lunes, 18 de noviembre de 2019

Entrevista a Daniel Ruiz


Leí en algún sitio que Daniel Ruiz siente cierto aprecio por la ironía, por las personas irónicas, creo que lo asocia a un rasgo de inteligencia. Ya en ese matiz me ha ganado. No he querido pasar así la oportunidad de lanzarle unas cuantas preguntas, a modo de entrevista, al hilo de su última novela "El calentamiento global". 
De entrada comenta que esta es «un “gran calentón”. Que comienza en mi “gran calentón” como ciudadano, que después se transforma en un “gran calentón” como escritor.» 
Como la novela va de medio ambiente, de riesgos laborales y abunda la ironía (síntoma de inteligencia, subrayo), aquí van las preguntas, las respuestas y dos enlaces más para seguir leyendo a Daniel Ruiz y su calentamiento. 

Uno de los personajes principales ostenta el rimbombante puesto de director de Responsabilidad Social Corporativa y Desarrollo Sostenible de una multinacional petroquímica. ¿En sí no es casi un oxímoron? Esto de la RSC ¿no es una especie de lavado de cara para justificar -o blanquear- actuaciones alegales o éticamente cuestionables? 

   Conozco en profundidad la materia y he de matizar que va por barrios. Hay empresas que sí hacen bien los deberes, que se toman en serio estas cuestiones. Curiosamente, suelen ser empresas procedentes de latitudes nórdicas, donde la conciencia social y medioambiental de las compañías no es una bagatela. Pero otras muchas utilizan la RSC con un fin puramente estético, cosmético: todo se queda en la epidermis buenista del discurso “verde” y sostenible, sin que cuaje en compromisos reales. 

La novela no deja de ser un reflejo cómico, a veces histriónico, una divertida e irónicamente desnuda fotografía de nuestra sociedad. ¿Para escribir sobre el presente sin caer en hiperrrealismos no es mejor hacerlo así, riéndonos de la cruda realidad empleando la ironía al modo a lo atribuido a Jacinto Benavente, aquello de que la ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe? 

   Sin la ironía, lo digo muchas veces, ya estaría muerto. Por otro lado, creo que la ironía es la figura retórica por antonomasia, más incluso que la metáfora. Es casi un ansiolítico natural. Las personas que no manejan la ironía me resultan desgraciadas. En literatura me ocurre un poco igual: los autores sin sentido del humor me aburren. 

Cierta relación sentimental vertebra la novela, esa entre el directivo y la cantante. Esa misma que termina por sacar a la luz una pretérita situación de maltrato. ¿Tocaba en este libro hablar de esta lacra social? ¿Es algo así como una especie de chapapote que nos está intoxicando y gotea en los medios de comunicación como unos hilillos negros hasta que alguien dé un puñetazo sobre la mesa, (perdón por el símil tan macarra)? 

   Me interesaba hablar de las formas sutiles del maltrato, esas que acaban calando en las personas maltratadas hasta destartalarles el carácter y hacerles concebir las relaciones de una forma aberrante. Las relaciones de poder acaban muchas veces derivando en relaciones de maltrato, de dominio perverso, y esto es perceptible en la relación sentimental central del libro. 

Decía Churchill que la actitud es esa pequeña cosa que marca una gran diferencia. Lo leemos en la novela. Salirse de la mediocridad, sobre todo si uno se apellida Valiente como un personaje de su novela. ¿Qué actitud espera de los lectores de esta entrevista antes de que vayan a las librerías a adquirir ‘El calentamiento global’? 

   En una tertulia de señoras mayores a la que acudí para hablar de mi novela anterior, La gran ola, a la hora de hacer su valoración del libro, una señora se mostró enojadísima conmigo. Ella, defendió, leía cada noche para conciliar el sueño, y mi novela le había inquietado tanto que era incapaz de dormir por las noches. Me lo planteaba como un reproche, pero nunca me han lanzado un piropo más hermoso, aunque fuera involuntario. Escribo para que a la gente le cueste dormir. Creo en la literatura como veneno. 

Daniel Ruiz (Sevilla, 1976) es escritor, periodista y especialista en comunicación. Su primera novela, Chatarra, obtuvo el Premio de Novela Corta de la Universidad Politécnica de Madrid y, años después, inspiró un corto cinematográfico preseleccionado para los Oscar en 2006. Le siguieron cinco novelas, que le han valido reconocimientos como el V Premio de Novela Corta Villa de Oria o el Premio Onuba de Novela. Sus obras más recientes son las novelas Todo está bien (2015) y La gran ola (2016, XII Premio Tusquets Editores de Novela), y el conjunto de historias titulado Maleza (2018).

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2 comentarios:

  1. No conocía al autor así que gracias por presentármelo con esta estupenda entrevista. También me ha ganado ya con ese concepto de la ironía. Y su novela trata temas interesantes. Tomo buena nota.
    Besotes!!!

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