Esta semana traigo a Maleta
de libros una entrevista de archivo. Llegué a la obra con cierta curiosidad no
solo por la temática –el ajedrez–, también el título me sorprendió ya que uno
de mis libros de relatos se titula ‘El hechizo de la mujer dragón’. Entrevisté así
a Fernando Ortega, autor de El hechizo de Caissa (Viceversa, 2011).
Según el mito, Ares -dios de la guerra- le
regaló un ajedrez a la esquiva Caissa para seducirla, y fue así como ella se
convirtió en la musa del ajedrez.
Aun siendo una historia con
el ajedrez como ‘tablero’ (si se me permite el guiño), es una novela sobre la
iniciación a la vida: sobre los secretos que se esconden detrás de los
silencios que separan a padre e hijo, sobre la rebeldía y la desesperada
búsqueda de identidad en la adolescencia, y sobre los sueños que perseguimos
toda nuestra vida…
Para comenzar preguntarte qué te llevó a elegir este juego tan apasionante y didáctico para
desarrollar la historia y si tuvo algo que ver con tu labor docente.
Quería contar una historia
de búsqueda y aprendizaje y nada mejor que tratar un tema, una disciplina, que
me era familiar y que tiene un enorme potencial literario: pasión por el juego,
sana adicción, proceso de aprendizaje... Efectivamente, soy profesor y eso se
nota en la novela, donde el tema educativo es tan importante como el mismo
ajedrez.
Obviamente también juegas
al ajedrez, pregunta nuevamente obligada: ¿cuándo comenzaste a jugar?
Allá por el año 96 comencé
a jugar torneos y competiciones federadas, aunque ya de niño hice mis pinitos
en entornos familiares.
Es cierto que no es
necesario conocer el ajedrez desde el punto de vista técnico. Me gusta decir
que es una novela para aprender a comprender amar el ajedrez pero no para
aprender a jugarlo. Sin embargo sí es cierto que los ajedrecistas identificarán
situaciones, sentimientos y vivencias en las peripecias de Marcos (el
protagonista) y muchas veces se sorprenderán diciéndose a sí mismos, “vaya,
esto yo también lo hice” o “sí esto yo lo sentí también”. En la novela se
narran dos momentos cronológicos diferentes. Por una parte la historia se narra
en pasado (flash-back), y por otra una partida de torneo narrada en presente.
En ésta pondré voz a los pensamientos internos del ajedrecista.
No sólo por su juego sino
por los valores que transmite o ha transmitido más allá del tablero ¿quién es o ha sido para ti el mejor jugador de
ajedrez?
Mi ídolo siempre ha sido
Mijail Tahl por varias razones. Primero y cronológicamente porque de él fue el
primer libro de ajedrez que leí y el que realmente me empujó hasta el mundo de
la 64 casillas. Segundo, porque es el estilo de juego que admiro. Y tercero por
lo que representa como idea ajedrecística: el juego imaginativo como estilo representativo,
el riesgo y las combinaciones tácticas como forma de entender el ajedrez.
Como jugador de ajedrez me
gustaría saber qué partida o anécdota recuerdas con más cariño.
Sin duda una maravillosa
partida con sacrificio de dama que jugué en el club ONCE, no sólo por la
partida, sino también por un suceso gracioso que ocurrió. Volvía de los
servicios tan ensimismado en los análisis de la partida (acababa de sacrificar
la dama) que no vi la puerta de acceso de cristal y me estampé contra ella. Un
compañero del club dijo: “Vamos Fer, no hace falta que montes el numerito, que
no por eso te va a fichar la ONCE...” Risas de todos los jugadores.
Muchas
gracias y mucha suerte, Fernando.
Fernando Ortega Andrés (Valencia, 1968). Licenciado en Ciencias de
la Actividad Física y el Deporte, trabaja como profesor en diversos institutos
y colegios de enseñanza secundaria. Casado y padre de dos hijos, vive en El
Puig (Valencia). De inequívoca vocación docente, es un defensor a ultranza del
esfuerzo como base del aprendizaje, de la lectura como sustrato de la cultura,
y de la perseverancia como clave para el éxito, valores todos ellos que intenta
plasmar en ‘El hechizo de Caissa’, su primera novela.
Sinopsis
Marcos era sólo un niño cuando
abandonó su país. Él ansiaba tener una madre afectuosa, pero en su lugar fue
adoptado por Roberto, un hombre severo, solitario y envuelto en un halo de
misterio. Fascinado por las partidas de ajedrez que juegan su padre y su
abuelo, Marcos se rebelará ante la negativa de Roberto a enseñarle a jugar y se
volcará en el aprendizaje por su cuenta. Pero lo que en un inicio sólo parece
un juego se convertirá en una obsesión que le hará gozar y sufrir, conocer
lugares y personajes memorables, pagar un precio quizá demasiado elevado e
incluso llegar a descubrir un secreto del pasado…
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