Tras
leer este libro, “La Guerra” (Páginas de espuma) de la genial
microrrelatista argentina Ana María Shua, pensé en alguna cita
célebre para acompañar esta reseña. Una de las que más me gustó
fue la del novelista y ensayista francés André Maurois: «En la
conversación, como en la guerra -enunció-, basta resistir un cuarto
de hora más que el adversario. La tenacidad vence sobre la razón,
sobre la Ciencia: reduce al adversario al silencio por medio del
aburrimiento.»
Shua mantiene una conversación con el lector a través de los más de cien microrrelatos que componen “La guerra”.
La tenacidad de la autora, el mayor referente de este género en
nuestro idioma, radica en el uso de los elementos inconfundibles en
su estilo literario. Sus armas son la elipsis, el matiz, lo poético
y ese silencio aunados en una suerte de exploración literaria de las
microficciones para llegar a lo sublime a través de la brevedad.
Los
microrrelatos de “La guerra” vienen en batallones, se disponen en
ordenadas formaciones haciendo desfilar guerreros, armas,
estrategias, campos de batalla, hitos históricos, héroes y
heroínas. Hay nombres propios como Sun Tzu, Lisistrata o el gran Inca Huiracocha; hay escenarios bélicos que se remontan a los celtas o la
Gran Guerra hasta las que aún están por llegar. Leemos acerca de
personas o de animales: perros, elefantes, murciélagos o…
bacterias. Sin olvidar que hay vencedores y vencidos, claro.
Aunque
tras el fragor de la batalla queda mucho más. El amor y la guerra
como un campo de batalla peculiar, esa idealización del patriotismo
o de esos a los que se les ha llamado los señores de la guerra. El
concepto de enemigo se diluye entre la invitación tácita a
reflexionar sobre la condición humana , a cuestionarnos acerca del
heroismo y el oficio de la guerra como invento de la humanidad en
contra de sí misma.
Distintas batallas, puntos de vista, mismos
errores y grandes enseñanzas en textos breves a modo de disparos
incruentos aunque certeros si uno se deja arrastrar por la maestría
literaria de Shua.
Ana
María Shua nació en Buenos Aires en 1951. Sus cuatro libros de
minificciones, género en el que ha obtenido amplio reconocimiento en
el mundo de habla hispana, son La sueñera, Casa de geishas,
Botánica del caos y Temporada de fantasmas (Páginas de Espuma,
2004), incluidos todos ellos en Cazadores de letras (Páginas de
Espuma, 2009), además de Fenómenos de circo (Páginas de Espuma,
2011).
También ha escrito varios libros de cuentos, reunidos en el
volumen Que tengas una vida interesante, y antologados en Contra
tiempo (Páginas de Espuma, 2013). En 1980 ganó con su novela Soy
paciente el premio de la editorial Losada. Sus otras novelas son Los
amores de Laurita, El libro de los recuerdos (Beca Guggenheim), La
muerte como efecto secundario (Premio Club de los Trece y Premio
Municipal de Novela) y El peso de la tentación. También es autora
de poesía, de literatura infantil, con la que ha obtenido premios
nacionales e internacionales, entre ellos el del Banco del Libro en
Venezuela y el White Raven, en Alemania. Sus libros han sido
publicados en Brasil, España, Italia, Francia, Alemania, Corea y
Estados Unidos.
No conocía a la autora. Me atraen estos microrrelatos. Tomo buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
Lo breve si bueno, óptimo. Gracias y un saludo.
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