríamos a esos héroes si nadie se hubiera
atrevido a contarlo por escrito y eso es lo que los universaliza y me dije y
por qué no voy a hacerlo yo con el Groc
que tengo los datos que tengo los elementos tengo la sensación tengo las
emociones venga atrévete y un poco como el Groc, me até el pañuelo a la cabeza,
cogí el trabuco y la pluma y escribí la novela.
Victor Amela (Barcelona, 1960),
es novelista y periodista. Decano de la crítica televisiva en la prensa, la
ejerce desde hace treinta años en ‘La Vanguardia’, donde es el cocreador de la
sección «La contra» (1998), donde ha publicado 2.100 entrevistas, estimulado
por una curiosidad ilimitada. Es también autor de las novelas ‘El càtar
imperfecte’ (2013) y ‘Amor contra Roma’ (2014) y ‘La hija del capitán Groc’
(Planeta, 2016) por la que ha sido galardonado con el premio Ramón Llull de
novela.
Pues tengo que reconocer que no conocía al autor y tampoco me había fijado en esta novela, aunque últimamente intento no ir mucho a las librerías, que hay demasiadas tentaciones y no se puede... Pero me apunto este libro, que pinta bastante bien. Y me ha caído bien su autor.
ResponderEliminarBesotes!!!
No me hables de tentaciones. Quedé el otro día con una persona en una gran vía de Valencia; habíamos dicho de quedar en un bar, que si aquí, que si allá. Total, en la puerta de una librería. Una especie de mesa con libros a un euro, minutos de espera, un libro de Pilar Pedraza... Total, que lo compré. Asi que, sí, hay tentaciones que uno no sabe ignorar. Gracias y un saludo.
Eliminar